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jeudi 29 janvier 2015

Para los palestinos el conflicto es religioso y para ...


Palestina Media Watch nos ofrece innumerables ejemplos que demuestran que para la Autoridad Palestina el conflicto es religioso: “Nuestra guerra con los descendientes de los monos y los cerdos (los judíos), es una guerra religiosa y de creencia, ¡Qué viva el Fatah! (TV de la Autoridad Palestina 9/1/2012)”. Se trata de un ejemplo (de miles) de consignas transmitidas desde una cadena de televisión de un gobierno no democrático y centralista como es el de Mahmud Abbas, que justamente pertenece a una fracción palestina No Islamista. Entre los palestinos “laicos” descubrimos componentes fundamentalistas islámicos inquietantes. En 2010, más del 98% de los palestinos en la Autoridad Palestina afirmaban que la religión musulmana formaba una parte importante de su estilo de vida y de acuerdo a otra encuesta del 2003, el 80% de los palestinos se mostraban a favor de cortar las manos de un ladrón (según la shaarya), el 50% estaban a favor de ejecutar el castigo de inmediato mientras que el 30% condicionaban la ejecución a la existencia de un proceso legal ordenado (encuestas del Centro de Ramallah para el estudio de los derechos humanos y de la Universidad Bir Zait). En la encuesta del año 2011 (realizada por Israel Proyect) el 73% de los palestinos afirmaron creer “en el hadice (tradición islámica) que afirma que es un deber islámico asesinar a los judíos donde quieran que ellos estén”.


Para los palestinos “moderados” de la Autoridad Palestina la religión “es” muy importante, más aún, la identidad del clan y la fe “siempre” fueron fundamentales para ellos. Tanto es así que quien habla del Medio Oriente y no se especializa en Islam como parte fundamental de la identidad tribal local habla de muchas cosas… pero no del Medio Oriente. Las premisas islamistas no son ajenas a los valores impulsados por los moderados de Ramallah. Más aún, son esenciales a la hora de conceptualizar la naturaleza del conflicto.


Si para los “moderados” el conflicto es fundamentalmente religioso, para los islamistas del Hamás se trata del componente supremo. El analista y columnista Dr. Issam Shawer publicó en el portal del Hamás la crónica “La Revolución de la ira contra los crímenes del ocupante y los complots occidentales” (6/11/2014) en donde afirma de forma contundente: “Voces palestinas y árabes advierten que la guerra religiosa podría estallar en la región a causa de lo que ellos llaman “las violaciones israelíes” pero nosotros mantenemos y creemos que nuestra batalla contra el ocupante es fundamentalmente religiosa, no geográfica, no histórica o económica.


La postura islamista se basa en cuatro rechazos fundamentales: 1) Para el islam radical el judaísmo es una religión y de ninguna forma es una identidad nacional. El judaísmo; para el Hamás, Hezbollah o ISIS; no es un pueblo sino que es una religión, 2) Para el islamismo, el judaísmo es un religión falsa (como el cristianismo) y ellos han malversado (como lo hizo el cristianismo) la palabra sagrada y su falsedad debe ser reemplazada y borrada (sustitución), 3) La entidad judía, afirman, ocupa una tierra santa en donde, en el pasado, se ha impuesto la shaarya como ley oficial. Esa tierra se conoce como Dar el-Islam (la casa del Islam) siendo que ningún musulmán tiene derecho a renunciar a la tierra permitiendo la existencia de un país Yahiliyco (infeccioso) en la zona del Islam, 4) Existen lugares santos que pertenecen a cada musulmán, ya sean las generaciones pasadas o las futuras. Son propiedad del Islam o Waqf al-Islam. Los judíos ocupan Jerusalem y los lugares santos para el Islam como la mezquita de Al-Aqsa que también es Waqf al-Islam.


Para las autoridades supuestamente laicas (Fatah-OLP-Autoridad Palestina) y para el Hamás el conflicto es fundamentalmente religioso. Para la contundente mayoría de la población palestina también. Por lo tanto, argumentar que los judíos están transformando al conflicto en uno religioso cuando para ellos hace tiempo que ya lo es puede convencer a los demonizadores de siempre o a las personas poco informadas sobre la naturaleza del medio oriente.


Una moderación de los componentes radicales musulmanes acercará a la consecución de un acuerdo de paz entre los palestinos y los israelíes.

Pasemos al lado israelí. Para la mayoría de los israelíes suponer y afirmar que el conflicto con los palestinos es “religioso” es algo descabellado y hasta fatal. El presentador del programa nocturno del Canal 2 israelí se burlaba del tema tras comunicar cierta noticia ligada al tema, concluyendo con un cínico: “Pasemos rápidamente a otro tema antes que el conflicto se convierta en… religioso”.


