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lundi 16 février 2015

Cada año, más de 2.000 jóvenes de Madrid viajan a Asia, África y América en proyectos con misioneros

El día 6 de febrero se reunieron en la Delegación Episcopal de Misiones de Madrid algunos responsables de instituciones que organizan actividades misioneras de corta duración para jóvenes. En este encuentro se dieron a conocer las ayudas que la delegación de misiones de la diócesis madrileña les ofrece.

Los Javerianos, las universidades del CEU, la Fraternidad Misionera Verbum Dei, Jóvenes para la Misión, la Parroquia de Santa María de Majadahonda, las Oblatas de María Inmaculada, Selvas Amazónicas, Campos Misioneros de Trabajo, las Franciscanas Misioneras de María, Regnum Christi…


Cada uno expuso el trabajo que espera realizar este verano y las necesidades que tienen a la hora de ofertar sus proyectos para los jóvenes.


Desde la delegación de misiones de Madrid se les propuso una serie de actividades que podrían ayudarles en su deseo de formar y fortalecer el espíritu misionero en los jóvenes con los que tratan.


Se calcula que son de dos mil a dos mil quinientos jóvenes que salen cada año desde Madrid para participar en alguna acción misionera en América, África y Asia.


Comparten su tiempo y trabajo, viviendo una experiencia inolvidable para muchos, con los misioneros que en países como Cuba, Perú, Costa Rica, Etiopía, Marruecos, la India… están dando su vida en el servicio a los demás. Durante los días de experiencia misionera, todos reconocen que su vida se enriquece gracias a la espiritualidad, la alegría y la esperanza de los misioneros y de las personas que allí conocen y con las que comparten esta “aventura” de gran impacto en sus vidas.


Por otro lado, Obras Misionales Pontificias pone a disposición de todos los jóvenes con inquietudes misioneros la Guía 2015 “Compartir la Misión” , que recoge numerosas propuestas misioneras y solidarias para jóvenes, por parte de diversas organizaciones y grupos misioneros. Su objetivo es facilitar un cauce a los jóvenes, a partir de 17 años, adaptado al tiempo con el que cuentan.



«Oí que se nos quiere usted escapar», comentó Francisco al nuevo cardenal Suárez, de 76 años

Alberto Suárez Inda es el titular de la archidiócesis de Morelia, la más grande del convulso estado mexicano de Michoacán, marcado históricamente por la inseguridad, el crimen organizado y la lucha entre cárteles.

Su nombramiento como cardenal se produce tras el segundo consistorio presidido por el papa Francisco, en el que han sido designados veinte nuevos cardenales, quince electores y cinco no electores.


Todos ellos representantes de la Iglesia de Jorge Bergoglio, descentralizada y decidida a prestar servicio en sus áreas periféricas, tanto geográficas como existenciales.


Suárez Inda nació el 30 de enero de 1939 en el municipio de Celaya, en el estado de Guanajuato.


Cursó estudios eclesiásticos en el seminario de Morelia y más tarde dejó México para trasladarse a la capital italiana, donde se licenció en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma.


Su ordenación sacerdotal se produjo el 8 de agosto de 1964 y pasó a formar parte del clero de su Celaya natal tras la constitución de esa diócesis en 1973.


Fue ordenado obispo a los 46 años, el 5 de noviembre de 1985, y tomó posesión de la diócesis de Tacámbaro, en Michoacán.


Permaneció en ese municipio, de cerca de 70.000 habitantes, hasta que en enero de 1995 el papa y hoy santo Juan Pablo II le nombró arzobispo metropolitano de Morelia, capital también del estado mexicano de Morelos.


Una región marcada históricamente por la inseguridad y por el crimen organizado, en concreto por cárteles como Los Caballeros Templarios o La Familia, ante los que los vecinos han llegado incluso a levantarse en armas para tratar de evitar sus abusos constituyéndose en la autoproclamada “policía comunitaria”.


Ante esta situación, Suárez Inda fue uno de los nueve prelados que firmaron el “Mensaje al pueblo de Dios en nuestras diócesis Michoacán ”, en el que mostraron su preocupación por los altos niveles de delincuencia en una región en la que el crimen organizado parece enquistado.


En esta carta abierta, publicada en la página de internet de la diócesis, los signatarios se dicen dolidos “por la sangre que se ha derramado, la angustia de las víctimas de los secuestros, los asaltos y las extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en las confrontaciones entre las bandas”.


“¡No es posible seguir viviendo así! Los Obispos de esta Provincia Eclesiástica, que comprende las Diócesis de Morelia, Zamora, Tacámbaro, Apatzingán y Ciudad Lázaro Cárdenas, asumimos las responsabilidades que nos tocan como Pastores de la grey que el Señor nos ha confiado”, reivindicaron.


