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vendredi 12 décembre 2014

Francisco, visiblemente emocionado en la guadalupana misa criolla en la basílica de San Pedro

Con paramentos color blanco crema, el santo padre Francisco, cinco cardenales y numerosos obispos ingresaron en la basílica de San Pedro para celebrar la solemne misa en honor de la Virgen de Guadalupe, patrona de América Latina y Filipinas.

La primera vez en la historia que un papa latinoamericano realiza esta misa mariana, que hace tres años atrás presidió el papa emérito Benedicto XVI.


Francisco visiblemente emocionado inició la celebración incensando el cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe, situado a los pies del altar y que es copia fiel del que está en México. La eucaristía fue celebradaen idioma español con las lecturas en español y portugués. Concelebraron unos 650 sacerdotes, mayoritariamente residentes en Roma por motivos de estudios.


Le siguió el “Señor ten piedad de nosotros”, de la misa criolla de Ariel Ramírez, dirigido por su hijo Facundo, cantado por la solista Patricia Sosa, y acompañado por el coro y algunos instrumentos de percusión, cuerda y viento, como charango y sampoña.


El coro pontificio de la Capilla Sixtina cantó durante la misa algunos cantos litúrgicos en latín, conformando un mix equilibrado. También se cantó el ´Señor me has mirado a los ojos´ en polifónico, y al concluir la popular canción: ´Es María la guadalupana´.


Concelebraron cinco purpurados: el cardenal Norberto Rivera Carreras, el custodio de la sagrada imagen de Guadalupe y arzobispo de la ciudad de México; el cardenal Raymundo Damasceno, presidente de la Conferencia episcopal de obispos de Brasil; el cardenal Francisco Javier Errázuriz, de Chile; el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; y el cardenal Sean O´Malley estadounidense con un fuerte arraigo en la comunidad hispana en su país.


El su homilía el Santo Padre indicó que “son los pueblos y naciones de nuestra Patria Grande latinoamericana los que hoy conmemoran con gratitud y alegría la festividad de su patrona, Nuestra Señora de Guadalupe”. Recordó que cuando María “se apareció a San Juan Diego en el Tepeyac, dio lugar a una nueva visitación”.


Y que la “más perfecta discípula del Señor se convirtió en la ´gran misionera que trajo el Evangelio a nuestra América´”. Además quiso quedarse con ellos: “Dejó estampada misteriosamente su sagrada imagen en la tilma de su mensajero para que la tuviéramos bien presente”.


Y “por su intercesión, la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo: un patrimonio que se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de multitudes de personas”.


El Santo Padre añadió que esto sucede,“trastocando los juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos secularizados que alejan de Dios”. María enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños “a los cuales hoy día el sistema idolátrico de la cultura del descarte los relega a la categoría de esclavos, de objetos de aprovechamiento o simplemente a desperdicio”.


“Y hacemos esta petición --añadió el Santo Padre-- porque América Latina es el continente de la esperanza; porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora”.


“Y si este programa tan audaz --concluyó el Papa-- nos asusta o la pusilanimidad mundana nos amenaza, que Ella nos vuelva a hablar al corazón y nos haga sentir su voz de madre, de madrecita, de madraza, ´¿Por qué tienes miedo si yo estoy aquí que soy tu madre?´ “



Yo también soy cristiano de Irak


AIN lanza la mayor campaña de su historia por los cristianos de IRAK

La Fundación de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada, presenta el próximo viernes, día 19 de diciembre, la mayor campaña en sus 50 años de historia a favor de los cristianos refugiados en Irak.


La toma del control de las principales ciudades de la Llanura de Nínive por parte del Estado Islámico (EI) desde el pasado verano, ha provocado un éxodo de cristianos sin precedentes en el país. Hay ciudades enteras como Mosul donde la presencia cristiana ha desaparecido totalmente. Allí, en la segunda ciudad más grande de Irak, por primera vez desde el siglo III no se celebra la Eucaristía.



En Mosul el número de cristianos antes de la llegada del Estado Islámico era de 25.000 y ahora no queda ninguno. La mayoría han huido al Kurdistán iraquí, el único lugar seguro para ellos. En estos momentos viven 120.000 cristianos en condiciones de refugiados: no tienen casas, se alojan en tiendas de campaña, no hay colegios para sus hijos, no tienen los medios de primera necesidad....