Buena parte de los israelíes suponen que porque “para ellos” el conflicto de ninguna manera es religioso entonces por definición el conflicto no lo es. Los israelíes consideran que el conflicto con sus vecinos es fundamentalmente territorial. En otras palabras, consideran que si se entregasen los territorios exigidos entonces se podría llegar a un tipo de acuerdo y entendimiento con los palestinos. Esta premisa sustentó, en parte, las decisiones de la retirada unilateral de Israel del sur del Líbano (que no contentó a los radicales del Hezbollah) y tampoco la retirada unilateral de la Franja de Gaza (que en absoluto contentó a los radicales del Hamás). Parte de la izquierda en Israel asume, equivocadamente, que no se contentaron justamente porque las retiradas fueron “unilaterales” y no concertadas con los vecinos. Para esa parte de la izquierda los valores y argumentos religiosos del Hamás y del Hezbollah son menospreciados justamente porque ellos los menosprecian en su vida personal (y todo el derecho tienen a hacerlo).


Hagámonos una simple pregunta: ¿Si Israel aceptase retirarse de la totalidad de Judea y Samaria, tras haberse retirado de Gaza, partiese Jerusalén en dos capitales y se retirase de las Alturas del Golán… Se alcanzaría una paz con nuestros vecinos del Hamás, ISIS, Hezbollah o incluso Abbas? Si la respuesta es no… el conflicto tendría un componente territorial pero no sería el núcleo del mismo.

En la última encuesta publicada en el diario Haaretz (16.6.2014) el 52% de los israelíes se manifestaban a favor de una retirada parcial o total de los territorios en disputa para alcanzar un acuerdo con los palestinos. De acuerdo a la encuesta de la prestigiosa Mina Tzemaj (noviembre 2013), el 67% de los israelíes (incluso se notaba una mayoría entre los votantes de la derecha israelí) se muestran a favor de la creación de un Estado palestino, 21% estarían en contra mientas que en la encuesta de Rafi Smith los datos son muy parecidos: 68% a favor y 25% en contra. La lógica de las encuestas es simple y clara: Israel podría o debería ceder territorios para alcanzar un acuerdo con los palestinos ya que, para ellos, el conflicto es fundamentalmente territorial


En las últimas semanas, y especialmente tras las operaciones militares de Margen Protector (julio 2014), se nota un aumento en el “barullo mediático” que promueven aquellos judíos o movimientos que consideran que “también para ellos” se trata de una disputa religiosa. Para aquellos judíos que exigen construir un tercer templo judío en el Monte del Templo de Jerusalén en lugar de la mezquita de Al-Aqsa o para quienes no estarían dispuestos a abandonar territorios de Judea y Samaria en el marco de un acuerdo confiable con los palestinos, la naturaleza del conflicto es diferente a la percibida por la mayoría en Israel. Puede que simplemente, para ellos, la tierra sea más importante que la paz o incluso que la vida.


¿Qué porcentaje de la población no está dispuesta a ceder territorios en el marco de un acuerdo de paz? De acuerdo a las encuestas recién citadas entre un 21% al 25% de la población pero debemos señalar que puede que parte de ellos consideren que no existe actualmente una posibilidad de alcanzar la paz o porque creen que de nada servirá ceder tierra o que puntualmente se opongan a parte del plan de paz expuesto (por ejemplo, apoyan todos menos partir Jerusalén). En otras palabras, solamente una parte del 21% al 25% de los judíos podría llegar a considerar que el conflicto es fundamentalmente religioso. Hagamos una generalización peligrosa: Si tomamos en cuenta que el partido nacionalista religioso Ha-Bait Ha-Iehudí (La Casa Judía) posee 12 diputados en el parlamento (10% de la legislatura) y dicho partido se opone a la creación de un Estado palestino entonces podríamos deducir, a groso modo, que el 10% de la población antepone el derecho judío a la tierra (en buen parte basado en convencimientos dogmáticos religiosos) a la consecución de un acuerdo político que incluya concesiones. El bloque central en la política israelí lo representan todos los partidos sionistas, desde Meretz hasta Israel Beiteinu de Liberman. Todas las agrupaciones han declarado estar dispuestas a ceder territorios a cambio de un acuerdo de paz real. En entrevista al periódico Yediot Ajaronot (28.11.2014), el Ministro de Exteriores de Israel Avigdor Liberman expresó su predisposición a realizar concesiones territoriales resaltando que “la unidad del pueblo es más importante que la unidad de la tierra de Israel”.


Para la mayoría de los israelíes el conflicto es político-territorial. Para la inmensa mayoría de los palestinos el conflicto es fundamentalmente religioso. La naturaleza de los conflictos la impone el agresor y lamentablemente quien agrede e impone la razón de la disputa son los palestinos, sean estos “moderados” del Fatah o “radicales” del Hamás. Los israelíes pueden seguir sonriendo socarronamente dando a entender que el conflicto “no es religioso”… y en tanto y en cuanto lo sigan haciendo seguirán demostrando un preocupante desprecio hacia la base existencial de la presencia judía en el Medio Oriente.


