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vendredi 3 avril 2015

San Thiguernach de Clones, obispo y abad.

San Tighernach de Clones, abad y obispo. 4 de abril.

Vivió entre los siglo V y VI, aunque la primera “Vita S. Tigernachi” fue escrita en el siglo XII, luego de la invasión inglesa a Irlanda, basándose en tradiciones locales, vestigios del culto e iconografía. Veamos algunos hitos de la leyenda e historia:


Niñez y juventud:

Siendo un niño pequeño aún, su madre vio que mientras dormía, de la boca del niño salían tres haces de luz: uno blanco, uno rojo y uno dorado. Cuando el niño despertó Dearfraych le preguntó que había soñado. El niño le respondió “soñaba que tres fuentes de origen divino fluían de mi boca. Un río de leche, uno de vino y el tercero de aceite. Luego vi a un santo varón que me dijo ‘en la tierra de tu madre harás una hermosa iglesia’”. Al poco tiempo fue raptado por pirata ingleses y llevado a la corte del rey, que se prendó de sus dotes y virtudes, permitiéndole dormir en su propio lecho, donde se le vio frecuentemente rodeado de resplandores. Su mujer le dijo: “este niño irlandés hace descender sobre nosotros la luz del cielo, dejémosle que repose con nuestros hijos”. Y así hicieron, lo acostaron con los hijos del rey, que amanecieron muertos. Los reyes lo apesaron y llamaron a San Monennius (6 de diciembre), que resucitó a los niños, declarando no era culpa de Tighernach. Monennius lo envió a San Ninian (16 de septiembre), que lo instruyó en las artes, ciencias, teología. Cuando terminó su instrucción, Tighernach emprendió una peregrinación a Roma, donde fue ordenado presbítero. Volvió de Roma con reliquias de los santos Pedro y Pablo, y en Tours se hospedó, coincidiendo con San Kieran (5 de marzo) en una posada, donde esa noche murieron todos. Tighernach y Kieran oraron por ellos y resucitaron todos. Nació una gran amistad entre ambos santos, que duraría toda la vida.


Al llegar al mar, para embarcar rumbo a Irlanda, encontró prisionera a Ethnea, hija del rey de Munster, a la que traían de Irlanda para casarse con un príncipe pagano inglés. Dijo al santo la liberase de los paganos, Tighernach intercedió, pero el rey inglés no quiso oírlo. Tighernach hizo una oración y Ethnea cayó muerta. El rey le dio el cadáver, al que nuestro santo embarcó rumbo a Irlanda en un ataúd. Estando en altamar, quiso decir misa y al preparar el altar vieron que no tenían agua para mezclar con el vino; entonces cayó una gota de lluvia desde el cielo, pudiendo celebrarse la misa. Al llegar a Irlanda, Tighernach desembarcó el ataúd y dijo "Oh Ethnea, en nombre de Jesucristo, levántate". Y así fue. Luego se fue a Kildare, donde le recibió su madrina con gran alegría y con la que estuvo un tiempo.


Misión en Irlanda:

El primer sitio donde desplegó su apostolado fue en Munster. Allí los pobladores adoraban un ídolo en el que vivía un demonio. Tighernach trazó la señal de la cruz, el ídolo se rompió y salió bramando el demonio. Todos se convirtieron y fueron bautizados por el santo. El rey Fiachrius le dio terrenos para que fundase un monasterio. En una ocasión le pidió al santo orase para obtener la victoria sobre los enemigos. El santo hizo oración y los atacantes huyeron despavoridos antes de entablar batalla.


Visitando a Santa Brígida tuvo esta una revelación en la que supo que Tighernach debía ser consagrado obispo. Convocó a los obispos y al clero, que aceptaron su decisión (no debe asombrarnos, algunas abadesas medievales podían poner y deponer obispos y presbíteros. Su autoridad era acatada). Consagrado obispo, Tigernach volvió con su abuelo y su madre. El viejo rey le dio la abadía de Clogher y la sede ocupada por San Machadin (3 de enero), y este tuvo que huir, pero Tighernach no quiso acceder a semejante tropelía y se escondió en las montañas, aunque siguió siendo obispo titular, según la leyenda, que le hace obispo y abad al mismo tiempo. Allí comenzó vida de eremita, en una pequeña celda, alejado del mundo. Poco a poco su fama de santidad se extendió y era visitado por el puenlo, nobles, obispos, que pedían su consejo e imploraban sus oraciones. Uno de ellos fue Duach, obispo de Armagh, el cual, al regresar murió en el camino, por una negligencia de su cochero. Lo supo Tighernach por revelación, bajó de la montaña y al llegar adonde estaba el cadáver, lo roció con agua bendita y lo resucitó.


