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mardi 16 décembre 2014

Cañizares inaugura la nueva Cátedra de Teología de la Caridad en la Universidad Católica de Valencia

El cardenal arzobispo de Valencia y Gran Canciller de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), Antonio Cañizares, ha presidido la inauguración de la Cátedra de Teología de la Caridad “Santo Tomás de Villanueva”, en un acto que ha tenido lugar en el Campus de Valencia-San Juan y San Vicente, ubicado en la calle Jorge Juan.

La nueva cátedra promoverá y desarrollará los estudios sobre la caridad, especialmente en el campo del servicio a los necesitados y análisis, así como la reflexión e investigación sobre la pobreza, sus causa y salidas de la misma, según han indicado a la agencia AVAN fuentes de la UCV, que han añadido que esta cátedra buscará propuestas desde la reflexión interdisciplinar con la Teología.


Acto de inauguración

El acto de esta tarde ha contado con una ponencia inaugural titulada “Amor divino y solidaridad humana en la vida y pensamiento de Santo Tomás de Villanueva”, a cargo de Arturo Llin Cháfer, canónigo de la Catedral.


Asimismo, han participado el delegado diocesano de Cáritas y rector del Colegio de la Presentación de la Virgen María y Santo Tomás de Villanueva, José Máximo Lledó, director de la Cátedra; el rector de la UCV, José Alfredo Peris; y el vicerrector de Extensión Universitaria y Cultural y Capellán Mayor de la UCV, José Luis Sánchez.


Objetivos de la nueva cátedra

Entre los objetivos de la nueva Cátedra de Teología de la Caridad “Santo Tomás de Villanueva”, vinculada al Departamento de Teología, Doctrina Social de la Iglesia y Deontología o Ética Profesional de la UCV, figuran también la reflexión sobre la “Teología de la Caridad”, mediante la investigación y publicación de estudios provenientes de distintas disciplinas y facultades, así como desarrollar actividades formativas sobre la Teología, con especial interés en los temas del campo de la caridad, mediante cursos, talleres, ciclos de conferencias, mesas redondas o actividades similares, según las mismas fuentes. (AVAN)



Francisco, con trabajadores de TV2000: ¡cuidado con la desinformación, la calumnia y la difamación!

“Despertar la chispa de las palabras” es uno de los deberes que según el Papa Francisco tienen los medios de comunicación. Así lo dijo al recibir en audiencia este lunes a los administradores, empleados y operadores de la televisión católica TV 2000, televisora de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).

Francisco habló del hecho de “llenar y de cerrar” la comunicación. Se llena cuando se tiende a saturar nuestra percepción con un exceso de eslóganes que, en vez de trasmitir un pensamiento, lo anulan. Se cierra cuando en vez de llevar a cabo un largo camino de comprensión, se prefiere aquel breve de presentar a personas individuales como si fueran en grado de resolver todos los problemas…”


El Papa invita a abrir la comunicación y no cerrarla porque así será más “fecunda” en cuanto transportada por la “acción del Espíritu Santo, que es capaz de construir unidad y armonía”.


El Papa también cuestiona cómo se hace la información hoy en día, y asegura que el error más evidente es la velocidad y poca reflexión en la comunicación porque se corre “enseguida a una solución, sin concederse la fatiga de representar la complejidad de la vida real”.


El último punto en el que incide el Papa en su discurso a los comunicadores es el hecho de “hablar a toda la persona humana”. En este sentido, se refiere a los pecados por evitar en los medios de comunicación: la desinformación, la calumnia y la difamación.


La desinformación es "decir la mitad de las cosas” y esto hace que se tenga “un juicio” parcial de la realidad.


“Una comunicación auténtica no se preocupa de ´llamar la atención´ ”. Habla de este término como el más grave de los “pecados”, porque te lleva a confundirse, al error, a creer solamente una parte de la verdad.