En las últimas semanas, han aumentado las “voces israelíes” argumentando que también para ellos la disputa es fundamentalmente religiosa. Quizás son la misma proporción que antaño y simplemente han comenzando a llamar la atención de los medios de comunicación.


Para aquellos que soñamos con ver una paz verdadera con los palestinos y el mundo musulmán y para los que deseamos evitar que madres y padres se vean obligados a enterrar a sus hijos, resulta necesario, especialmente en jornadas de dolor y tensión, declarar repetidamente que para “nosotros” la vida es lo más importante por lo que seguimos estando dispuestos a ceder parte de nuestros derechos territoriales a cambio de asegurar un futuro mejor y la existencia eterna del único estado del pueblo judío. Sería bueno expresar, una y otra vez, que para nosotros los israelíes el conflicto “se puede” solucionar compartiendo tierra, agua y propiedades. Sería una renovada forma de confirmar que la solución del conflicto siempre estuvo en manos de los radicales, esos mismos que han ubicado la disputa palestina-israelí en un “zero same game” religioso. Ya sea el Hamás o el “moderado” de Abbas.


NOTAS


Gabriel Ben-Tasgal. Analista internacional y experto en la temática del conflicto árabe-israelí.


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Jesuita en Radio Popular


Padre Antonio Pascual Lupiañez S.I.

Foto enviada por el amigo Manuel Ramos Torres


Hubo un tiempo, no muy lejano, que en cada emisora de Radio Popular, cadena Cope, estaba situado un jesuita como director espiritual, y asesor religiso de la empresa.


El padre Antonio Pascual Lupiañez anduvo por Jaén ejerciendo tal papel en la Cope local. Era la década de los años sesenta, en que la emisora ocupaba un edificio anexo al antiguo palacio episcopal de Jaén.


Además, el bueno de Lupiañez como le llamaban los curas de aquella época, era el paño de lágrimas de ellos, por ejemplo, siempre estaba disponible a sustituir a tales párrocos, que tomaban unos días de descanso; a la vez era confesor de los alumnos del Seminario de Jaén; y de paso se hacía amigo de los estudiantes que por aquellos años estudiamos en aquella casa de la calle Juan Montilla.


El padre Lupiañez fue el descubridor de mi vocación por la radio. Un buen día me invitó a contemplar cómo él preparaba, grababa, y emitía su programa religioso semanal en la Cope local. Ví cómo me miraba, porque a mí se me caía la baba, sentado frente a él, tocando un micro, acariciando la esponja azul del color corporativo.


A la semana siguiente, me invitó a leerle el guión que él mismo había escrito. De aquellas entradas en la emisora Radio Popular, conocí a todos los trabajadores, de los que solamente queda uno en activo, de los tres que existen hoy.


Aquella radio valía la pena oírla todos los días en el transistor; aquella radio levantaba vocaciones futuras; aquella radio era humana, fraterna y evangélica.


Descanse en paz el padre Lupiañez. Dios le pague lo que hizo por mi afición a la radio.


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Lean, amigos, mi último Tratado titulado


La Religión de la Comunicación incomunicada en España


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Tomás de la Torre Lendínez



El arzobispo de Granada se siente respaldado por el Papa, con quien concelebró el martes en Roma

El arzobispo de Granada, Javier Martínez, a cuya diócesis pertenecen los diez sacerdotes imputados junto a dos laicos en la causa sobre supuestos abusos sexuales a menores, ha dicho este miércoles sentirse respaldado por el Papa, que ayer le transmitió que pide a Dios y le ayuda para que no se "baje de la cruz".

A preguntas de los periodistas antes de participar este miércoles en un acto del Arzobispado, el prelado ha manifestado que se siente respaldado por el Papa Francisco y por "el pueblo cristiano", que son los respaldos, dice, "que necesita un obispo".


El Papa, con quien concelebró este martes la misa matutina en su residencia en el Vaticano, la Casa Santa Marta, le trasladó, ha asegurado, el siguiente mensaje: "Que pedía a Dios y me ayudaba para que no me bajara de la cruz".


Interrogado sobre si eso significa que quiere que continúe al frente del Arzobispado de Granada, ha indicado que eso habría que preguntárselo a él.


"Pero él me ha pedido que sí, que no me bajara de la cruz. Y mientras un obispo es obispo de un sitio tiene la misión de dar la vida por la diócesis que la Iglesia y el Señor le encomienda", ha manifestado el arzobispo.


Y ha agregado: "Quiero a la Iglesia universal y a los seres humanos con toda mi alma, y estoy dispuesto a dar la vida por esta diócesis".


