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mercredi 15 avril 2015

San Thuribe obispo. Abogado de la vista.

San Thuribe de Le Mans, obispo 16 de abril.

Era Thuribe, según la leyenda gala, de origen romano, vivió en el siglo II, y fue discípulo de San Juan Evangelista (27 de diciembre y 6 de mayo), quien le envió con San Julián de Le Mans (27 de enero) cuando este fue nombrado obispo de esta ciudad. En la Galia, Thuribe ayudó al santo obispo a extender el Evangelio, y cuando este murió, luego de 47 años de episcopado, le sucedió en la sede. Le costó bastante la evangelización, en varias ocasiones fue perseguido y castigado. Solo con su tesón y los prodigios que obraba, fue reduciendo el paganismo y llevando a los pueblos a la fe de Cristo: Sanó a una noble muy principal, con gran influencia en el pueblo, el cual, al saber la curación de la dama, abrazó a Cristo. En otra ocasión, al convertir a una noble llamada Sabina, su marido, Gaiano, arremetió contra su mujer, encerrándola en casa. Sabiéndolo Thuribe, oró a Dios y Gaiano quedó mudo y ciego. Este, desesperado, pidió a su mujer que el santo le sanara, prometiendo convertirse a Cristo. Ella fue, suplicó al santo y este devolvió la salud al pagano, que se hizo bautizar inmediatamente, y donó su casa al santo, para que se construyese una capilla. Además, Gaiano construyó una iglesia en honor de Santos Pedro y Pablo, en el que Thuribe estableció una comunidad de monjes. La iglesia y monasterio serían arrasados por los bárbaros en el siglo VII, hasta que San Calais (1 de julio) los reconstruyó, para ser derruidos de nuevo con los siglos.


Estando predicando en Asse-le-Bérenger, los habitantes le pidieron agua, pues la sequía les hacía enfermar, mataba los animales y las cosechas. El santo comenzó a orar y una fuente brotó delante de todos. Los paganos se convirtieron y los cristianos se afirmaron más en la fe. Esta fuente aún se conserva, con el nombre del santo. Allí se le invoca contra los males de la vista. Después de una corta, pero intensa vida de cinco años como pastor de sus fieles, sabiendo que la muerte se acercaba, Thuribe se retiró a la soledad junto al río Sarthe, para prepararse en oración y penitencia, como mismo había hecho su maestro San Julián. Allí estuvo hasta el 16 de abril, cuando entró en la gloria del cielo. Otra versión dice que murió de sufrimientos al ser perseguido hasta la muerte por Juillé, jefe de una aldea de romanos paganos, que no aceptaron su predicación y le apalearon y apedrearon. Por tal razón, en ocasiones se le llama “mártir”. Fue enterrado en la iglesia de Santos Pedro y Pablo, y una capilla, hoy en ruinas, fue erigida en su memoria en el sitio de su muerte, frente a la capilla de San Julián.


En el siglo XI ambas capillas tenían comunidades monásticas, donde se escribe la vida de San Julián, la diócesis y sus santos, reescribiendo y reinterpretando, fundiendo leyenda con historia. Y es que consta en el siglo V un obispo en Le Mans llamado así: Thuribe, al que ante la falta de datos históricos, la leyenda le hizo retroceder al siglo I. Ya hemos visto otros casos, especialmente en este artículo . En 835, San AIderic de Le Mans (7 de enero), le dedicó un altar en la catedral de San Julián y en 837 trasladó las reliquias de ambos santos a este altar, junto con las de todos los santos obispos de Le Mans. En la Revolución Francesa la cartedral fue asaltada y las reliquias profanadas y luego recogidas y depositadas con otras en una capilla lateral, sin que conste cuales son cuales.


Fuentes:

-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.

-"France historique et monumentale". ABEL HUGO. 1837.



El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano


Evangelio según san Juan 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu.

Creo en ti, Padre misericordioso, que nos has dado al Hijo. Creo en ti, Santo Espíritu que te das sin medida.