El Papa agradeció a los presentes por su trabajo, y por su honestidad, y les confió a la protección de la Virgen y de San Gabriel, “el gran comunicador”.



Kirkuk, en el Kurdistán iraquí, lleno de refugiados cristianos, declara festivo el Día de Navidad

El gobernador de la provincia de Kirkuk, el kurdo Necmettin Karim, ha declarado que el próximo 25 de diciembre es día festivo, para expresar de forma pública, la solidaridad de las instituciones y de toda la sociedad hacia los cristianos, con motivo de la Fiesta de la Natividad del Señor.

Ese día todas las instituciones públicas de la provincia, incluidas las escuelas – se lee en el comunicado emitido por la oficina del gobernador y recibido en la Agencia Fides - observarán un día de descanso.


La decisión fue anunciada el domingo 14 de diciembre durante la visita al Gobernador Necmettin del Patriarca caldeo Louis Raphael I, acompañado por una delegación en la que estaba Mons.Yousif Thoma Mirkis OP, arzobispo caldeo de Kirkuk.



Una parroquia católica en Kirkuk


En su conversación, el Patriarca y el gobernador han intercambiado ideas y consideraciones sobre la fase política conflictiva que vive el país, centrándose en los problemas de seguridad y especialmente en la situación de emergencia de los refugiados, provocada por la conquista de Mosul y de la llanura de Nínive por parte de los yihadistas del Estado Islámico (IS).


Durante la reunión, el gobernador Necmettin ha elogiado los esfuerzos realizados por el patriarca Raphael I Louis y por la Iglesia Caldea para preservar y fortalecer la convivencia entre las diferentes componentes étnicas y religiosas presentes en el país.


Puedes ayudar a los cristianos de Irak a pasar este crudo invierno lejos de sus casas a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada aquí



Osoro escribe a sacerdotes y familias invitándoles al Día de las Familias en la catedral de Madrid

El arzobispo de Madrid ha escrito una carta a los sacerdotes y familias de la archidiócesis, alentando a la participación en la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia, que acogerá la catedral de la Almudena el 28 de diciembre.

Monseñor Carlos Osoro espera una gran participación en la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia.


«Las parroquias, comunidades y personas que lo deseen podrán hacer una oración ante la Sagrada Familia y contribuir con su ofrenda a ayudar a otras familiar y hogares con mayor necesidad o riesgo de exclusión», escribe.


Se recogerán donativos para familias en situación de exclusión. «Solicito vuestra generosidad en este momento en el que tantas familias sufren la carencia de lo más necesario, y se ven necesitadas de nuestra comunión y de la caridad de toda la Iglesia», añade monseñor Osoro.


El arzobispo de Madrid anima especialmente a la participación «en las veinticuatro horas de Adoración al Santísimo Sacramento que tendrá lugar en la Cripta de la catedral. Esperamos, como en los últimos años, que un gran número de matrimonios, abuelos, niños y jóvenes acudan a orar por sus seres queridos y por las familias madrileñas, especialmente las que se encuentran en mayor dificultad».


«Finalizaremos la Jornada –prosigue– con la Bendición de los novios. La preparación al matrimonio constituye una de las prioridades de la pastoral familiar. Que la oración y el acompañamiento de la Iglesia ayude a los novios a lo largo de su camino, para que descubran y aprendan cómo vivir el amor más hermoso».


Texto completo de la carta del arzobispo

A los sacerdotes y familias de la Archidiócesis de Madrid:

La belleza y la verdad de la familia, Iglesia doméstica, comunión de vida que nace del don fiel e indiscutible de los esposos, sellado por la presencia y el amor de Jesucristo, corresponde al deseo más profundo arraigado en el corazón de cada persona. El Señor hace posible que el hogar esté fundado sobre roca (cf. Mt 7, 24-27) y sea imagen viva del hogar santo de Nazaret. Por eso, el Evangelio de la familia es y será siempre una buena noticia para el mundo, y una fuente de alegría para todos.