Un proceso reservado

Entre los doce imputados en la causa investigada por el Juzgado de Instrucción 4 de Granada, que este martes levantó el secreto de sumario, figuran dos laicos y diez curas, tres de los cuales -los únicos que llegaron a ser detenidos y puestos luego en libertad con cargos- fueron apartados en su momento del ejercicio del sacerdocio.


Preguntado sobre si el Arzobispado va a adoptar también medidas con respecto a los otros siete sacerdotes imputados, que de momento siguen ejerciendo, el prelado ha declarado que el proceso lo lleva la Santa Sede y que no puede hacer más declaraciones al respecto porque es un proceso reservado.


Y la disciplina eclesiástica "pide para estos casos un secreto casi como el de la confesión", ha afirmado el arzobispo tras incidir en que es la Santa Sede a quien corresponde tomar las decisiones.


El arzobispo, que por ese motivo ha eludido precisar si ha hablado durante este tiempo con los doce imputados, tampoco ha querido pronunciarse sobre las informaciones que apuntan a una falta de colaboración inicial con el juez instructor, que le habría llegado a requerir hasta en cinco ocasiones los informes eclesiásticos elaborados en relación a este caso de abusos sexuales.


Ha negado sentirse perseguido pero, interrogado sobre si se siente cuestionado, ha dicho que "hay algunas personas que tienen ese interés, pero el pueblo cristiano me quiere y yo al pueblo cristiano".



Francisco: «En la parroquia he de preguntarme si hablo y practico la fe, la esperanza, la caridad»

«»Los que privatizan la fe cerrándose en élites que desprecian a los otros no siguen el camino de Jesús. Así lo ha asegurado el Santo Padre durante la homilía en la misa celebrada esta mañana en Santa Marta.

Al comentar la Carta a los Hebreos, el papa Francisco ha afirmado que Jesús es “el camino nuevo y vivo” que debemos seguir “según la forma que Él quiere”. Porque “existen formas equivocadas de vida cristiana”. Por eso, ha explicado que Jesús “da el criterio para no seguir los modelos erróneos. Y uno de estos modelos equivocados es privatizar la salvación”.


De este forma, el Papa ha afirmado que “es verdad, Jesús nos salva a todos, pero no genéricamente. Todos, pero cada uno, con nombre y apellidos. Y esta salvación es personal”.


Realmente -ha añadido- yo soy salvado, el Señor me ha mirado, ha dado su vida por mí, ha abierto esta puerta, esta vía nueva para mí, y cada uno de nosotros puede decir ‘Por mí’”. Pero existe el peligro de olvidar que Él nos ha salvado de forma individual, pero en un pueblo, ha advertido el Pontífice. “El Señor siempre salva en el pueblo. Desde el momento en el que llama a Abraham, les promete hacer un pueblo. Y el Señor nos salva en un pueblo”, ha recordado.


Por eso el autor de esta Carta nos dice: “Prestemos atención los unos de los otros”. A propósito, el papa Francisco ha indicado que “no hay salvación solamente para mí. Si yo entiendo la salvación así, me equivoco; me equivoco de camino. La privatización de la salvación es un camino equivocado”.


Para no privatizar la salvación hay tres criterios que el Papa ha explicado en la homilía: La fe en Jesús que nos purifica, la esperanza que nos hace mirar las promesas e ir adelante y la caridad - es decir, prestar atención los unos a los otros, para estimularnos en la caridad y en las buenas obras.


Y Francisco lo ha explicado así: “Y cuando yo estoy en una parroquia, en una comunidad -la que sea- yo estoy allí, yo puedo privatizar la salvación y estar allí un poco socialmente solamente. Pero para no privatizarla debo preguntarme a mí mismo si yo hablo, comunico la fe; hablo, comunico la esperanza; hablo, practico y comunico la caridad”, ha observado. Asimismo, ha indicado que si en una comunidad no se habla, no se anima el uno al otro en estas tres virtudes, los componentes de esta comunidad han privatizado la fe. Cada uno busca su propia salvación, no la salvación de todos, la salvación del pueblo. Y Jesús ha salvado a cada uno, pero en un pueblo, en una Iglesia”.


Por otro lado el Santo Padre ha recordado que el autor de la Carta a los Hebreos da un consejo “práctico” muy importante: “no desertemos de nuestras reuniones, como algunos tienen costumbre de hacer”. Esto sucede --ha precisado el Papa-- cuando estamos en una reunión en la parroquia, en el grupo, y juzgamos a los otros, “hay una especie de desprecio hacia los otros. Y esta no es la puerta, el camino nuevo y viviente que el Señor ha abierto, ha inaugurado”.


Por esta razón, el Obispo de Roma ha indicado que “despreciando a los otros, desertando de la comunidad total, desertando del pueblo de Dios, han privatizado la salvación: la salvación es para mí y mi grupito, pero no para todo el pueblo de Dios. Y esto es un error muy grande”. Francisco ha definido este como “las élites eclesiales”.