Ayuda a la Iglesia Necesitada es consciente de que este pueblo se encuentra en estos momentos en una gran encrucijada histórica. O se les sostiene con ayuda o todos se irán y desaparecerá la presencia cristiana. Con tal motivo, ha lanzado esta campaña de carácter urgente para evitar que no abandonen su tierra y que la presencia cristiana continúe en este país, de donde salió Abraham para guiar a su pueblo a la Tierra Prometida.



Antes del 2003 los cristianos eran 1.6 millones de cristianos, en estos momentos se calcula que no llegan a 300.000. Si no queremos que se vayan, hay que ayudarles a que subsistan.


Consultar más información:

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Vicente Jiménez Zamora, hasta ahora obispo de Santander, será el nuevo arzobispo de Zaragoza

El papa Francisco ha nombrado al obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, nuevo arzobispo de Zaragoza, según ha informado la oficina de prensa del Vaticano. El obispo de Santander sustituye en el Arzobispado de Zaragoza a Manuel Ureña.

[Jiménez Zamora pasa de pastorear los 600.000 habitantes de Cantabria a los 900.000 de la diócesis zaragozana. Nota de ReL]


Vicente Jiménez Zamora nació el 28 de enero de 1944 en Ágreda (Soria) y realizó sus estudios en el seminario diocesano de la localidad soriana de El Burgo de Osma, además de pasar por la Universidad Pontificia de Comillas y varias universidades de Roma, ya que es licenciado en Filosofía y Teología Dogmática y especializado en Teología moral.


Fue ordenado sacerdote en El Burgo de Osma en junio de 1968 y, posteriormente, se encargó de varias parroquias rurales de su provincia, además de ser vicario general de la Diócesis de Soria. En mayo de 2004 fue nombrado obispo de Osma-Soria y en julio de 2007 de la Diócesis de Santander, donde tomó posesión del Obispado en septiembre de ese año.


Manuel Ureña renunció al cargo el pasado 12 de noviembre aduciendo motivos de salud. Días después, trascendió que su renuncia pudo estar vinculada al pago de una indemnización de 60.000 euros a un diácono de la localidad de Épila, que abandonó la carrera eclesiástica y que denunció haber sido víctima de acoso por parte del párroco de este pueblo zaragozano.


El nuevo arzobispo de Zaragoza, que cumplirá el próximo 28 de enero 71 años, es considerado un hombre dialogante y conciliador. Vicente Jiménez Zamora nació en Ágreda, en la vertiente soriana del Moncayo, a apenas diez kilómetros de Aragón, en el seno de una familia humilde. Trabajaba durante los veranos en el campo para costearse los estudios en el seminario del Burgo de Osma.


Quienes le conocen lo describen como un hombre muy espiritual, inteligente y de gran memoria, y cordial en el trato. A la vez, lo definen como una persona firme en las decisiones, capaz de acometer los grandes retos que se va a encontrar en el Arzobispado de Zaragoza.


El papa Francisco lo nombró el 29 de marzo de 2014 miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica. Esta Congregación vaticana se ocupa de todo lo que se refiere a los Institutos de vida consagrada (Órdenes y Congregaciones religiosas, masculinas o femeninas, Institutos seculares), y a las Sociedades de vida apostólica en cuanto a régimen, disciplina, estudios, bienes, derechos y privilegios.


Además, preside la Comisión episcopal para la vida consagrada en la Conferencia Episcopal Española, donde se destaca su positiva labor conciliadora.


Vicente Jiménez ha coincidido en varias ocasiones con el papa Francisco, en los ejercicios espirituales celebrados en Madrid, y en Valencia durante la Jornada Mundial de la Juventud que presidió Benedicto XVI.


La Archidiócesis de Zaragoza ha anunciado este viernes que el nuevo arzobispo, Vicente Jiménez Zamora, tomará posesión el próximo domingo, 21 de diciembre, a las 17.00, en la catedral basílica del Pilar de la capital aragonesa.


En una nota de prensa, el Administrador diocesano de Zaragoza, Manuel Almor, ha indicado que la Nunciatura Apostólica en España le ha comunicado el nombramiento del nuevo prelado este viernes, hasta ahora obispo de la diócesis de Santander.


Almor ha manifestado que "recibimos con gozo el nombramiento de monseñor Vicente Jiménez Zamora como arzobispo de Zaragoza y pedimos al Señor, por intercesión de nuestra Virgen del Pilar, que sea un buen pastor, que nos anime en la fe, nos congregue en la caridad y fortaleza en la esperanza".