«La alegría del Evangelio de la familia» es el lema que, este año, servirá de hilo conductor para la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia en todas las diócesis de España. En comunión con cada obispo, en todas las catedrales, parroquias y comunidades eclesiales tendrá lugar esta Jornada, para dar gracias a Dios por el don de cada familia y pedir a la Sagrada Familia de Nazaret por todos los hogares de nuestras comunidades.


Para ello, os convoco a los sacerdotes, a las familias y a todos los movimientos y asociaciones familiares para participar en los actos que tendrán lugar ese día en nuestra Archidiócesis de Madrid. Invitad a todas las familias a unirse a esta celebración, acercándose a la catedral para orar ante nuestra Patrona, Nuestra Señora de la Almudena, y ante san José. Yo estaré presente en el templo, durante toda la Jornada, para recibir y bendecir a cada familia.


Las parroquias, comunidades y personas que lo deseen podrán hacer una oración ante la Sagrada Familia y contribuir con su ofrenda a ayudar a otras familiar y hogares con mayor necesidad o riesgo de exclusión. Solicito vuestra generosidad en este momento en el que tantas familias sufren la carencia de lo más necesario, y se ven necesitadas de nuestra comunión y de la caridad de toda la Iglesia.


Pidamos, por intercesión de Nuestra Madre, que el Espíritu Santo suscite una gran peregrinación e todas las familias, parroquias y asociaciones de la Archidiócesis a la S.I. catedral, para celebrar en comunión familiar esta importante Jornada de la Sagrada Familia.

El momento central de la Jornada será la solmene celebración de la Santa Misa en honor de la Sagrada Familia, que tendrá lugar a las 12.00 h. La Eucaristía, sacramento de los esposos, es manantial de la caridad conyugar y fundamento de la comunión familiar. Por ello, junto con la celebración eucarística, os invito a participar en las veinticuatro horas de Adoración al Santísimo Sacramento que tendrá lugar en la Cripta de la catedral. Esperamos, como en los últimos años, que un gran número de matrimonios, abuelos, niños y jóvenes acudan a orar por sus seres queridos y por las familias madrileñas, especialmente las que se encuentran en mayor dificultad.


Finalizaremos la Jornada con la Bendición de los novios. La preparación al matrimonio constituye una de las prioridades de la pastoral familiar. Que la oración y el acompañamiento de la Iglesia ayude a los novios a lo largo de su camino, para que descubran y aprendan cómo vivir el amor más hermoso.


Poniendo todas estas intenciones en las manos de la Sagrada Familia de Nazaret, y confiando a María, a José y al Nilo Dios los gozos y esperanzas de todas nuestras familias, os bendice con gran afecto.


+ Carlos, Arzobispo de Madrid



Gonzalo Altozano, ante los «cristeros» cubanos: «La vuestra es una historia de héroes y mártires»

Todos los años, los presos políticos cubanos de la primera hora, los que más tiempo llevan exiliados de su país y acumulan historias más terribles de represión, tortura y cárcel en las prisiones del régimen comunista cubano, se reúnen en Miami para celebrar una oración dominical.

¿Por qué una oración dominical, y no una misa? Porque es evocación de cómo pasaban las fiestas de guardar en las prisiones de Fidel Castro, cuando no había un sacerdote. Entonces todos ellos, católicos encarcelados por su oposición al régimen, se reunían y rezaban, a pesar de que los carceleros se lo tenían prohibido.


Este año invitaron para intervenir en el acto al periodista español Gonzalo Altozano, en su día director del semanario Alba y conductor de Los últimos de Filipinas en Radio Intereconomía o de Dando caña o No es bueno que Dios esté solo en Intereconomía TV.