Por eso, el Pontífice ha advertido que “en el pueblo de Dios se crean estos grupitos, piensan que son buenos cristianos, también -quizá- tienen buena voluntad, pero son grupitos que han privatizado la salvación”.


Finalmente, el Papa ha recordado que “Dios nos salva en un pueblo, no en las élites, que nosotros con nuestras filosofías o nuestra forma de entender la fe hemos hecho. Y estas no son las gracias de Dios”. A este punto, el Santo Padre ha invitado a preguntarse: “¿Tengo la tendencia de privatizar la salvación para mí, para mi grupito, para mi élite o no abandono del todo el pueblo de Dios, no me alejo del pueblo de Dios y siempre estoy en comunidad, en familia, con el lenguaje de la fe, de la esperanza y el lengua de las obras de caridad?”


Al concluir, Francisco ha pedido “que el Señor nos dé la gracia de sentirnos siempre pueblo de Dios, salvados personalmente. Eso es verdad: Él nos salva con nombre y apellidos, pero salvados en un pueblo, no en el grupito que hago para mí”.


Texto de Radio Vaticano traducido y adaptado por ZENIT



La hermana Paciencia, vencedora del ébola, recibirá el Premio Mundo Negro por su trabajo en África

Paciencia Melgar recibirá el próximo sábado, 31 de enero, el Premio Mundo Negro (www.mundonegro.com) a la Fraternidad 2014 por su trabajo sanitario y de promoción de la mujer realizado, respectivamente, en el Hospital San José y en la escuela Alfonsa Cavin, ambos en Monrovia, Liberia.

La hermana Paciencia Melgar, misionera de la Inmaculada Concepción, ha sido galardonada por el trabajo de cuidado y atención a los enfermos del hospital, desde que llegara al mismo en el 2003.


El funcionamiento de este centro –dirigido por los Hermanos de San Juan de Dios– se vio severamente afectado por la expansión del virus del Ébola, que provocó la muerte de buena parte del personal sanitario –entre ellos del hermano Miguel Pajares y de la hermana Chantal, también misionera de la Inmaculada Concepción-, lo que obligó al cierre temporal del mismo.


La propia Paciencia Melgar se infectó, pero superó la enfermedad en un centro de internamiento liberiano.


Además de por el trabajo sanitario realizado en el Hospital San José, la Hermana Paciencia Melgar recibirá el Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2014 por la atención prestada a las mujeres liberianas en la escuela Alfonsa Cavin, donde muchas jóvenes sin formación –sobre todo a causa de la guerra que sufrió el país– han obtenido una preparación profesional.


Esta religiosa ecuatoguineana sucede en este galardón a la congoleña Angelique Namaika, de quien se destacó su trabajo con las mujeres refugiadas en Dungu a causa de la violencia que sufre el este de la República Democrática de Congo.


La revista Mundo Negro concede desde 1994 el Premio a la Fraternidad, que se otorga cada año a personas que se significan, entre otros aspectos, por la defensa de los derechos humanos, del medioambiente, la promoción de la democracia, de la cultura o de los valores africanos, así como por el trabajo a favor de colectivos desfavorecidos.


La entrega del premio tendrá lugar en el marco de la 27ª edición del Encuentro de Antropología y Misión, que organizan Mundo Negro y los Misioneros Combonianos. En esta ocasión, el encuentro tendrá como lema “La salud en África, más allá del Ébola”.


Con esta edición de Antropología y Misión se pretende poner el foco en la realidad sanitaria del continente, poniendo el acento en los diversos retos a los que tienen que hacer frente millones de africanos.


La expansión del Ébola ha provocado que muchas otras patologías y enfermedades estén quedando sin atención en los países más afectados por el virus, pero también ha hecho que la comunidad internacional haya dejado de poner la vista en realidades como la malaria, el sida o las enfermedades respiratorias y gastrointestinales, que provocan más fallecidos que el Ébola.


Este año, como novedad, el Encuentro de Antropología y Misión amplía su programa un día más. Comenzará con la apertura oficial el viernes, 30 de enero, a las 19 horas, tras lo cual Sabino Puente, especialista en Medicina Tropical y del Viajero, con una amplia trayectoria en el Hospital Carlos III de Madrid, disertará sobre “La sanidad en África, una visión general”.


El sábado, el programa incluye la primera conferencia a las 10’30 horas, sobre “Otros retos sanitarios en África”, a cargo de Joaquim Giralt, de Médicos sin Fronteras. En la posterior mesa redonda, que tendrá lugar a las 12:15 horas, participarán el Hermano José María Viadero, de la Fundación Juan Ciudad; Ana María Mateo, de Médicos del Mundo; y Olga Ramírez, pediatra y cooperante en Sierra Leona.


Por la tarde, a las 16:30 horas, la Hermana Esther Gutiérrez, religiosa de San José de Gerona disertará sobre “La Iglesia como factor de salud”. A las 18:30 horas será el momento de escuchar el testimonio de Paciencia Melgar sobre el trabajo que su congregación ha desarrollado en Liberia.