Cantalamessa sobre las religiones: «Tendremos ideas distintas pero sabemos que sólo hay un Dios»

Después de haber meditado, en la primera predicación de Adviento a la Curia, sobre la paz como don de Dios, este viernes 12 de diciembre el padre Raniero Cantalamessa, capuchino predicador de la Casa Pontificia, ha meditado con el papa Francisco y la Curia Romana sobre “la paz como tarea y compromiso por el que trabajar”.

Por eso ha iniciado recordando que “estamos llamados a imitar el ejemplo de Cristo, convirtiéndonos en canales a través de los cuales la paz de Dios puede alcanzar a los hermanos!.


Y es que Jesús “no nos ha exhortado sólo a ser trabajadores de paz”, sino que “nos ha enseñado con el ejemplo y la palabra, cómo se llega a ser trabajadores de paz”. Dice a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz” (Jn 14, 27).


Ta y como ha recordado el padre Cantalamessa, en ese mismo tiempo otro gran hombre proclamaba al mundo la paz, César Augusto. Una paz, “lograda entre victorias”. Pero, Jesús “revela que existe otro modo de trabajar por la paz”. Son, “victorias espirituales, no militares”.


Pero, señala el predicador de la casa pontificia, “el camino a la paz propuesto por el Evangelio no tiene sentido sólo en el ámbito de la fe; vale también en el ámbito político”. Y a propósito indica que “hoy vemos claramente que el único camino a la paz es destruir la enemistad, no el enemigo. Los enemigos se destruyen con las armas, la enemistad con el diálogo”.


De este modo advierte que “la sangre de los enemigos es semilla de otros enemigos; en vez de destruirlos, les multiplica”.


El padre Cantalamessa propone un modo de ser trabajadores de paz: “rezar por la paz”.


Delante de los trabajadores de paz, señala el predicador de la casa pontificia, “se abre hoy un campo de trabajo nuevo, difícil y urgente: promover la paz entre las religiones”.


El motivo de fondo que permite un diálogo leal entre las religiones es que “tenemos todos un único Dios”, explica. De este modo indica que “tenemos, subjetivamente, ideas distintas sobre Dios” pero “objetivamente, sabemos bien que Dios no puede haber más que uno”. Y añade que el Espíritu Santo es “un vínculo de paz entre los creyentes de todas las religiones e incluso entre todos los hombres de buena voluntad”.


En un tercer punto de la predicación, el padre Cantalamessa propone un lema muy de moda “Think globally, act locally”: piensa globalmente, actúa localmente. Se aplica en particular a la paz, observa.


La paz se hace exactamente “comenzando de inmediato, siendo los primeros, incluso uno solo, también con un simple apretón de manos”.


Y así, pregunta el predicador “¿Cómo podemos nosotros, los cristianos, llamarnos promotores de la paz, si después nos peleamos entre nosotros?” Pero no se refiere en este momento, a las divisiones entre entre las diversas confesiones cristianas; sino “a las divisiones que a menudo existen entre los que pertenecen a nuestra Iglesia católica, debido a las tradiciones, tendencias o diferentes ritos”.


Haciendo referencia al tema de la Jornada Mundial de la Paz de este año “Fraternidad, fundamento y camino para la paz." recuerda que el mensaje también se aplica a las familias religiosas, a las comunidades parroquiales, al sínodo de los obispos, a la curia romana… "¡Vosotros sois todos hermanos!" (Mt 23, 8), dijo Jesús, “y si esta palabra no se aplica dentro de la Iglesia, en el círculo más estrecho de sus ministros, ¿a quién se aplica?”


A los apóstoles, “la venida del Espíritu Santo los transformó completamente; les descentró de sí mismos y les centró en Cristo”.


Cada iniciativa, también la más espiritual puede ser o Babel o Pentecostés. explica el padre Raniero. “Es Babel si cada uno con ella intenta hacerse un nombre” y “es Pentecostés si a pesar del sentimiento natural de lograr y recibir aprobación, se reitera constantemente la propia intención, poniendo la gloria de Dios y el bien de la Iglesia por encima de todos los deseos propios”.


Además recuerda que el Espíritu Santo no anula las diferencias, no aplana automáticamente las divergencias. Antes de Pentecostés surgen divergencias pero no “vemos formarse partidos o frentes entre ellos”. Cada uno expresa su propia convicción con respeto y libertad, recuerda.


Y señala que “ha sido trazado así el modelo para cada asamblea de la Iglesia”.


