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jeudi 5 mars 2015

Lo que para vosotros sería imposible

Uno de los más grandes teólogos de los últimos siglos, el suizo Hans Urs von Balthasar, escribió que “en última instancia es a Luis y Celia Martin a quienes debemos la doctrina del pequeño camino, de la infancia espiritual, porque fueron ellos los que hicieron vivo y palpitante en el corazón de Teresa del Niño Jesús al Dios que es más que un padre y una madre”.

Balthasar, que consideraba la vida de Santa Teresa de Lisieux como un mensaje decisivo de Dios para la Iglesia de su tiempo, habría saltado de alegría al conocer la noticia de que Luis y Celia serán canonizados el próximo mes de octubre, coincidiendo con el Sínodo de los Obispos sobre la familia.


Los santos son, por un lado, un regalo que viene de lo Alto, un fruto de gracia inesperado, que no se deduce de los factores del entorno. Los esposos Martin nacieron en el primer tercio del siglo XIX, en una Francia devastada (desde el punto de vista religioso) por el trauma de la Revolución y por la política napoleónica. Sin entrar en análisis detallados, es fácil pensar que el contexto no era el más propicio para semejantes testigos. Por otro lado, la santidad responde también a una respuesta que brota de la tierra de la Iglesia. Luis y Celia hubieron de hacer su propio camino a través de obstáculos de diversa índole, y a través de ellos se perfila el atractivo de una humanidad plena, cambiada por el encuentro con Jesucristo.


Impresiona no encontrar en ellos rastro de rigidez ni moralismo (tan típicos de la época) ni tampoco una actitud resentida y defensiva, propia de algunos sectores del catolicismo francés de la época. Sus vidas son radiantes en su sencillez, abiertas al sol y a la lluvia de la existencia; nos dejan descubrir las penalidades y los límites que la acompañan junto a la indestructible victoria de la fe en cada circunstancia. Vivieron su matrimonio como auténtica vocación, como llamada del Señor que había preparado a Celia para Luis y a Luis para Celia, sin remilgos ni reducciones. “Tu marido y verdadero amigo, que te ama para toda la vida”, firmaba Luis en una de sus cartas. Y Celia, durante un viaje que le mantenía lejos de su marido, le escribía: “te sigo en espíritu durante toda la jornada y me digo, en este momento hace tal cosa; no veo el momento de que estemos juntos, te amo con todo mi corazón y siento que se multiplica mi afecto por el hecho de verme privada de tu presencia”. Nada quedaba fuera de esta compañía que vivían recíprocamente los esposos dentro de cada circunstancia, en una peregrinación hacia la plenitud de la vida, hacia el Destino bueno que les esperaba, pero que ya sabían presente, a su lado.


En realidad los esposos Martin han gozado de un abogado muy elocuente para su Causa, el testimonio de sus cinco hijas, y especialmente de Teresa, que en uno de sus manuscritos revela cómo cuando era un niña pequeña, durante la Misa, “miraba más a papá que al predicador y su hermoso rostro me decía tantas cosas… a veces sus ojos se volvían brillantes de conmoción y se esforzaba por detener las lágrimas… me bastaba mirarlo para saber cómo rezan los santos”. Y en otro escrito relata cómo con frecuencia ofrecía su vida a Dios sirviéndose de la pequeña fórmula que su madre le había enseñado: “Dios mío te ofrezco mi corazón, tómalo si quieres, de modo que ningún otro lo posea, sino sólo Tú, mi buen Jesús”.


Numerosos escritos de las cinco hijas (cuatro de ellas entrarían en el Carmelo y otra en la Visitación) hablan de la vida familiar alegre y llena de afecto, en la que los padres no les imponían callar ni sofocaban sus objeciones, sino que favorecían que se abrieran completamente, para después corregir con mansedumbre y firmeza lo que pudiera estar equivocado. La casa de los Martin era frecuentada por numerosos amigos pertenecientes al Círculo Vital Romet, un lugar de amistad donde se jugaba, se rezaba y se profundizaba en la fe. También era habitual que recibieran amigos que no compartían su pertenencia a la Iglesia, con los que mantenían una relación de afecto gratuito y respeto exquisito, si bien deseaban comunicarles el tesoro de su fe. Era, por lo demás, una casa abierta a las necesidades de todos, con los que no dudaban compartir sus modestos bienes, fruto del trabajo de Luis como relojero.