Y animaron: “Pedimos a nuestros sacerdotes, sigan haciéndose solidarios con los fieles y hagan cuanto esté a su alcance, privilegiando como es natural la asistencia espiritual, el acompañamiento a las familias y esforzándose por realizar acciones concretas a favor de la paz y de la reconciliación”.


Suárez Inda ha manifestado en múltiples ocasiones su intención de retirarse, de “descansar”, y por esa razón, como es preceptivo de acuerdo al Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al papa al cumplir los 75 años.


Sin embargo poco o nada le ha importado su petición al pontífice ya que este, no solo no le ha concedido la salida, sino que le ha nombrado “príncipe de la Iglesia”, convirtiéndose en el primer cardenal en guiar la demarcación episcopal de Morelia.


El nuevo purpurado recordó en declaraciones a los medios locales cómo el papa argentino le instó a continuar con su misión episcopal.


“El día que yo saludé al Santo Padre fue el 20 de mayo pasado en Roma y fue cuando él, sin que yo me lo esperara, me dijo: ‘he escuchado que usted ya se nos quiere escapar y yo le pido que aguante’ y no tuve más que responder”, confesó.


Acaba de cumplir los 76 años y se incorpora al actual Colegio Cardenalicio como el quinto mexicano, dos no electores por superar los 80 años y tres electores entre los que se incluye.



«Aún no me lo creo», dice el primer cardenal de la historia de Panamá, el español José Luis Lacunza

El Aula Pablo VI del Vaticano se ha convirtió en la tarde del sábado en un espacio privilegiado en el que miles de fieles han podido ir a saludar y felicitar a los nuevos cardenales, creados por el Santo Padre en el Consistorio de esta misma mañana.

Abrazos, cánticos tradicionales y banderas de todas las partes del mundo para dar la bienvenida a los nuevos purpurados.


Entre ellos estaba José Luis Lacunza Maestrojuán, nacido en España pero sirviendo desde hace muchos años en la Iglesia de Panamá. Así, este obispo de David se convierte en el primer cardenal de Panamá.


Antes de comenzar a saludar a los fieles que hacían fila para darle la enhorabuena, ha comentado con los periodista allí presentes sus impresiones sobre la realidad de la Iglesia en su país y cómo se siente ante su nombramiento.


“Sé que tengo que estar ahí, al servicio del Papa y a lo que el Papa me pida. Aún no sé por dónde me va a pedir en concreto qué servicio. Porque en términos generales decimos que el cardenal es un asesor del Papa, pero normalmente eso se traduce en algunas actividades concretas que el Papa pide: participar en algún dicasterio, en algún tipo de trabajo pastoral… Eso aún no está designado”, ha explicado.


Ante una pregunta sobre la importancia en la Iglesia de América Latina de la beatificación de monseñor Romero, recientemente anunciada, el nuevo cardenal ha indicado que “creo que va a ser un momento cumbre de la vida de la Iglesia del Salvador y América Latina porque va a ser un reconocimiento de la vida pastoral de un hombre que se entregó al servicio de los pobres y que por eso, por entregarse al servicio de los pobres, fue matado vilmente. Creo que reconocer eso, que fue un mártir, que dio su vida por la fe, es un testimonio que nos puede ayudar a todos los latinoamericanos a tener más coraje para vivir y defender nuestra fe”.


Asimismo ha recordado que también hay sacerdotes y laicos, catequistas, delegados de la Palabra… “Mucha gente en América Latina y Centroamérica que ha muerto por defender o propagar su fe. Ojalá un día se pueda reconocer a todos", ha precisado.


“No me lo creo todavía”, ha bromeado sobre su creación como cardenal. “No sé porqué el papa Francisco lo ha hecho, pero lo acepto porque él lo ha querido así y trataré de hacerlo lo mejor posible para ayudarle”.


Hablando de los desafíos que tiene que afrontar la Iglesia en Panamá, el nuevo cardenal ha explicado que “son más o menos los mismos desafíos que tienen que afrontar en cualquier otro lugar”.


El Papa Francisco -ha observado- está decidido a enrumbar la Iglesia por un estilo de vida más sencillo, más cercano, más accesible, más misericordioso y yo creo que eso nos reta a todos.


“Tenemos que ser capaces de vivir nuestra fe con ese nuevo estilo que haga más creíble el Evangelio”, ha asegurado.


Finalmente, al ser interrogado sobre cómo va a las periferias la Iglesia de Panamá, el cardenal Lacunza ha señalado que en su diócesis cuenta con una población de más o menos cien mil indígenas.