Precisamente le invitaba una de las personas que Altozano ha entrevistado sobre Dios, Ángel de Fana, quien pasó veinte años en la cárcel y es ahora uno de los dirigentes de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, un equipo de trabajo fundado en 1997 con el objetivo de acabar con el comunismo en el país, y que hace bandera de esa palabra, "plantados", como expresión de la actitud que adoptaron ante el régimen durante sus larguísima estancias carcelarias, de más de dos décadas en casi todos ellos.


Uno de los primeros colaboradores de Plantados fue Miguel Ángel Loredo (1938-2011), sacerdote franciscano que padeció la cárcel entre 1966 y 1976 y fue expulsado de Cuba en 1984. El padre Loredo fue el alma espiritual del grupo, y a él se refiere también Altozano en sus palabras, que por su interés, y por destacar algo que normalmente se oculta (el carácter específicamente anticristiano de la persecución política en Cuba), reproducimos a continuación en su integridad.


Intervención de Gonzalo Altozano en la oración dominical anual de Plantados

Me pide Ángel de Fana que os hable hoy aquí, y cuando Ángel de Fana me pide algo, me pongo en primer tiempo de saludo, como me enseñaron en la marina. Hablar durante las mismas fechas, desde el mismo escenario y ante el mismo público que Miguel Ángel Loredo durante muchos años hace buena la frase de que este es un honor que no me merezco. Para vosotros, la figura de Loredo es una figura familiar, no para mí, que no llegué a conocerle en persona, y mucho menos para los que no saben quién fue (yo, al menos, sí he leído y oído mucho y muy bueno acerca de Loredo). Cuando tengo que explicar quién fue Loredo, digo que se trató de uno de esos hombres que logran individualizarse no con un artículo indeterminado, sino con un artículo determinado: Loredo no era un cura, Loredo era el cura. Era, además, el tipo de pastor con el que sueña para la Iglesia de hoy el papa Francisco: un pastor con olor a oveja, es decir, uno que no tiene miedo a ir en misión por los caminos fuera de los muros de la ciudad, hasta los suburbios y los extrarradios, incluso más allá.


Antes de seguir, quiero aclarar que no soy sacerdote, soy periodista. Un periodista, eso sí, que entiende su vocación como una forma de apostolado. Y no quiero decir con esto que sea experto en periodismo religioso. Es verdad que durante tres años, entre otras tareas, firmé en la contraportada de una revista española -Alba- una entrevista semanal con personajes que hablaban de Dios. Tras 150 entrevistas, seleccioné 101, las cuales fueron editadas, con cierto éxito de público y de ventas, en un libro. De los 20.000 ejemplares que se vendieron, me consta que uno cayó en manos del cardenal Ortega, arzobispo de La Habana. Me consta también que el cardenal Ortega disfrutó mucho con todas las entrevistas, con todas menos con una: la de Ángel de Fana. Si alguna vez Ángel dudó de si el camino iniciado hace ya tantos años era el correcto -y yo creo que nunca ha dudado- las palabras de Ortega debieron de confirmarle que sí, que era el correcto.


Con lo de entender mi profesión como una misión quiero decir que no me metí en la cosa esta del periodismo para encerrarme en una redacción a cortar y pegar teletipos, despachos de agencia, ni, en el mejor de los casos, para colarme en el camerino de las estrellas de Hollywood. Me metí en esto del periodismo para contar las cosas de otra manera o, al menos, intentarlo. Desde niño, siempre me sublevó la tendencia de narrar la Historia con los burócratas, los canallas y los tiranos como protagonistas y los disidentes, los héroes y los mártires como personajes secundarios. Consciente de mis muchas y enormes limitaciones, mi propósito no era revertir esta tendencia, pero sí, al menos, salirme del carril, ir en dirección contraria si fuera preciso. Por eso, cuando hace ya unos años me hablaron por primera vez de vuestra epopeya, pensé que merecería la pena dedicar el tiempo y el dinero que fueran precisos a contar aquella historia de disidentes, héroes y mártires. Porque la vuestra es, ante todo, una historia de disidentes, de héroes y de mártires.