El dolor no tardó en hacerse presente en la vida de la familia Martin. Celia sufrió durante varios años un durísimo cáncer que acabó con su vida a los 46 años. Su forma de afrontar la enfermedad, sin rebeldía y llena de esperanza, hizo exclamar al párroco que le administró los últimos sacramentos que “ya tenemos una nueva santa en el Cielo”. Desde entonces, contará Teresa, “el corazón siempre tierno de papá, unió al amor que ya poseía un amor verdaderamente materno”. Los últimos cinco años de la vida de Luis estuvieron marcados por una grave enfermedad cerebral que sería fuente de intenso sufrimiento para sus hijas. Antes de perder definitivamente sus facultades (qué gran misterio) se había ofrecido conscientemente a Dios.


Canonizar a unos esposos (por primera vez de manera conjunta en la historia de la Iglesia), me parece algo que se asemeja a una suerte de provocación para esta cultura devastada por el escepticismo. El matrimonio cristiano es uno de los signos más potentes de la presencia de Cristo resucitado aquí y ahora, haciendo posible “lo que para vosotros sería imposible”. Por eso es la victoria más sencilla y concreta sobre el nihilismo que anega el corazón de tantos contemporáneos. Creo que la vida de Celia y Luis Martin, sin edulcorantes ni papel couché, palpitante de amor y de dolor, merecería también una gran película, aunque dudo que existan productores con la suficiente audacia y libertad para tal proyecto. En todo caso, quien la pueda conocer no dejará de reconocer su belleza, y en él se abrirá la nostalgia de una vida verdadera.


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El Gobierno egipcio cierra 27.000 mezquitas en su lucha contra el terrorismo


Al-Monitor ha informado que el Ministerio de Asuntos Religiosos egipcio ha cerrado 27.000 mezquitas locales para poder combatir el terrorismo.


El Ministerio de Asuntos Religiosos egipcio ha cerradas 27.000 lugares locales de culto con el pretexto de combatir el terrorismo..


Un tribunal administrativo egipcio del 18 de febrero de 2015 confirmó la decisión del Ministerio de Dotaciones Religiosas ´publicado en septiembre de 2013 para cerrar los lugares de culto de la vecindad de menos de 80 metros cuadrados, una medida destinada a proteger a los jóvenes de la militancia y extremismo que puede prevalecer en esos lugares, que carecen de la capacidad legal para celebrar las oraciones del viernes.


Esta medida establece un precedente que plantea muchas preguntas sobre el destino de las mezquitas en muchas aldeas egipcias, los motivos de que son por lo general menos de 80 metros cuadrados. Los partidarios de la decisión, como intelectuales y académicos dicen que esas mezquitas son bombas de tiempo que amenazan la seguridad nacional, ya que quedan fuera del ámbito de competencia del Ministerio de Dotaciones Religiosas y se utilizan para propagar ideologías subversivas.


NOTAS


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El País: mentira o estupidez








Sin pelo, o casi, es como funciona este blog, igual que sus dos firmantes. Tanto Eduardo Palanca como José Antonio Méndez son laicos profesionalmente ligados al mundo de la comunicación. El primero, como experto en marketing, en recursos humanos y en nuevas tecnologías. El segundo, como periodista especializado en información religiosa. Ambos somos cristianos, católicos, apostólicos, romanos y alopécicos. Aspiramos a la santidad, aunque nos queda tanto por recorrer… No rehuimos los asuntos políticos, sociales, eclesiales ni teológicos, porque sabemos que, en los tiempos que nos toca vivir, Cristo cuenta con nosotros en todos los frentes. Para anunciar y denunciar, para evangelizar y alzar la voz, para dar testimonio de vida y de palabra; para, en suma, llevar al mundo la Luz que muchos quieren ocultar. Agradecemos a Álex Rosal la iniciativa de crear ReL. Y agradecemos, especialmente, a nuestros lectores todos sus comentarios, sus propuestas, e incluso sus imprecaciones. Porque Ni un pelo de tontos es, exactamente, lo que Dios y nuestros lectores quieran. Señoras, señores, pasen y vean.



Jose Antonio Mendez y Eduardo Palanca, es autor, editor y responsable del Blog Ni un pelo de tontos, alojado en el espacio web de http://ift.tt/Akp2jm


Los mundanos «pierden la conciencia de la realidad, viven en un mundo artificial», avisa el Papa

El Papa Francisco predicó sobre la mundanidad que ciega este jueves 5 de marzo en la homilía de la misa matinal en la residencia Santa Marta.

Al comentar la parábola del rico Epulón, un hombre vestido “de púrpura y lino finísimo” que “cada día se concedía banquetes opulentos”, el Papa Francisco observó que no se dice de él que era una persona mala; es más, “quizás era un hombre religioso, a modo suyo.Tal vez rezaba alguna oración y dos o tres veces al año iba al Templo para cumplir los sacrificios y daba grandes ofertas a los sacerdotes, y ellos, con esa pusilanimidad clerical, se lo agradecían y le daban un puesto de honor para sentarse”. Pero no se daba cuenta de que en su puerta había un pobre mendicante, Lázaro, hambriento, todo llagado, “símbolo de la extrema necesidad que tenía”.