Últimos años:

Dejando la vida eremítica, se fue a Clones, territorio de su abuelo, donde construyó un monasterio con su propia regla, cumpliéndose el sueño de la infancia. Allí dedicó toda su vida a la oración y la penitencia. En 518, treinta años antes de morir, quedó ciego y enfermo. En 548 le llegó la muerte, según algunos, el 22 de diciembre, pero los Bollanditas la recogen a 4 de abril, hallándose rastros del culto y memoriales que lo mencionan a 4 de abril. Todos los martirologios de prestigio (Beda, Floro, Pseudojerónimo, etc.) también lo traen a esta fecha de hoy. En Clones, centro de su culto y de donde aún es patrón, se le llama San Tierney. El monasterio tuvo vida hasta la persecución de Enrique VIII. Había sufrido incendios, reformas, ampliaciones y embellecimientos. El 1207 fue destruida, pero levantada de nuevo en 5 años. En el siglo XIX fueron halladas otras ruinas de dicho monasterio en un jardín privado. En él se conserva una tumba prominente, identificada con la del santo.


Fuentes:

- Vidas de los santos irlandeses. O´Hanlon. C O’HANLON. C.

"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.



Los asaltantes de la universidad en Kenia separaron a los cristianos para matarlos: hay 147 muertos







































Los asaltantes de la universidad en Kenia separaron a los cristianos para matarlos: hay 147 muertos

Los cristianos son las víctimas escogidas por el grupo Al Shabab para sus crímenes.




En la madrugada del Jueves Santo, hombres armados del grupo terrorista islámico Al Shabab irrumpieron en la Universidad de Garissa (Kenia) y asesinaron a 147 personas, la mayoría estudiantes. Según testigos, los yihadistas separaron a los cristianos y los ejecutaron.

Los cuatro asaltantes asesinaron a los guardias de la universidad mientras los alumnos aún dormían, hicieron detonar explosivos y tomaron decenas de rehenes en las habitaciones. Durante más de 15 horas controlaron el centro de estudios, hasta que murieron en el asalto de policías y militares para liberar el edificio.


Uno de los testigos, identificado como Joel Ayora, dijo en declaraciones citadas por CNN que los hombres armados también irrumpieron en un servicio cristiano universitario en Jueves Santo y luego se dirigieron a los dormitorios.


Los atacantes separaron a los estudiantes por religión, dejaron huir a los musulmanes y mantuvieron a decenas de cristianos como rehenes, según informó la Agencia France Presse.


Un portavoz de Al Shabab, grupo islámico somalí vinculado a Al Qaeda, declaró a la BBC: "Hemos matado a mucha gente, los kenianos quedarán espantados cuando entren (a la universidad)". Según varios reportes de prensa, los ejecutaron a balazos y por decapitación.


De los casi 900 estudiantes que tiene la universidad, 550 jóvenes lograron huir. Hay decenas de heridos. La Universidad de Garissa, en el este de Kenia, se ubica a 145 kilómetros de la frontera con Somalia.


En septiembre de 2013, Al Shabab perpetró otro ataque terrorista en Kenia cuando irrumpió en el centro comercial Westgate de Nairobi y 67 personas perdieron la vida.


Los cristianos son un blanco recurrente de Al Shabab, en noviembre pasado emboscaron un autobús en Kenia y asesinaron a todos los que no pudieron recitar versos del Corán.




Semana Santa, sacerdotes desbordados: doscientos jóvenes y cien familias acuden a echar una mano

Llega el Triduo Pascual y los párrocos de zonas rurales como Cabrales (Asturias), Cevico de la Torre (Palencia) o Valle de Mena (Burgos) se ven desbordados para atender a una feligresía que puede abarcar más de doce pueblos. En ayuda de estos sacerdotes, acuden cada año un centenar de familias que, repartidas por doce provincias, prestan servicio a la Iglesia y llevan a cabo una valiosa labor evangelizadora.