Ángel de Fana, veinte años de cárcel a sus espaldas.


Cuando Ángel me pidió que hablara hoy aquí, me lo planteó en términos de predicación, lo cual me alegra, porque la predicación no ha de ser privilegio de curas, sino también obligación de laicos. Así que dejaré en un segundo plano el lado disidente y heroico del presidio político cubano, que conocéis mejor que nadie, y me centraré en lo que tuvo de martirio, que también conocéis bien. Quien dude de que en Cuba ha habido persecución religiosa, solo tiene que preguntar a Ricardo Toledo, que pasó diez años en la cárcel solo por asistir a una procesión, la de la Caridad. Luego a Ricardo le fabricarían pruebas y le imputarían delitos que nunca existieron, pero todos sabéis que, como se lo propongan, los comunistas son capaces de acusar y condenar a uno por ser el toro que mató a Manolete. Pero el caso de Toledo no solo ilustra el uso castrista y, por tanto, arbitrario del Derecho, sino que Dios escribe derecho con renglones torcidos, que sus designios son inescrutables y que de un mal es capaz de sacar un bien mayor. En el fragor de aquella accidentada procesión (accidentada porque así lo quisieron los comunistas), Ricardo conoció a Neida, una linda muchachita que, cincuenta años después, se sienta a su lado hoy aquí. Para que luego digan que el amor no es para siempre.


La persecución religiosa en Cuba se encuadra en un marco general de persecuciones que tuvieron lugar en todo el mundo a lo largo del siglo XX. En España, mi país, por ejemplo, el odium fidei, el odio a la fe desatado por la izquierda en los años treinta le costó la vida a no pocos obispos, cantidad de sacerdotes e incontables católicos de a pie, dejando chiquita la persecución del emperador Diocleciano en el siglo IV. Y, sin embargo, Roma, a través de numerosos procesos de beatificación y canonización, no solo elevó a los altares a tantísimos mártires, sino que reconoció una evidencia histórica y, no menos importante, ayudó a sanar unas heridas abiertas en lo más hondo de un tiempo y de un país. Y lo mismo hizo en otros lugares, como México o los países del Este, escenarios también de sangrientas persecuciones. En Cuba, sin embargo, hasta donde yo sé -y digo “hasta donde yo sé” pues no querría pecar de falta de rigor- la Iglesia no ha llevado a cabo esa labor de señalamiento y reparación, es más, la diplomacia vaticana parece empeñada en la ostpolitik , la política de la no confrontación con los países comunistas que tan pocos frutos dio bajo los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI.


De la posibilidad -¿o debería decir de la certeza?- de que en Cuba haya habido mártires y confesores de la fe podéis dar testimonio vosotros, testigos de tantos compañeros que en el paredón de fusilamiento encararon la muerte al grito de “¡Viva Cristo Rey!”. Al contrario que vosotros, y a Dios gracias, yo nunca he tenido que hacer frente a una situación de tanto peligro que pudiera irme la vida en ella. Pero es que no hace falta haberle visto la cara a la parca para saber que las últimas palabras de un hombre pueden resumir una vida entera. De aquellos caídos cabe decir no solo que afirmaron a Cristo hasta en el último momento, sino que hicieron buena la frase del Evangelio de que “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, pues muchos fueron condenados a muerte por negarse a echar para adelante a sus compañeros de causa, esto es, por negarse a delatarles, de igual manera que vosotros estabais dispuestos a dar la vida por los amigos cada vez que, con tremendo riesgo, salíais en defensa de un preso al que la guarnición caía a golpes.


Decía antes que la vuestra es una historia de disidentes, héroes y mártires, a lo que podría añadir que es también una historia de amor. De amor a los amigos, de amor a la patria (amor que encuentra acomodo en el cuarto mandamiento, Amarás a tu padre y a tu madre) y de amor a unas ideas que cuando son amadas se convierten en principios; principios que sobrepasaban todo entendimiento y toda ciencia, pues mientras los manuales de Medicina dicen que un hombre no puede resistir más de veinte días sin ingerir alimentos, muchos de vosotros estuvisteis casi cuarenta en huelga, en virtud, insisto, de esos principios.