El padre Cantalamessa menciona nuevamente a la Curia y exclama “¡Que regalo para la Iglesia si ella fuera un ejemplo de fraternidad!” Aunque advierte que ya lo es, al menos, mucho más de lo que el mundo y sus medios de comunicación tratan de hacernos creer”; pero --añade-- puede llegar a serlo cada más.


“Así pues, si hay una exhortación en nombre de Cristo, un estímulo de amor, una comunión en el Espíritu, una entrañable misericordia, colmad mi alegría, teniendo un mismo sentir, un mismo amor, un mismo ánimo, y buscando todos lo mismo. Nada hagáis por ambición, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando a los demás como superiores a uno mismo, sin buscar el propio interés sino el de los demás”.


Son palabras dirigidas por san Pablo a su queridos fieles de Filipos, “pero estoy seguro de que también expresan el deseo del Santo Padre, hacia sus colaboradores y todos nosotros” afirma Cantalamessa.



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Totalmente absurdo que pretendiera intervenir

Benedicto ha vuelto a hablar, y no por casualidad. Ha sido en una entrevista concedida al corresponsal en Roma del diario alemán Frankfurter Allgemeine, precisamente cuando se especulaba sobre una supuesta intervención solapada del Papa emérito en el debate sinodal abierto sobre la posibilidad de que los divorciados que han vuelto a contraer matrimonio civil accedan al sacramento de la Eucaristía en determinadas condiciones.

La supuesta intervención, jaleada por unos y recibida con glacial descontento por otros, habría consistido en la corrección de un artículo publicado en 1972 por el joven teólogo Joseph Ratzinger, en el que mostraba apertura a la posibilidad de que en algunos casos, después de un periodo continuo de penitencia, se concediera la comunión a estas personas, siguiendo una pista señalada por san Basilio Magno que hablaba de una suerte de “indulgencia” para situaciones extremas. Pues bien, a la hora de insertar el mencionado artículo en el correspondiente volumen de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger (que en España está editando la BAC), el papa Benedicto decidió reescribirlo conforme al pensamiento que ha mantenido con claridad desde hace cuarenta años, es decir, que no existe la posibilidad de permitir el acceso a la comunión sacramental a estas personas, mientras permanezcan viviendo su nueva unión, lo que no significa que la Iglesia no tenga que hacer mucho más para acompañarlas y sostenerlas en su camino.


El periodista Joerg Bremer revela que Benedicto XVI fue directo al grano en la entrevista, calificando de “totalmente absurda” la idea de que haya pretendido terciar en el debate sinodal, arrimando el hombro al llamado frente conservador. La cuestión es mucho más sencilla. El artículo de aquel joven teólogo de 42 años metido en pleno debate postconciliar era de sobra conocido, tanto que el cardenal Kasper se permitió citarlo para apoyar sus tesis. Del mismo modo que es patente cuál ha sido y es el parecer de Ratzinger arzobispo, cardenal, teólogo y Papa. Parece lógico que a la hora de compilar sus obras, el autor desee que reflejen con precisión su postura decantada y madurada a la luz de un cuadro más completo de la Tradición y de su propia reflexión y experiencia pastoral. La revisión del texto se produjo durante el mes de agosto, en función del calendario de publicación de los volúmenes, por tanto antes de que se abriera el Sínodo, y como dice el propio protagonista, “no contiene nada nuevo, nada que no fuese conocido, entre otras cosas porque ya desde que yo era Prefecto de la Fe, escribí estas cosas incluso en un tono más radical”.


La verdad es que resulta retorcido, como poco, atribuir a la corrección de un pequeño artículo la intención de descompensar el debate, ya que todos los padres podían echar mano a decenas de textos de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI sobre la cuestión. No era ningún secreto lo que pensaba el Papa emérito. En todo caso me parece oportuno desempolvar algo de su última intervención al respecto, durante la fiesta de los testimonios en el Encuentro Mundial de las Familias, en 2012 en Milán:


