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dimanche 14 septembre 2014

Boko Haram asesina a 350 cristianos en una semana



Según líderes cristianos nigerianos del grupo islamista Boko Haram, hermanado con Hamás y Estado Islámico ha asesinado a más de 350 cristianos en los estado de Borno y Adamawa de Nigeria en el transcurso de la semana 1 al 7 de septiembre de 2014.


Boko Haram continúa avanzando en territorio nigeriano y aplica el principio islámico del Corán 47:4: Cuando sostengáis, pues, un encuentro con los infieles, descargad los golpes en el cuello hasta someterlos. Entonces, atadlos fuertemente. Luego, devolvedles la libertad, de gracia o mediante rescate, para que cese la guerra. Es así como debéis hacer. Si Alá quisiera, se defendería de ellos, pero quiere probaros a unos por medio de otros. No dejará que se pierdan las obras de los que hayan caído por Alá.


Por lo que cuando encuentra no-musulmanes, en este caso, cristianos, “descarga golpes en el cuello de los cristianos”.


Boko Haram ha declarado la formación de un Estado Islámico en el noroeste de Nigeria en el que rige la Shari´a, la ley islámica, lo mismo que ha hecho Hamás en Israel y Estado Islámico en Siria e Irak.


A diferencia de Nigeria y Siria-Irak, Israel tiene unas potentes Fuerzas de Defensa, el Tzahal, que impiden a los islamoterroristas de Hamás alcanzar su sueño de muerte y destrucción, y que las matanzas perpetradas por estos islamistas (de Hamás) sean reducidas a la más mínima expresión.


Desgraciadamente los cristianos en Nigeria tienen poca capacidad de defensa y aún menos los (cristianos y minorías no-musulmanas) en Siria e Irak.


NOTAS


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¿Sabías que la Biblia te dice cómo amar a tu esposa? 10 consejos muy claros, directos y prácticos

Piensa en lo solo que estarías sin ella. Adán estuvo solo y no fue bueno para él, así que Dios le dio una esposa. Tienes una compañera para toda la vida, ¡qué bendición! Agradécele a Dios y reza por ella a diario.

Los esposos tienen la responsabilidad de amar y honrar a sus esposas. ¿Te gustaría ser un esposo que ama a su esposa así como Cristo amó a la Iglesia?, entonces sigue estos consejos:


1. “Ama a tu esposa así como Cristo amó a la Iglesia”. (Efesios 5:25)

El amor de Cristo por la Iglesia es ilimitado, nada lo detiene; Él dio su vida por la Iglesia. Bajo la autoridad de Dios, ama a tu esposa como si le dieras tu vida a Dios.


2. “Ama a tu esposa de la misma forma en que amas tu vida.” (Efesios 5:28-33).

Cuida las necesidades y el bienestar de tu esposa. Siente su dolor y enfermedad, y regocíjate en su salud como si fuera tu propia vida. Sus necesidades espirituales, físicas, emocionales o económicas deben merecer tu esfuerzo absoluto. Sólo de esta manera puedes amarla y proveerla, así como lo haces con tu propia persona.


3. “Sé considerado, comprensivo..." (I Pedro 3:7a)

Para ser considerado, debes renunciar a ti mismo. Cuando ella necesite levantar cosas pesadas, ¡hazlo tú! Si necesita tiempo ¡dáselo! Ayuda a tu esposa con toda tu energía, muéstrale tu amor con toda consideración. Reza y pide a Dios la gracia para ver en qué ocasiones actúas desconsideradamente, y corrige tu comportamiento.


4. “No seas cruel con tu esposa.” (Colosenses 3:19)

Cuando una esposa es sensible, las respuestas crueles, tu enojo, los tonos de voz de irritación e impaciencia la afectarán profundamente. Actúa y dirígete siempre a ella con amabilidad y respeto. Recuerda que tu esposa es un regalo precioso que Dios te ha dado.


5. “Honra tu matrimonio; mantenlo puro siendo honesto en todas las formas.” (Hebreos 13:4)

Jesús dice: “las miradas lujuriosas son adulterio.”(Mateo 5:28). Mantén tu matrimonio puro entrenando a tu corazón y ojos para que sean fieles a tu esposa. ¡Tu matrimonio cosechará grandes beneficios si lo haces! Agradécele al Señor la belleza y apréciala, pero mantén tus ojos, alegría, mente y corazón en tu esposa.