El Santo Padre explicó la situación del hombre rico con estas palabras:


“Cuando salía de su casa, y no… tal vez el auto con el que salía tenía los vidrios oscurecidos para no ver afuera… tal vez, no lo sé. Pero seguramente sí, su alma, los ojos de su alma, estaban oscurecidos para no ver. Sólo veía su vida, y no se daba cuenta de lo que le había sucedido a este hombre, que no era malo: estaba enfermo. Enfermo de mundanidad. Y la mundanidad trasforma las almas, hace perder la conciencia de la realidad: viven en un mundo artificial, hecho por ellos… La mundanidad anestesia el alma. Y por esta razón, este hombre mundano, no era capaz de ver la realidad”.


Y la realidad – dijo el Papa – es la de tantos pobres que viven junto a nosotros:


“Tantas personas que viven su vida de manera difícil, de modo difícil; pero si yo tengo un corazón mundano, jamás comprenderé esto. Con el corazón mundano no se puede entender la necesidad y la necesidad de los demás. Con el corazón mundano se puede ir a la iglesia, se puede rezar, se pueden hacer tantas cosas. Pero Jesús, en la Última Cena, en la oración al Padre, ¿qué ha rezado? ‘Pero, por favor, Padre, custodia a estos discípulos, para que no caigan en el mundo, para que no caigan en la mundanidad’. Es un pecado sutil, es más que un pecado: es un estado pecador del alma”.


En estas dos historias – afirmó el Papa – hay dos juicios: una maldición para el hombre que confía en el mundo y una bendición para quien confía en el Señor. El hombre rico aleja su corazón de Dios: “Su alma está desierta”, una “tierra de salobridad donde nadie puede vivir”, “porque los mundanos, a decir verdad, están solos con su egoísmo”. Tenía “el corazón enfermo, tan apegado a este modo de vivir mundano que difícilmente se podía curar”.


Además – añadió el Pontífice – mientras el pobre tenía un nombre, Lázaro, el rico no lo tiene: “No tenía nombre, porque los mundanos pierden el nombre. Son sólo uno de la multitud pudiente, que no necesita nada. Los mundanos pierden el nombre”.


Refiriéndose a la petición del hombre rico – que ya en medio de los tormentos del infierno, pide que se envíe a alguien de entre los muertos a exhortar a los familiares que aún viven, y Abraham responde que si no escucharon a Moisés y a los Profetas ni siquiera serán persuadidos si uno resurge de los muertos – el Papa afirmó que los mundanos quieren manifestaciones extraordinarias, y sin embargo, “en la Iglesia todo es claro. Jesús ha hablado claramente: ese es el camino. Pero al final, hay una palabra de consuelo”:

“Cuando aquel pobre hombre mundano, en los tormentos, pide que se envíe a Lázaro con poco de agua para ayudarlo, ¿cómo responde Abraham? Abraham es la figura de Dios, del Padre. ¿Cómo responde?: ‘Hijo, acuérdate…’. Los mundanos han perdido el nombre; también nosotros, si tenemos el corazón mundano, hemos perdido el nombre. Pero no somos huérfanos. Hasta el final, hasta el último momento existe la seguridad de que tenemos un Padre que nos espera. Encomendémonos a Él. ‘Hijo’. Nos dice ‘hijo’, en medio de aquella mundanidad: ‘Hijo’. No somos huérfanos”.



«Restablecer la unión de los cristianos» es cosa de todos, pastores y fieles, dice el cardenal Koch

El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal suizo Kurt Koch visitó recientemente Valencia (España) donde pronunció una conferencia en la Facultad de Teología ‘San Vicente Ferrer’ en donde aseguró que “el ecumenismo es un deber improrrogable de toda la Iglesia”.

Según recoge AVAN, el servicio de noticias de la Archidiócesis de Valencia, el cardenal Koch recordó que “el cuidado de restablecer la unión compete tanto a los fieles como a los pastores y le corresponde a cada uno según sus propias posibilidades, tanto en la vida cristiana de cada día como en los estudios teológicos e históricos”, tomando palabras del Decreto sobre el ecumenismo de Vaticano II `Unitatis redintegratio´.


Recientemente se cumplió el 50 aniversario del inicio de las sesiones del Concilio Vaticano II. Por eso, el presidente del Consejo Pontificio ha recordado que “en los cincuenta años transcurridos desde la promulgación del Decreto sobre el ecumenismo, la geografía mundial de la cristiandad se ha transformado profundamente y la situación ecuménica se ha vuelto mucho más compleja y difícil”.