El acto terminará con la entrega del Premio Mundo Negro a la Fraternidad 2014 a la religiosa congoleña de manos del provincial de la congregación en España, padre Ramón Eguíluz.


La 27ª edición del Encuentro de Antropología y Misión se clausurará con una Eucaristía que se celebrará el domingo 1 de febrero, a las 12:00 horas, en la capilla de los Misioneros Combonianos, animada por el coro africano Karibu.



La «monja de clausura que dio a luz en Italia» no era monja sino una invitada: desastre en la prensa

La monja de clausura que parió la pasada semana en Macerata, en el centro de Italia, no era una monja y mucho menos de clausura.

Se trataba de una joven africana violada que había sido protegida en Roma por una orden de religiosas.


La noticia se publicó de todas formas de manera ambigua en los medios, provocando un curioso revuelo.


El error ocurrió porque las verdaderas monjas de clausura llevaron el pasado sábado a una joven africana de unos 35 años al hospital, ya que había roto aguas y estaba a punto de parir. La noticia corrió como un reguero de pólvora.


"Novicia de clausura siente dolores de barriga, acude al hospital y alumbra a un hijo", escribían los diarios. Ese fue el mensaje que repitieron las cadenas de televisión, dejando pasmados al obispo de la diócesis y a la madre abadesa de la orden.


La abadía lo desmintió... pero nadie escuchó

El desmentido de la madre superiora del convento fue inútil: "El asunto no afecta a ninguna monja clarisa de nuestra comunidad, ni tampoco a ninguna hermana de la zona", declaró Rosella Mancinelli, abadesa del monasterio Santa Clara de San Severino, que explicó que "ninguna hermana de clausura de los ocho conventos de la diócesis de Camerino-San Severino ha alumbrado a ningún hijo".


Al relato del caso le acompañaba un precedente real sucedido en el 2011, en el que una monja del Congo dio a luz en el hospital de Pesaro, no muy lejos de Macerata, también a consecuencia de una violación, esta vez en manos de un sacerdote. En el momento del parto, como permite la ley italiana, la mujer no reconoció al hijo, que fue puesto en adopción. Sin embargo, posteriormente, tras ser alejada del convento, la joven de Congo pidió y obtuvo el reconocimiento de maternidad de su hijo, a pesar de las protestas y denuncias de la familia adoptiva.


La reconstrucción de los hechos permite deducir que, durante el pasado verano, las monjas de clausura de Macerata acogieron en mayo a la joven de Burundi que les había sido enviada por sus hermanas de África. "Cuando llegó a San Severino ya estaba embarazada", explican la fuentes consultadas, aunque no clarifican si las clarisas africanas informaron de la situación a sus hermanas de Italia.


Transcurridos los nueve meses, algunas hermanas de clausura acompañaron a la joven al hospital, lo que produjo el malentendido. Seguramente no ayudó que la joven, hospedada en el convento, fuera vestida como las monjas del lugar, aunque sin el velo tradicional.


El bebé se llama "Milagro de Dios"

El bebé ha sido bautizado como Irakoze, que significa "Milagro de Dios". Los médicos del hospital se quedaron perplejos por el hecho de que la joven, descrita como alta y delgada aunque robusta, dijera sentir “dolores en la barriga” pero no que estaba embarazada, razón por la que se la trasladó de urgencias a ginecología. "No dije la verdad, porque tenía miedo", explicó la joven a los ginecólogos.


Esta sería la razón por la que no todas las monjas italianas, incluidas las que le acompañaron al hospital, conocieran el estado de la joven. "Cuando llegó en mayo ya estaba embarazada, pero no quiso decírnoslo y nosotras respetamos su secreto”, explican las clarisas de San Severino, añadiendo que vino a Italia para “aprender el idioma y sin haber decidido que quería ser monja”.


Consultadas a través del telefonillo del convento, las monjas han explicado que "la joven temía revelar su estado ya que hay muchas diferencias entre Italia y Burundi", subrayando que desde el primer momento "decidió quedarse con el bebé" y que ellas no tienen "nada que comentar".


Se trata de un pacto de intimidad y solidaridad que ningún medio ha conseguido vulnerar.



Saltar el maldito foso

He escuchado decir a un amigo que el modo en que cada uno afronta su relación existencial con la Iglesia desvela la posición con la que afronta la vida y el mundo. Y esto vale para quien adopta la posición del crítico mordaz como para quien se arroga abusivamente la definición de la verdad católica. Por eso me atraen figuras de hombres y mujeres para las que su camino, hacia la Iglesia y en la Iglesia, ha implicado una gran lealtad e incluso un elevado coste personal. Es el caso del beato John Henry Newman, del que tantas veces he hablado, pero también de otro gran teólogo, menos conocido, procedente del protestantismo alemán. Me refiero a Erik Peterson.