Decía antes que la vuestra es una historia de disidentes, héroes y mártires, pero bien podría haberlo resumido con que es una historia de hombres y no de ángeles, ya que los ángeles -en palabras de un viejo jesuita, el padre Suárez- “agotan la perfección de la especie”, mientras los hombres estamos erizados de defectos, característica de la que no escapáis ni siquiera los titanes, algo que he podido comprobar a lo largo de muchos años de investigación, cuatro viajes a Miami, la lectura de todo -o casi todo- lo que se ha escrito de presidio político histórico y medio centenar de entrevistas a supervivientes de tanta hazaña. Y está bien que así sea, pues cuando Dios envió a su Hijo no lo revistió de ángel sino que lo encarnó en un hombre, lo que me permite decir que de la misma manera que Cristo se identifica con los hombres, vosotros os identificasteis con Cristo, y me vais a permitir que esto que suena aventurado lo sostenga Biblia en mano.


Del Evangelio según San Mateo: “Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria y acompañado de todos los ángeles, se sentará entonces en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las gentes; y separará a los unos de los otros, como el pastor separa a las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos desnudo y te vestimos?, o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a verte?”. Y el Rey, en respuesta, les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis””.


¿Acaso vosotros no tuvisteis hambre? ¿Acaso, Mayita, no patentasteis -medio en broma pero medio en serio- una consigna alimenticia según la cual todo lo que vuela, repta o camina se come? ¿Y sed? ¿No tuviste sed, Servando, durante aquella huelga de hambre en la que te cortaron el agua durante nueve días, y los labios se te cuartearon, y la lengua no te cabía en la boca, y la garganta la sentías abrasada por carbones al rojo vivo, y tu aliento era como el de uno que tiene un perro muerto en el estómago? ¿Y desnudos? ¿Cuántos años pasaste, Perdomo, en calzoncillos por negarte a vestir el uniforme de los comunes? ¿Veinte, veintiuno, veintidós? Veintitrés. ¿Y tú, Pardito? ¿Y Pichi? ¿Y Maqueca? ¿Y Argüelles? ¿Y Martín?... ¿Y enfermos? ¿Cómo aguanta uno, Grau, veintitantos años de cólicos nefríticos sin que te vea un médico? ¿Y en la cárcel sin visitas? ¿Cómo no volverse loco, Napoleoncito, enterrado vivo durante tantísimo tiempo en una celda de castigo, sin noticias de tu gente, mientras el mundo miraba para otro lado, mientras el mundo no escuchaba?


Hay quien me reprocha que, estando las cosas como están en mi país, cómo se me ocurre marcharme a Miami a documentar una historia de viejos guerreros cubanos que me es ajena. Lo primero, decir que he volado hasta aquí con billete de vuelta, con lo que, tras casi tres meses en Miami, estaré de regreso en España el 23 de diciembre (y ya lo siento, pues no hay nada más saludable que el invierno en el sur de la Florida, con una temperatura media de veintiséis grados, pero lo siento más aún por los buenos amigos que dejo aquí). Y en cuanto a lo de que vuestra historia me es ajena, según y cómo. Dejadme decir con el clásico que “hombre soy y como tal nada de lo humano me es indiferente”. Porque mi empeño por contar la aventura que vivisteis -o a la que sobrevivisteis- no responde a una despreocupación por lo que pasa en mi país, sino que tiene una intencionalidad política, y con esto vuelvo a lo del periodismo con fundamento.