Por eso ha reconocido que “el objetivo del movimiento ecuménico, es decir, el restablecimiento de la unidad de la Iglesia no se ha alcanzado y requerirá, evidentemente, mucho más tiempo de lo que se imaginaba en la época del Concilio”.


“En la actual situación ecuménica no siempre se dan desarrollos lineales y resulta inevitable experimentar desilusiones y tendencias a la regresión”, ha precisado y pero ha subrayado que “nada de esto debe constituir un motivo para la resignación”.


Además ha insistido en que el ecumenismo “representa una tarea improrrogable que nos ha dejado el Concilio Vaticano II”.


En su visita a Valencia, el Cardenal Koch junto con el Arzobispo de la diócesis el Cardenal Antonio Cañizares participaron en un acto ecuménico en la Facultad de Teología de Valencia a la que animaron a seguir trabajando a favor de la unidad de los cristianos “para ser fiel y responder al mandato de Jesús: que todos sean uno”.


La visita del purpurado suizo en Valencia fue organizada por la Facultad de Teología de Valencia, el Centro Ecuménico Interconfesional de Valencia y el Centro ecuménico Padre Congar de los dominicos, con motivo del 50 aniversario de la Declaración “Unitatis redintegratio” sobre Ecumenismo, del Concilio Vaticano II, para la promoción de la unidad entre todos los cristianos.



La princesa no hará la comunión vestida de princesita: Leonor llevará el uniforme del colegio

La infanta Leonor de Borbón y Ortiz hará la primera Comunión en mayo con sus compañeros de cuarto de primaria del colegio Nuestra Señora de los Rosales de Aravaca (Madrid).

Será una ceremonia sencilla en la que la heredera al trono será tratada como una alumna más.


Su familia asistirá junto a las del resto de los niños que participarán en el acto religioso. Así lo ha confirmado el palacio de La Zarzuela tras la información inicial publicada este miércoles por la revista ¡Hola!


Desde la Casa del Rey se aborda el tema con normalidad. Hace tiempo que ya se contemplaba que la princesa Leonor hiciera la comunión este año, ceremonia para la que se viene preparando desde hace dos años en una catequesis en el mismo centro escolar.


“Es lo que corresponde a todos los alumnos de cuarto de primaria”, dicen desde La Zarzuela.


La novedad no es por tanto que Leonor, como todos los niños de 9 años del colegio Nuestra Señora de los Rosales, haga la comunión, sino que sus padres no han querido para ella una ceremonia privada en el palacio de La Zarzuela, como sucedió con don Felipe y con sus hermanas las infantas Elena y Cristina.


Los Rosales es un colegio privado y laico que imparte clases de Religión si los padres así lo quieren para sus hijos.


Don Felipe y doña Letizia pagan en torno a 700 euros al mes por cada una de sus hijas y ambas reciben por deseo suyo formación religiosa.


Leonor ni tan siquiera se pondrá un vestido blanco de ceremonia para ese día. La costumbre del colegio es que los niños lleven el uniforme del colegio que consiste en el caso de las niñas en una falda gris, jersey azul, zapatos oscuros y en invierno un abrigo azul.


La heredera tomará la comunión en un día laborable y después se celebrará una fiesta familiar y reducida en la residencia de los Reyes dentro del complejo del palacio de La Zarzuela.


Tratar la comunión de Leonor como un asunto privado tiene que ver con el interés de los Reyes de que sus hijas lleven, en la medida de lo posible, una vida lo más acorde posible con la de las niñas de su edad. La llegada al trono de Felipe VI el pasado 19 de junio apenas ha introducido cambios en la manera de actuar.


Leonor y su hermana Sofía participaron en los actos organizados alrededor del relevo en la Corona y posteriormente acudieron con sus padres al desfile que se organizó en Madrid el 12 de octubre, Día de la Hispanidad. Desde esa fecha las hijas de los Reyes no han aparecido en ningún acto oficial y apenas se las ha visto de manera privada. Este año tampoco hubo posado al inicio del curso escolar como sucedió cuando las pequeñas comenzaron a asistir a clase.


En otras casas reales, sin embargo, es habitual que los hijos de los reyes asistan con sus padres a algunos actos y que se faciliten fotos de ellos en ocasiones especiales. En el caso de Leonor y Sofía no es así, ya que la intención de sus padres es evitar la exposición mediática. “Ya tendrán tiempo”, es la respuesta que da don Felipe cuando se le pregunta por esta cuestión. Por eso también está en el aire, de momento, si Leonor asistirá con los Reyes a la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias que por primera vez llevan su nombre.