No pretendo aquí entrar en el mérito de la teología de Peterson, asunto para el que no estoy en absoluto cualificado, sino asomarme a la aventura del hombre de fe, del que todos podemos aprender tantas cosas.


Peterson nació en 1890 en Hamburgo, una ciudad de ambiente cultural profundamente protestante, aunque su familia no se caracterizaba por una especial sensibilidad religiosa. Aun así, su pasión juvenil por la literatura y la historia le acercó desde esas disciplinas a los contenidos de la fe, en una época dominada en el campo protestante por la teología liberal. El joven Peterson no se conformó con una aproximación meramente intelectual y pronto quedó cautivado por la potencia religiosa del Evangelio, escapando a las abstracciones de muchos de sus maestros. Aunque le interesaba profundamente el estudio de la historia cristiana, pronto entendió que “cuando permanecemos solos con la historia humana, nos encontramos ante un enigma sin sentido”. En el mundo de la teología evangélica, en el que lógicamente se movía, encontraba difícil abrirse camino en medio de una selva de opiniones e interpretaciones que al final le dejaban perplejo, sin permitirle alcanzar una verdadera certeza sobre Jesús.


Se asoma así al dilema formulado por el filósofo Lessing, que se lamentaba del “maldito foso” que separa al Jesús de los evangelios de nuestro presente. Peterson empieza a comprender que existe otro factor absolutamente necesario para el recorrido que se ha propuesto, y ese factor es la Iglesia. De hecho la Iglesia salva el maldito foso, ya que existe en el tiempo de la historia y prolonga en ella (de manera absolutamente real, esa es su dramática pretensión) la presencia del Resucitado. Y así llega a la conclusión de que la Sagrada Escritura se hace vinculante para cada creyente en la interpretación de la Tradición apostólica, que a su vez se concreta en la Sucesión apostólica. Es así como la Iglesia mantiene a la Escritura en un actualidad viva, más aún, contemporánea de cada uno de nosotros. Peterson descubre también el significado profundo de la liturgia, en cuyos gestos la Iglesia terrestre se une realmente a la asamblea celestial de los santos, que dan esperanza a los que todavía estamos en camino hacia el cumplimiento definitivo. Pensemos en la apertura y el cambio de perspectiva que hubo de suponer toda esta visión para un hombre forjado en la comunidad luterana, comunidad, por cierto, a la que siempre se sintió vinculado y agradecido, incluso después de entrar en la Iglesia católica.


Joseph Ratzinger, compatriota y colega de nuestro protagonista, nos ha dejado una conmovedora confesión sobre lo que sintió al leer por primera vez los Tratados teológicos de Peterson: “me dejé verdaderamente apasionar por este libro, porque allí estaba la teología que buscaba, una teología que emplea toda la seriedad histórica para comprender y estudiar los textos, analizándolos con toda la seriedad de la investigación histórica, y que no les deja quedarse en el pasado, sino que, en su investigación, participa en la autosuperación de la letra y se deja conducir por ella, y así entra en contacto con Aquel del que proviene la propia teología: con el Dios vivo”.


Así se supera el hiato entre pasado y presente, explica el Papa Benedicto; se salva, podríamos decir, el maldito foso que atormentaba a Lessing y que tanto se refleja en la cultura contemporánea, haciendo fantasmagórica la relación de tantos hombres con el cristianismo. La pretensión de la Iglesia de comunicar a Jesús vivo sólo puede verificarse en un encuentro en el presente, pero esa verificación hace las cuentas con toda la historia cristiana.


Peterson dejó atrás su país (se mudó a Roma), abandonó la confortabilidad de su ambiente social y la seguridad de su cátedra, y arrostró la incomprensión de unos y el recelo de otros. En cierto modo aceptó ser un extranjero, con toda la precariedad que eso conlleva, pero mostrando que, en el fondo, la fe es nuestra única seguridad, y esa fe para no ser ilusoria (acaba de recordarlo fuertemente el Papa Francisco) tiene que ser vivida en el hogar materno de la Iglesia, incluso cuando pueda parecer (como le sucedió a Peterson) que no nos abre sus estancias más cálidas.


Con su inmensa delicadeza, Benedicto XVI reconocía un rasgo precioso de este camino de su colega Peterson en el hecho de su matrimonio: “aunque no podía disponer de un sueldo fijo, se casó aquí en Roma y constituyó una familia, y de esta forma ha expresado su convicción profunda de que cada uno de nosotros, aunque seamos extranjeros, encontramos un apoyo en la comunión del amor, y que en el amor mismo, hay ya algo que dura para la eternidad”. Y este amor vivido en la historia, tan concreto, aunque va más allá de la carne y de la sangre, se llama precisamente Iglesia.