“…Este problema de los divorciados y vueltos a casar es una de las grandes penas de la Iglesia de hoy, y no tenemos recetas sencillas. El sufrimiento es grande y podemos sólo animar a las parroquias, a cada uno individualmente, a que ayuden a estas personas a soportar el dolor de este divorcio... Debemos decir a estas personas que la Iglesia les ama, y ellos deben ver y sentir este amor. Me parece una gran tarea de una parroquia, de una comunidad católica, el hacer realmente lo posible para que sientan que son amados, aceptados, que no están «fuera» aunque no puedan recibir la absolución y la Eucaristía: deben ver que aun así viven plenamente en la Iglesia... Aun sin la recepción «corporal» del sacramento, podemos estar espiritualmente unidos a Cristo en su Cuerpo. Y hacer entender que esto es importante. Que encuentren realmente la posibilidad de vivir una vida de fe, con la Palabra de Dios, con la comunión de la Iglesia y puedan ver que su sufrimiento es un don para la Iglesia, porque sirve así a todos para defender también la estabilidad del amor, del matrimonio; y que este sufrimiento no es sólo un tormento físico y psicológico, sino que también es un sufrir en la comunidad de la Iglesia por los grandes valores de nuestra fe. Pienso que su sufrimiento, si se acepta de verdad interiormente, es un don para la Iglesia. Deben saber que precisamente de esa manera sirven a la Iglesia, están en el corazón de la Iglesia…”.


Se puede cotejar todo lo dicho entonces por Benedicto XVI con la respuesta que acaba de ofrecer el papa Francisco sobre el particular, en su entrevista al diario argentino La Nación, para comprobar la profunda continuidad de acentos y preocupaciones entre ambos. Algo en lo que, por cierto, el Papa emérito ha insistido en su coloquio con Joerg Bremer. Benedicto, que según Bremer sigue mostrando una extraordinaria agilidad de pensamiento y una sorprendente chispa en la mirada, bromeó sobre la tormenta en un vaso de agua que se ha formado a costa de su antiguo artículo y su nueva formulación. En realidad habría sido difícil que alguien hubiese encontrado esas correcciones en un volumen de 700 páginas, “de no ser porque hay gente que anda buscando cosas con determinada intención”.


Casi adivino su sonrisa mientras se despedía del periodista regalándole una de esas medallas conmemorativas de uno de sus viajes: “por si le sirve, aunque no conviene reforzar el culto a la personalidad”.


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¿Siguen siendo guadalupanos los mexicanos del siglo XXI? Las estadísticas responden







































¿Siguen siendo guadalupanos los mexicanos del siglo XXI? Las estadísticas responden

Peregrinos guadalupanos: siguen siendo millones.




Hay una frase muy conocida en México que solía decirse con un deje de orgullo a los extranjeros que visitaban el país: «En México incluso los no católicos son guadalupanos». Además de un indicativo confesional, la afirmación mostraba un dato social de hecho: la Virgen de Guadalupe como símbolo de identidad y unidad nacional. Pero, en el siglo XXI ¿sigue teniendo validez esa máxima?

Un estudio realizado vía internet por el grupo demoscópico Consulta Mitofsky (entre el 2 y el 4 de diciembre de 2014) muestran que 2 de cada 3 mexicanos se sigue declarando guadalupanos. Por «intensidad» el 20,8% de los mexicanos que usan internet se declara «muy» guadalupano, el 21,2% «algo», 20,0% poco y el 38% nada.


Contrastantemente, el estudio muestra que no hay una relación entre el considerarse o no guadalupano con el interés en torno a la Virgen de Guadalupe. De hecho, el 76% del total declaró haber visitado alguna vez la basílica de Guadalupe en la Ciudad de México mientras que el 59% tiene algún familiar que lleva el nombre de Guadalupe. El 42% de los encuestados también afirma que le ha hecho alguna promesa a la Virgen de Guadalupe y el 29% dice haber participado en la inauguración de un altar público o privado dedicado a la guadalupana. Finalmente, 1 de cada 4 mexicanos que usan internet han cumplido una manda en honor a la Virgen de Guadalupe, por algún favor recibido.


El estudio Creencias religiosas latinoamericanas 2014 elaborado por el Pew Research Center muestra una tendencia generalizada en Latinoamérica sobre la aceptación en torno a la oración a la Virgen María (en Paraguay el 97% de la población lo ve aceptable, en Argentina el 96% y en Guatemala, Brasil y Puerto Rico un 93%; en México y Honduras los católicos ven aceptable rezar a la Virgen sólo en un 82%).


El mismo estudio muestra que en México incluso un 13% de los protestantes (que ordinariamente tienen otra concepción de la Virgen María) ven aceptable rezarle a ella.


Cada año unos 20 millones de personas visitan la basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, convirtiéndolo en el santuario mariano más visitado a nivel mundial. Según datos de la policía de la Ciudad de México, tan sólo entre la noche del 11 y todo el 12 de diciembre de 2013, más de cinco millones de personas visitaron la basílica de Guadalupe.