6 . “No te dejes seducir por otras mujeres.” (Proverbios 5:20)

Encontrar atractivas a otras mujeres y mirarlas, deteriorará la visión que tienes de tu esposa. Estarás menos satisfecho con ella, y ella se sentirá menos especial para ti. Ningún hombre puede crear el hábito de mirar a otras mujeres sin que su mujer lo note. Cuando le pides a Dios la gracia de mirar atractiva solamente a tu mujer, ella también lo notará y se sentirá como la reina del mundo y tú te enamorarás más de tu mujer.


7. "Llama a tu esposa ‘bendita’ y elógiala." (Proverbios 31:28-29)

Dile que es especial y que es mejor que cualquier otra mujer en la tierra. No menciones sólo su belleza física, sino cuánto la valoras como persona. Mira cómo se goza tu esposa mientras le llenas los oídos de elogios. ¡Ella anhela esas palabras y quiere oírlas de ti!


8. “Sé agradecido por tu esposa y date cuenta del favor que has recibido de Dios.” (Proverbios 18:22)

Piensa en lo solo que estarías sin ella. Adán estuvo solo y no fue bueno para él, así que Dios le dio una esposa. Tienes una compañera para toda la vida, ¡qué bendición! Agradécele a Dios y reza por ella a diario.


9 .“Sé una sola carne con tu esposa en todos los sentidos.” (Mateo 19:5)

Disfruta la vida con ella. Apresúrate para llegar a casa con ella cuando sales del trabajo. Piensa en ella durante el día, llámala a diario. Aprended a llegar a acuerdos como pareja. Invertid tiempo en hablar y compartir los eventos del día. Muestra un interés genuino, escuchando atentamente, prestando una total atención y mirando a los ojos. Sed como si fueseis uno solo.


10. Honra a tu esposa “como coheredera de la gracia... para que sus oraciones no encuentren obstáculo” (1Pe 3, 7b)

En el Sacramento del Matrimonio, tú y tu esposa recibisteis la misma gracia; cultívala: ora con ella, asistid juntos a Misa y a visitar el Santísimo Sacramento, rezad el Rosario; edificad vuestro Matrimonio cimentados en Jesús y de la mano de María.



Francisco casa a 20 parejas: «Dios da un antídoto a los esposos contra el veneno: es Cristo»

En la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y por primera vez desde el inicio de su Pontificado, el Papa Francisco celebró la Santa Misa con el rito del matrimonio, a las 9.00 en la Basílica de San Pedro.

Se trató de un momento de gran intensidad para las veinte parejas de novios que fueron elegidos para decir su “sí” ante el Santo Padre.


En su homilía, el Obispo de Roma recordó que el matrimonio “es símbolo de la vida, de la vida real”, y afirmó que no es una “novela”, sino que es el sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia, “un amor que encuentra en la Cruz su prueba y su garantía”.


El Santo Padre dirigió asimismo su pensamiento a las parejas de esposos que “se sienten extenuadas del camino” de la vida conyugal y familiar; en el que el cansancio del camino se convierte en agotamiento interior; y donde pierden el gusto del Matrimonio, porque ya no encuentran en el Sacramento la fuente de agua, por lo que la vida cotidiana se hace pesada, “da náusea”.


En ese momento de desorientación – dijo Francisco recordando la enseñanza de la Biblia al respecto – llegaron serpientes venenosas que mordían a la gente, y muchos murieron. Esto provocó el arrepentimiento del pueblo, que pidió perdón a Moisés y le suplicó que rogase al Señor que apartase las serpientes. Moisés rezó al Señor y Él dio el remedio: una serpiente de bronce sobre un estandarte; quien la mire, quedará sano del veneno mortal de las serpientes.


Francisco explicó el significado de símbolo. A saber, que Dios no acaba con las serpientes, sino que da un “antídoto”: mediante esa serpiente de bronce, hecha por Moisés, Dios comunica su fuerza de curación, que es su misericordia, más fuerte que el veneno del tentador.


Y añadió que el remedio que Dios da al pueblo vale especialmente para los esposos que “extenuados del camino”, sienten la tentación del desánimo, de la infidelidad, de mirar atrás y del abandono…


También a ellos – dijo el Papa – Dios Padre les entrega a su Hijo Jesús, no para condenarlos, sino para salvarlos. Porque si confían en Él, los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz, con la fuerza de una gracia que regenera y encauza de nuevo la vida conyugal y familiar.