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El jugador de rugby del Camino Neocatecumenal que quiere formar equipo con el Papa Francisco

Sobre el campo de juego va de frente y siempre buscando la meta. En la vida diaria es un padre, esposo y católico que no oculta su fe. Se trata de Giovanbattista Venditti, 24 años, 1.88 m, conocido y respetado atleta rugbista del Zebre de Parma en la Liga Celta. Sus habilidades y potencia muscular le han ganado por apodo "el Gran Sasso", en homenaje a sus orígenes en Abruzzo.

Venditti nació en Avezzano, en la provincia de L´Aquila, en 1990. El deporte fue el aire que respiró como niño, pues su padre, Luciano, era un boxeador en la categoría de peso pesado. Pero el pequeño pasó por muchas disciplinas antes de volverse hacia el rugby. Comenzó con el fútbol. Luego voleibol, baloncesto y natación. El amor a la pelota ovalada vino cuando tenía nueve años y desde entonces se ha mantenido.


La suya fue una carrera meteórica. Comenzó en el Avezzano. A los 15 años, se trasladó a Roma a la Unión de Rugby Capitalina. Luego vinieron las experiencias con el Gran Parma, Aironi y, finalmente el Zebre (las Cebras) desde 2012. En ese año llegó la primera llamada a la selección Nacional y el debut en el torneo de las Seis Naciones ante Francia.


Dios, la roca firme

Pero en su vida hay algo que pesa más que el rugby... su fe que no se avergüenza de proclamar en un ambiente que no es particularmente sensible al tema.



"Yo no soy alguien que escribe mensajes en la camiseta ni hago actos sensacionalistas. Lo primero antes de un partido, rezo, pero no para pedir ganar o jugar bien. Agradezco al Señor por mi carrera como lo hago con todo lo demás en la vida ", dice el deportista y agrega...


"Para mí, la fe es una fuerza, un impulso extra en todo lo que hago. Dios siempre me hace ver la otra cara de todas las medallas", confiesa.


Una fe honesta la suya, que le ha sido dada por los padres. "La familia -apunta- es todo para mí. Es absolutamente el primer valor que importa, sobre todo ahora que tengo un niño… y la fortuna de ser creyente. Mi madre es una verdadera mujer de iglesia, ora mucho y me ha enseñado a hacerlo. Mi padre, sin embargo, siempre ha sido un hombre que hablaba con las acciones", comenta agradecido.


"Cuando era niño -continúa el rugbista- siempre fui a misa. Nunca lo he dejado, incluso después de la confirmación o cuando, en 2006, me trasladé a Roma. Por supuesto que con los compromisos, los entrenamientos y los partidos no era fácil encontrar tiempo para ir a la iglesia o para orar, pero siempre lo hemos logrado. Como ahora".


El Camino Neocatecumenal

Una etapa importante en su formación de la fe ha sido el Camino Neocatecumenal: "La primera vez que oí hablar de esta experiencia yo era un adolescente, aún vivía en Avezzano. Un amigo mío asistió a un grupo. Más de una vez me había invitado a participar, pero yo no estaba interesado", dice.


Pero las cosas cambiaron para Venditti cuando Alice llegó a su vida, la chica que en 2010 se convirtió en su esposa. Juntos recorrerían el Camino…


"Llevamos casi cinco años en que, juntos, somos parte del grupo de la parroquia de la Santísima Trinidad de Plasencia, la ciudad de mi esposa", dice. "Para mí, el Camino Neocatecumenal es una experiencia única. Somos una verdadera comunidad. Desde el primer día me llamó la atención el gran afecto que existe entre los miembros. Allí conocí a personas que son ejemplos a seguir para mí".



El Papa, signo de humildad

La relación con la religión de un personaje conocido como Venditti atrae a menudo la atención y la curiosidad de muchos de sus colegas. Cuestión que en ocasiones también ha dado frutos. Cuando la revista Credere pregunta por esto, Giovanbattista lo menciona con humildad: "No era más que un compañero de equipo que, hablando y debatiendo conmigo, ha redescubierto el placer de la misa los domingos. Algunos incluso comenzaron a orar".


La fe y el deporte caminan del brazo en Giovanbattista. Un poco “como lo fue para san Juan Pablo II”, dice. "Es el Papa de la excelencia, con que yo crecí. Wojtyla fue una figura extraordinaria, que estuvo una buena parte de mi vida. Hoy Papa Francisco me ha conquistado inmediatamente con su humildad. Cuando se convirtió en Papa en Roma yo estaba en el campo de entrenamiento con el equipo nacional. Fue una emoción fuerte, también compartida con los compañeros de equipo que no tienen una buena relación con la religión. Creo que él (el Papa Francisco) vendría bien como miembro de un equipo de rugby ideal… su rol estaría en el extremo, detrás de los demás porque desde allí puede tener la situación bajo control y guiar a los restantes 14 jugadores en la forma adecuada”.


(Fuente original en italiano: Revista Credere)