Creo en ti, Señor Jesús, por pura gracia tuya. No son mis sentidos los que me ayudan a creer, sino el don de la fe que tu me das. Creo, Señor; aumenta mi fe.




Vuelven (otra vez) los Mosqueteros





Hace ya casi dos meses de nuestro último artículo, mucho más tiempo del que hubiéramos deseado. Pero al fin, aquí estamos de vuelta con nuevos posts.


Un día alguien con mucha gracia nos sorprendió con esta frase: “Mira, a Dios se le pueden pedir muchas cosas… menos explicaciones”.


¡Pues claro que no se le pueden pedir explicaciones, faltaría más!... Las explicaciones ya nos las dio, y en persona. Están en el Evangelio. Y ante eso lo que nos corresponde es conocerlas bien y aplicarlas en el día a día para enfocar problemas, decisiones, tareas… y, en definitiva, todas las cosas cotidianas que nos ocurren en la vida.


Bien es verdad que para ello sería muy útil tener algo así como un enfoque “funcional” del Evangelio, que nos sea útil para cumplirlo como Dios manda… nunca mejor dicho.


Precisamente a esto es a lo que ahora nos ponemos.

En concreto:



  • Qué dice el Evangelio sobre quién es Cristo y

  • Qué dice el Evangelio sobre cómo es el Cristiano.


Empezamos el próximo lunes.




Los Tres Mosqueteros




Cardenal de la Comunicación


Recogido de Ecclesia Digital


Ayer por la tarde falleció en Roma el Cardenal Roberto Tucci, quien el próximo domingo habría cumplido 94 años. El purpurado había nacido en Nápoles en 1921, hijo de Mario y Eugenia Watt Lega, de confesión anglicana.


Ingresó en el Noviciado de la Compañía de Jesús cuanto tenía tan sólo 15 años. Mientras en 1950 fue ordenado sacerdote. Además de profesor, fue Director de la conocida revista de los Jesuitas italianos, “La Civiltà Cattolica”, a la que dio nuevo impulso y apertura internacional.


El Cardenal Tucci dio su importante contribución como perito en el Concilio Ecuménico Vaticano II. Posteriormente fue miembro de la Comisión postconciliar para el Apostolado de los Lacios hasta la institución del correspondiente Consejo Pontificio. Entre otros cargos, también fue Consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales; miembro del Comité de redacción de la Instrucción Pastoral sobre la comunicación social “Communio et progressio” en su estadio final y Vicepresidente de la Unión Católica de la Prensa Italiana.


En 1973 sucedió, como Director General de nuestra emisora, Radio Vaticano, al PadreGiacomo Martegani. Este nombramiento constituyó una señal significativa del hecho que la Santa Sede y la Compañía de Jesús deseaban imprimir a la Radio del Papa mayor dinamismo y eficacia, con la creación de nuevos programas antes de la celebración del Año Santo de 1975, convocado por el beato Papa Pablo VI.


Con el inicio del Pontificado de San Juan Pablo II, Radio Vaticano entró en una nueva etapa siguiendo las huellas del Papa peregrino. Por esta razón, en su calidad de Director General de Radio Vaticano, acompañó al Papa Karol Wojtyła desde su primer viaje apostólico a México, en 1979. Con excepción de dos viajes, el Cardenal Tucci lo acompaño en todas sus peregrinaciones por el mundo; mientras desde 1982 y hasta el año 2001 en su calidad de organizador de las visitas papales fuera de Italia.


San Juan Pablo II lo creó cardenal el 21 de febrero de 2001, con el Título de San Ignacio de Loyola en Campo Marzio, Diaconía elevada pro hac vice a Título presbiteral.


Con el fallecimiento del Cardenal Roberto Tucci, el Colegio Cardenalicio queda compuesto por un total de 224 purpurados, de los cuales 122 son electores.


(María Fernanda Bernasconi – RV).