El Papa Bergoglio reafirmó al final de su homilía que “el amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos; porque eso es el matrimonio: un camino en común de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a su mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser mejor hombre”.


“Es la reciprocidad de la diferencia. No es un camino llano, sin problemas, no, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida”.


Texto de la Homilía del Santo Padre Francisco en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, durante la Santa Misa celebrada en la Basílica de San Pedro con el rito del Matrimonio

La prima Lectura nos habla del camino del pueblo en el desierto. Pensemos en aquella gente en marcha, siguiendo a Moisés; eran sobre todo familias: padres, madres, hijos, abuelos; hombres y mujeres de todas las edades, muchos niños, con los ancianos que avanzaban con dificultad… Este pueblo nos lleva a pensar en la Iglesia en camino por el desierto del mundo actual, en el Pueblo de Dios, compuesto en su mayor parte por familias.


Y nos hace pensar también en las familias, nuestras familias, en camino por los derroteros de la vida, por las vicisitudes de cada día… Es incalculable la fuerza, la carga de humanidad que hay en una familia: la ayuda mutua, la educación de los hijos, las relaciones que maduran a medida que crecen las personas, las alegrías y las dificultades compartidas… Las familias son el primer lugar en que nos formamos como personas y, al mismo tiempo, son los “adobes” para la construcción de la sociedad.


Volvamos al texto bíblico. En un momento dado, «el pueblo estaba extenuado del camino» (Nm 21, 4). Estaban cansados, no tenían agua y comían sólo “maná”, un alimento milagroso, dado por Dios, pero que, en aquel momento de crisis, les parecía demasiado poco. Y entonces se quejaron y protestaron contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos habéis sacado…?” (Cf. Nm 21,5). Es la tentación de volver atrás, de abandonar el camino.


Esto me lleva a pensar en las parejas de esposos que “se sienten extenuadas del camino” de la vida conyugal y familiar. El cansancio del camino se convierte en agotamiento interior; pierden el gusto del Matrimonio, no encuentran ya en el Sacramento la fuente de agua. La vida cotidiana se hace pesada, “da náusea”.


En ese momento de desorientación – dice la Biblia – llegaron serpientes venenosas que mordían a la gente, y muchos murieron. Esto provocó el arrepentimiento del pueblo, que pidió perdón a Moisés y le suplicó que rogase al Señor que apartase las serpientes. Moisés rezó al Señor y Él dio el remedio: una serpiente de bronce sobre un estandarte; quien la mire, quedará sano del veneno mortal de las serpientes.


¿Qué significa este símbolo? Dios no acaba con las serpientes, sino que da un “antídoto”: mediante esa serpiente de bronce, hecha por Moisés, Dios comunica su fuerza de curación, que es su misericordia, más fuerte que el veneno del tentador.


Jesús, como hemos escuchado en el Evangelio, se identificó con este símbolo: el Padre, por amor, lo ha “entregado” a Él, el Hijo Unigénito, a los hombres para que tengan vida (Cf. Jn 3,13-17); y este amor inmenso del Padre lleva al Hijo a hacerse hombre, a hacerse siervo, a morir por nosotros y a morir en una cruz; por eso el Padre lo ha resucitado y le ha dado poder sobre todo el universo. Así se expresa el himno de la Carta de San Pablo a los Filipenses (2,6-11). Quien confía en Jesús crucificado recibe la misericordia de Dios que cura del veneno mortal del pecado.


El remedio que Dios da al pueblo vale también, especialmente, para los esposos que, “extenuados del camino”, sienten la tentación del desánimo, de la infidelidad, de mirar atrás, del abandono… También a ellos Dios Padre les entrega a su Hijo Jesús, no para condenarlos, sino para salvarlos: si confían en Él, los cura con el amor misericordioso que brota de su Cruz, con la fuerza de una gracia que regenera y encauza de nuevo la vida conyugal y familiar.


El amor de Jesús, que ha bendecido y consagrado la unión de los esposos, es capaz de mantener su amor y de renovarlo cuando humanamente se pierde, se hiere, se agota. El amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos; porque eso es el matrimonio: un camino en común de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a su mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser mejor hombre.


Es la reciprocidad de la diferencia. No es un camino llano, sin problemas, no, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida. El matrimonio es símbolo de la vida, de la vida real, no es una “novela”. Es sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia, un amor que encuentra en la Cruz su prueba y su garantía.