Mirad, de todos los presos a los que he entrevistado, y he entrevistado a unos cuantos, ninguno era diplomado en altos estudios políticos por la Universidad de Harvard, lo que no les impidió -lo que no os impidió- de jóvenes tener una idea acabada de qué cosa era el comunismo, bien por conversaciones en familia, bien por sufrir en vuestras carnes y en las carnes de los vuestros la diabólica praxis del marxismo, bien -y aquí es adonde quería llegar- por la lectura de la revista americana Selecciones, que cada mes traía uno o dos reportajes de denuncia de los totalitarismos y sus demonios, en la línea de grandes novelas como Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn, La hora 25 de Constantin Virgil Gheorghiu o La noche quedó atrás de Jan Valtin, que muchos devorasteis. Con esto subrayo la importancia del relato, de la narración, en la construcción del compromiso y del discurso político.


Supongo que no me costará encontrar editor en España para el libro, el cual me gustará ver publicado también en Miami. Lo que no sé es si venderé mucho o poco. Yo espero que venda mucho, por razones obvias, pero también por que a mayores ventas, mayor número de lectores y mayores posibilidades de que vuestra historia inspire a alguien, más en estos tiempos, más en mi país, tan necesitado de ejemplos. Pero nada de esto depende de mí, únicamente poner punto final al libro, a lo que no me atrevo a poner fecha. Sí me comprometo, en cambio, a componer una oración, la oración del preso, la oración del plantado, la cual someteré a vuestros nihil obstat, y todo antes de subirme en el avión de vuelta. De momento, ya he introducido una letanía en las letanías del Rosario, una letanía que dice “Reina de los plantados”, y a la que respondo “ruega por nosotros”, o mejor, ruega por ellos, ruega por vosotros, para que podáis regresar como libertadores a una patria en la que los cubanos no sean ciudadanos de segunda, y si Dios no lo dispone así -sus tiempos no son los nuestros-, que os conceda resucitar en una Cuba que, entonces sí, ya será libre por los siglos de los siglos. Amén.



Jean-Claude y Yolande, seguros de que el matrimonio no necesita sólo recetas: «¡Necesita a Dios!»

Jean-Claude Bésida, periodista de Famille Chrétienne, y su esposa Yolande apuestan decididamente por el matrimonio en un apasionante libro. No tienen tapujos en afirmar que, pese al ambiente hostil, la unión del hombre y la mujer bendecida por Dios es la mejor manera de cuestionar el desorden establecido.

Él es periodista en Famille Chrétienne (http://ift.tt/1jUWTEr); ella, profesora. Ambos nacieron en 1967. Se conocieron cuando ambos tenían dieciocho años en el prestigioso liceo parisino Henri IV. Después, ingresaron en L’École Normale Supérieure –uno de los viveros de las élites galas–, aunque en campus distintos. Se casaron en 1993 –«tras haber excavado, buscado y comprobado que esa era la voluntad de Dios»– y son padres de seis hijos -dos chicos y cuatro chicas-, cuyas edades se sitúan entre los cinco y los dieciséis años.


Su trayectoria puede parecer rectilínea pero no lo es del todo: Jean-Claude pidió ser bautizado con dieciocho años y los dos han experimentado conversiones y profundizaciones en la fe. «Lo importante es que seguramente no hemos terminado de descubrir quien es verdaderamente Cristo y lo que nos pide».


Lo que sí han logrado es publicar hace unas semanas L’Amour sauvé (El Amor salvado), un auténtico canto al matrimonio. Como se desprende del título, la tonalidad del ensayo es positiva, lo que no es óbice para que en los primeros capítulos hagan un balance severo de un ambiente social que no facilita la consolidación del matrimonio.


A su modo de ver, la cultura europea sucumbe a dos grandes tentaciones.


La primera –la tentación romántica– es la de creer que el único amor que sea verdaderamente auténtico y apasionado sea el amor adúltero. «Su presencia en nuestra cultura es masiva e incluso se puede decir que se ha convertido en la regulación por defecto de las relaciones amorosas». Más: «Llevada al extremo, esa tentación culmina en el individualismo absoluto y en la exaltación del Yo, sin verdadero deseo de comulgar con el otro».