Francisco bendice en Roma al marido y la hija de Asia Bibi: ora por los cristianos perseguidos

El Papa Francisco ha bendecido por primera vez al marido de la cristiana paquistaní Asia Bibi, Ashiq Masih, quien estuvo acompañado por una de las hijas del matrimonio; el presidente de HazteOir.org, Ignacio Arsuaga, y el director ejecutivo de la Renaissance Education Foundation de Lahore (Pakistán), Joseph Nadeem, institución volcada en la ayuda a la familia de Asia Bibi.

Se trata de la primera vez que Ashiq Masih viaja a la Ciudad del Vaticano, en el marco de la celebración los próximos 17 y 18 de abril en Madrid del I Congreso Internacional sobre Libertad Religiosa ‘Todos Somos Nazarenos’ organizado por la plataforma MasLibres.org y la Fundación CitizenGO.org.


El Papa Francisco ha bendecido a Ashiq Masih y a su hija Eisam, con los que se ha mostrado especialmente cercano y cariñoso, y se ha interesado por la situación de Asia Bibi, asegurando oraciones: “rezo por Asia, por ti y por todos los cristianos que sufren” ha dicho el Papa a Ashiq.


Ignacio Arsuaga ha podido también entregar en mano las peticiones de miles de ciudadanos que han rogado por al Pontífice que interceda en favor de Asia Bibi rece por los cristianos perseguidos, en especial por los de Pakistán. El Santo Padre ha respondido: “Claro que sí, lo hago todos los días”.


Por otra parte, el Pontífice se ha interesado por una insignia de la letra nun del alfabeto árabe que Arsuaga llevaba en la solapa de su chaqueta.


Se trata de un pin que ha distribuido desde el pasado verano la plataforma MasLibres.org como símbolo de identificación con los cristianos perseguidos.


El Estado Islámico, al modo nazi con la estrella de David, marca con esta letra los negocios y las casas de los cristianos en Siria e Irak. Esta letra, es la inicial de la palabra “nazareno”, con la que se designa a los cristianos. MasLibres.org ha utilizado este símbolo diversas concentraciones y actividades por la libertad religiosa. El verano pasado entregó al embajador de Irak en España una camiseta con la nun.


Este es el motivo por el que el Congreso organizado por MasLibres.org y CitizenGO se realiza bajo el lema ‘Todos Somos Nazarenos’.


Documental sobre Asia Bibi

Por otra parte, ayer tuvo lugar junto al Vaticano, en la vía de la Conciliazione, la premier mundial de la película documental ‘Liberad a Asia Bibi’, que narra el calvario de esta mujer condenada a muerte bajo acusación de blasfemia en Pakistán.


La película será estrenada en Madrid el próximo viernes 17 de abril, a las 19:00 horas, como parte del programa paralelo del Congreso ‘Todos somos nazarenos’, en los cines Conde Duque Santa Engracia (calle Santa Engracia, 132, Madrid).



¿Por qué nos ayuda en la oración dejarnos guiar por los santos?


497. ¿Por qué nos ayuda dejarnos guiar por los santos en la oración?

Los santos son personas inflamadas por el Espíritu Santo; mantienen vivo el fuego de Dios en la Iglesia. Ya en el tiempo de su vida terrena los santos fueron orantes fervientes y contagiosos. En su cercanía es fácil rezar.

Aunque no debemos nunca adorar a los santos, podemos invocar a quienes están en el cielo para que intercedan por nosotros ante el trono de Dios. [2683-­684]


Alrededor de los grandes santos se han formado escuelas particulares de devoción, que, como los colores de un espectro, señalan la luz pura de Dios.


Todas parten de un elemento fundamental de la fe para conducir, cada una por una puerta diferente, al núcleo de la fe y de la entrega a Dios.


Así, la espiritualidad franciscana parte de la pobreza de espíritu, la benedictina, de la alabanza a Dios, la ignaciana, de la decisión y la vocación. Una espiritualidad por la que uno se siente atraído según sus características personales es también una escuela de oración.