Esta es la misa con las 20 parejas de novios



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«Que nos case el Papa es el culmen de todo lo que podíamos desear»: flechazo y retorno a la fe

“Que me case precisamente el Papa Francisco, y casarme con el hombre de mi vida, es el culmen de todo lo que podía desear”. Estas son las palabras de Laura Carpuso, una romana de 34 años que este domingo 14 de septiembre, se une en matrimonio a Marco Purcaro en una solemne ceremonia celebrada por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

Laura trabaja como organizadora de eventos y Marco es un ex bailarín profesional de 32 años de edad. Su recorrido hasta el matrimonio, según explican, ha estado siempre marcado por la figura del Papa Francisco.


“Yo lo digo siempre, el Papa Francisco me ha enseñado muchas cosas, especialmente aquella frase que repitió sobre el matrimonio: ‘vosotros, esposos, aunque vuelen los platos no id nunca a dormir sin hacer las paces’ y las palabras de ‘por favor, gracias y perdona’, que para nosotros se han convertido en nuestro pan cotidiano. Cuando reñimos Marco siempre me repite estas frases y solucionamos las cosas”, explicó Laura en declaraciones a ACI Prensa el 11 de septiembre en Roma.


La pareja conoció al Papa Francisco el pasado 14 de febrero, cuando el Pontífice argentino recibió a 20.000 novios en la Plaza de San Pedro con ocasión de la fiesta de San Valentín.


“Desde entonces el Papa entró en mi vida y ahora es un punto de referencia y una persona importantísima”, agrega Laura.


Marco declaró a ACI Prensa que el Papa Francisco “es un símbolo para nosotros y todo lo que hace y dice es un ejemplo a seguir para nuestra fe y nuestro camino de vida. No solo es un Papa, también es un padre. Cuando seamos mayores le contaremos a nuestros nietos que el Papa Francisco nos casó en la Basílica de San Pedro”.


La historia de esta pareja comienza con un vacío espiritual y la búsqueda de Dios. Después de andar por todo el mundo, Marco necesitaba un cambio en su vida, y buscó la paz dedicando un tiempo a la peregrinación. De manera inesperada, conoció a Laura en un matrimonio. Ella era una cristiana no practicante, y volvió al seno de la Iglesia gracias a Marco.


“Como soy bailarín siempre he trabajado fuera, en Holanda, España, Francia, América. De manera un poco imprevista volví a Italia. Necesitaba tener un poco de paz, así que me dediqué por un tiempo a la peregrinación y en esa época, en una fiesta de matrimonio conocí a Laura. Lo último que me esperaba era encontrar una persona con la que compartir mi vida, y ahora llevamos un año y medio juntos y nos vamos a casar”, señala Marco.


La pareja afirma que fue bendecida por Dios desde el principio, y su historia estuvo marcada por la providencia. “Al poco de conocerla la invité a salir, después de una semana ya estábamos saliendo formalmente como pareja y a los tres meses ya pensábamos en casarnos”.


Los futuros esposos recibieron el curso prematrimonial y tenían planeado casarse en su parroquia el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, pero un día, su párroco les dio la sorpresa: Había llegado una carta del Vaticano en la que ofrecían participar en una ceremonia conjunta por la que el Papa quería casar a 20 parejas.


“Hicimos la petición y en dos semanas nos dieron una respuesta positiva. Cuando me enteramos estuvimos dos días sin dormir de la emoción. Para nosotros es la consagración a Dios de nuestra vida y la bendición de nuestra unión”.


En los días previos a la celebración, las 20 parejas están preparando la ceremonia con algunos ensayos. Todo está listo: los futuros cónyuges entrarán en la Basílica acompañados de sus correspondientes padrinos y madrinas, y se dispondrán en semicírculo ante el altar mayor, 10 parejas a derecha y las otras 10 a la izquierda. “Mi madre está muy emocionada y no puede creerse que llegue este día. Están todos muy contentos. Nuestros padres también son católicos, así que para ellos este día también es muy especial”.


Junto al Papa Francisco concelebra la Misa el Vicario General del Papa para la Diócesis de Roma, Cardenal Agostino Vallini; el Vicegerente de la Diócesis de Roma, Filippo Ianonne; y los 20 párrocos que dirigen las iglesias a las que pertenecen los novios.


La ceremonia formará parte de un gesto más del Papa Francisco por acercarse a la Diócesis de Roma, de la cual es Obispo como Sucesor de Pedro. Anteriormente, el Papa Francisco visitó varias parroquias de la ciudad, y administró diversos Sacramentos entre los fieles de Roma.