De la segunda, a la que llaman tentación gnóstica, dicen que es más limitada, si bien induce al malentendido: «Consiste en creer que el celibato consagrado es la única vía de entrega de uno mismo a Dios, es decir, que el matrimonio no sería un auténtico camino de santidad que permite el seguimiento de Cristo. Y lo es».


Asimismo, los Bésida se muestran críticos con esa idea tan manida según la cual «para ser felices, los esposos solo tienen que aplicar algunas reglas de psicología y de sentido común: comunicar bien, dialogar, tomarse tiempo… La experiencia nos dice que todo eso está muy bien, pero que no es suficiente».


- ¿Qué es lo que necesitan los esposos?

- ¡Necesitan a Dios! Necesitan saber cómo apoyarse en Él para amar a su cónyuge; necesitan, por otra parte, aprender a vivir su matrimonio no solo como un desafío humano y mundano sino más bien como una aventura espiritual en la que Dios es un socio vivo y presente, el que en realidad guía la barca. Sencillamente, a los esposos les basta con recibirle y dejar que despliegue Su gracia.


- El optimismo que rezuma el libro os permite incluso decir que el matrimonio nunca ha tenido tanto porvenir como ahora. Cuesta creerlo.

- El matrimonio tiene de ahora en adelante un rasgo profético. Mire, cuando todo el mundo se casaba automáticamente, era una regulación implícita, una evidencia burguesa.


- Hoy, en cambio…

- …es una aventura única: una pareja feliz que aprende a amarse sirviéndose del amor infinito de Dios encarna una forma radical de cuestionar el orden establecido.


- Y también una escuela de fe.

- Eso solo es posible si se admite que es el Señor el que nos ha unido. Entonces se produce un punto de inflexión en la fe: aprendo a amar a mi cónyuge, lo que significa soportar sus limitaciones y su pecado y entregarle mi vida. Dicho de otra forma, lo que a uno resulta imposible, resulta posible en Dios. Sin Él, somos incapaces de amarnos.


- Para amarse tampoco hay que obviar los momentos decisivos. ¿Qué les ha llevado a dedicar 24 páginas al consentimiento? Escriben que un acto capital, mientras que muchos lo consideran como un mero formalismo.

- Es que el matrimonio no es solo un hombre y una mujer que deciden unirse, también es Dios el que compromete; es el momento preciso en que una historia que hasta entonces era solo humana -lo que no la despoja en absoluto de su belleza- se inclina definitivamente del lado de Dios. La indisolubilidad deja de ser una misión imposible porque consiste sencillamente en permanecer en Dios.


- No es siempre fácil y las crisis afloran hasta en las parejas más comprometidas. Para ustedes, el remedio es «de crisis en crisis, aprender la misericordia». Pero ¿no hay un límite?

- Digamos que la capacidad de una pareja para durar es proporcional a la capacidad de cada uno de sus miembros a perdonarse mutuamente. La costumbre más inteligente que se puede cultivar es la de perdonarse y la de pedir perdón siempre y por todo.


- ¿De donde se sacan fuerzas para perdonar?

- De Cristo en la Cruz.



Ikea lanza una campaña basada en una prueba real para hacer reflexionar a los padres


"¿Por qué nos empeñamos en no regalar a los niños lo que quieren por Navidad?".

Bajo esta sugerente pregunta se inicia la prueba, un experimento real realizado por la cadena de muebles y decoración Ikea para averiguar los verdaderos deseos de los más pequeños de la casa. (Ver el vídeo abajo, y pincha aquí para ver otro vídeo de la misma marca también sobre lo realmente importante para los niños.)


Todo empieza con una situación aparentemente normal de escribir la carta a los Reyes Magos. Lo interesante viene después.


En apenas cinco días, el anuncio ha sumado tres millones de visitas en Youtube.