Yo también soy cristiano de Irak


La semana pasada tuve la enorme suerte de poder asistir al acto organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada en el que la delegada de AIN en Cataluña, Ariadna Blanco, y la religiosa del Pureza de María, Xiskya Valladares, nos explicaron su experiencia con los refugiados cristianos iraquíes que se han refugiado en Erbil, territorio kurdo, durante las pasadas Navidades.


No fui con grandes expectativas (fue, de hecho, mi mujer quien me animó a que fuéramos), pensando que ya lo sabía todo sobre la tragedia que están viviendo estos hermanos nuestros que, como nos explicaron, esperan que desde Occidente les salvemos (pobres, nuestra indiferencia, más allá de algunas declaraciones, no muchas, para la galería es tremenda). Pero salí de allí con la certeza de que había aprovechado el tiempo como hacía mucho que no lo hacía. Dieron detalles de primera mano, aterradores unos, esperanzadores otros, como la fortaleza en la fe, la alegría que nace de ella y que nada en el mundo nos puede hacer perder, su amor a la Virgen, el modo en que cuidan de los ancianos, de los débiles. Y consiguieron emocionarme, a pesar de que las dos ponentes estuvieron comedidas, controlándose, pero es que aunque se explique con sobriedad, nadie puede permanecer indiferente a lo que está ocurriendo allí si lo conoce de veras (por eso tantos prefieren no enterarse, no vaya a ser que su conciencia les interpele). Adjunto aquí un vídeo que nos pasaron y que resume la situación de estos cristianos:



La divina Misericordia

El domingo pasado fue el domingo de la Misericordia, así instituido por el Papa San Juan Pablo II. Ahora, el Papa Francisco acaba de convocar el Jubileo extraordinario para la Misericordia en el próximo año. El culto a la Misericordia divina no es una devoción secundaria, sino una dimensión que forma parte de la fe y de la oración del cristiano. La misericordia es también la forma de ser cristiano: «Sed misericordiosos, dice Jesús, como vuestro Padre celestial es misericordioso». Así, con estas conmemoraciones, los católicos de manera muy especial, reconocemos, proclamamos y alabamos la misericordia de Dios; invocamos a Dios con toda sencillez y confi anza de hijos necesitados como «Dios de misericordia infinita», y le damos gracias porque «es eterna su misericordia».

Es necesario que, a plena luz con todo lo que somos y con todos los medios de que disponemos, testifiquemos y anunciemos esto en tiempos como los nuestros en que siguen y agravan las tribulaciones, los sufrimientos y las pruebas, las heridas abiertas del Crucifi cado; pero en los que también sigue de manera irrevocable la esperanza de Jesús, vencedor de toda muerte y de toda destrucción humana. De momento nos toca sufrir un poco en pruebas diversas. ¡Cuánta necesidad de la misericordia de Dios tiene el mundo de hoy! En todos los continentes, desde lo profundo del sufrimiento humano, parece elevarse la invocación de la misericordia. Donde dominan el odio y la sed de venganza, donde la guerra conduce al dolor y a la muerte de inocentes, donde el terrorismo, el narcotráfico... están segando tan injustamente vidas humanas, es necesaria la gracia de la misericordia que aplaque las mentes y los corazones, y haga brotar la paz.


Donde falta el respeto por la vida y la dignidad del hombre es necesario el amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el indecible valor de todo ser humano. Es necesaria la misericordia para asegurar que toda injusticia en el mundo encuentre su término en el esplendor de la verdad (Juan Pablo II). La Humanidad de hoy se ve acechada por «nuevos peligros» que acosan al origen y al fin de la vida, a través del aborto, de las «manipulaciones genéticas», la eutanasia, o el debilitamiento de la familia, o el poderoso narcotráfico, o el terrorismo infernal desatado por las fuerzas que dicen blasfemamente actuar en nombre de Dios. «A menudo el hombre hoy vive como si Dios no existiese, e incluso se pone a sí mismo en el lugar de Dios. Se arroga el derecho del creador de interferir en el misterio de la vida humana. Quiere decidir, mediante manipulaciones genéticas, la vida del hombre, y determinar los límites de la muerte».


Se observa una tendencia en la sociedad de hoy, con muchos medios a su alcance, que quiere eliminar la religión, en concreto el cristianismo, más aún, a Dios mismo, tanto de la vida pública como de la privada. El olvido de Dios, rico en Misericordia, su desaparición del horizonte y universo de una cultura dominante que lo ignora o rechaza es el peor mal que acecha a la humanidad de nuestro tiempo, su quiebra más profunda.


Esta tendencia que pretende imponerse como cultura dominante, además, «al rechazar las leyes divinas y los principios morales, atenta abiertamente contra la familia», que es donde está el futuro del hombre. De diversas formas trata de amordazar la voz de Dios en el corazón de los hombres; quiere hacer de Dios el gran ausente en la cultura y en la conciencia de los pueblos. Todo ello ha condicionado sobre todo el siglo XX, un siglo marcado de forma particular por el misterio de la iniquidad –ahí están los genocidios y los holocaustos– que sigue marcando la realidad del mundo en este nuevo siglo. Estamos viviendo momentos complicados en el mundo, en nuestra sociedad.


Con toda honestidad, y con una fe viva, es preciso reconocer que estamos necesitados de la misericordia de Dios para reemprender el camino con esperanza; estamos grandísimamente necesitados del testimonio y anuncio de Dios vivo y misericordioso; esta es la cuestión esencial y necesitamos, en tiempos de dispersión y quiebra, centrarnos en lo esencial: la experiencia, testimonio, anuncio e invocación constante y confi ada de Dios misericordioso, revelado en el rostro humano y con entrañas de misericordia de su Hijo venido en carne. Para nosotros, en la situación narcotráque vivimos, para el mundo y para el hombre «sólo existe una fuente de esperanza: la misericordia de Dios», que se ha manifestado tan grande al resucitar a su Hijo de entre los muertos y hacernos renacer por Él, resucitado de entre los muertos, a una esperanza viva e incorruptible.


Hermanos, en estos días y allá donde estemos, queremos repetir con fe, con la fe misma de los santos Apóstoles: «¡Jesús, confío en Ti!», que eres la misericordia de Dios. Este es el gran anuncio de futuro para el mundo. De este anuncio, que expresa la confi anza en el amor omnipotente de Dios, tenemos particular necesidad en nuestro tiempo, en que el hombre experimenta el desconcierto ante las múltiples manifestaciones del mal.


Es necesario que la invocación de la misericordia de Dios brote de lo profundo de los corazones llenos de sufrimiento, de inquietud y de incertidumbre, pero al mismo tiempo con una fuente inefable de esperanza dentro de ellos. El manantial de esa fuente es Cristo, el Hijo único del Padre, rico en misericordia. Sólo la resurrección, manifestación y plasmación suprema de la misericordia divina, nos abre a la esperanza grande, nos alienta a ella, nos abre al futuro y señala caminos que nos conduzcan a él, porque el duelo que se trabó entre la vida y la muerte se ha inclinado de manera defi nitiva y sin vuelta atrás del lado de la Vida, del lado del Amor, del lado de la misericordia de Dios. Ese duelo secular que acompaña toda la historia de la humanidad y de la Iglesia, que con tan fuerte intensidad se ha manifestado en los últimos cien años, desemboca en el triunfo del Señor de la Vida, el que es la revelación y la entrega del Amor misericordioso de Dios, cuya gloria es que el hombre viva, de Dios que ha resucitado a Jesucristo, de Jesucristo resucitado, cuyo signo y saludo y envío y misión es la paz y la misericordia y el perdón. Que Dios, en su infinita misericordia, nos conceda a todos mantenernos vivos en esta confi anza, que es nuestra victoria, y que demos testimonio valiente de esto, del Evangelio de la misericordia que se concentra y expresa en la resurrección de Jesucristo.


© La Razón