Juventud y Familia Misionera es un apostolado del movimiento Regnum Christi y su responsable en España, Jorge Barco, explica que lo más importante de esta misión es ayudar a la parroquia y alimentar la fe de la propia familia: “Es lo más grande que pueden hacer unos padres por sus hijos”. A cada pueblo llega una unidad misionera compuesta por siete u ocho familias –con abuelos incluidos–, uno o dos capellanes y una consagrada, que conviven durante cinco días en colegios o albergues: “La intención es que nazca una comunidad evangelizadora que perdure en el tiempo”, explica Barco. La primera tarea, y más importante, que llevan a cabo es la del “primer anuncio”: visitar a los vecinos del pueblo, puerta a puerta, animándoles e invitándoles a participar en los oficios. Por otro lado, según las necesidades de la parroquia, organizan procesiones, vía crucis, y todo “con un testimonio alegre de fe”.


Evangelización juvenil mediante la Eucaristía

Como evangelizar en familia no es igual para un chaval de 10 años que para uno de 15, este apostolado acoge también a jóvenes de 14 a 30. Su misionado está actualmente incardinado en Murcia: “Desde hace unos años estamos con los chicos en zonas urbanas, porque es ahí donde están los jóvenes, y el mejor evangelizador de un joven es otro”, añade Jorge Barco.


El procedimiento es parecido al de las familias: anuncio por las casas y por las calles, o en la puerta de los bares... y una participación activa en la vida de las parroquias, que acogen un total de 200 jóvenes divididos en unidades de veinte o veinticinco personas: “Intentamos que se alojen en las casas de los feligreses, al estilo de la JMJ, porque es una forma de alimentar la fe de los fieles de la parroquia”. La actividad apostólica más impactante que llevan a cabo los jóvenes es la SolNight (sé luz en la noche). “Una acción de evangelización directa en torno a la Eucaristía”. Los jóvenes invitan a los viandantes a acudir a la parroquia donde está expuesto el Santísimo para adorarle, tal como hicieron los amigos del paralítico del Evangelio al que descuelgan del techo para que Jesús le cure. “Consiste en ser los amigos que anuncien que Cristo está vivo”.


Después de catorce años misionando por toda España, Jorge Barco reconoce haber sido testigo de muchos milagros: “Dios solo necesita nuestro sí”.



Artículo publicado originalmente en Misión.



500.000 embriones congelados esperan destino en manos de sus manipuladores, sin voz ni voto

Hace 37 años nació la primera “niña probeta”. Desde entonces, han nacido cinco millones de bebés fecundados in vitro. Como resultado de este “avance científico”, el embrión humano se ha convertido en un objeto de consumo. Aquellos embriones que nunca llegan a ser transferidos al útero quedan a la deriva de tres caminos dramáticos: ser criopreservados, destinados a la investigación o, directamente, destruidos.

Cerca de medio millón de embriones humanos permanecen congelados en nuestro país en bancos de criopreservación, un letargo a -196 ºC que se ha convertido, en palabras del sacerdote Alfonso Fernández Benito, experto en teología moral, en un verdadero “corredor de la muerte”.


Llegados a este punto se plantean dilemas de diversa índole: moral (si es ético almacenar indefinidamente embriones o dejarlos morir); judicial (por ejemplo, qué hacer con los embriones congelados de una pareja que años después se divorcia); económico (mantenerlos en nitrógeno líquido es muy costoso), e, incluso, espacial (el volumen de embriones criopreservados aumenta cada día).


Esta cadena perpetua no es más que el resultado de un proceso que empieza en el laboratorio de un centro de técnicas de reproducción asistida. ¿Cómo surge este dilema?


El catedrático de Genética de la Uni­ver­sidad de Alcalá de Henares, el profesor Nicolás G. Jouve, define las técnicas de reproducción artificial como todos aquellos procedimientos que manipulan el óvulo, el espermatozoide o el embrión, con el fin de conseguir un embarazo.




Nicolás Jouve.


Dependiendo de dónde se produzca la fecundación, hay que distinguir entre distintas técnicas: la fecundación in vivo , en que se manipulan gametos, pero no embriones, ya que la fecundación tiene lugar en las trompas de falopio (es el caso de la inseminación artificial, ya sea con esperma del propio cónyuge o de un donante); y la fecundación in vitro (FIV), la cual tiene lugar fuera del claustro ma­terno.


En esta, una vez llevada a cabo la fecundación, los embriones producidos en laboratorio se transfieren al útero, por lo que el proceso se conoce como FIVET (fecundación in vitro y transferencia embrionaria). Esta tecnología, que se desarrolla desde 1978, genera embriones que son “tan humanos como los que vienen por vía natural, pero se convierten en objetos manipulables porque están en manos de quienes los producen, con el consentimiento de leyes y padres”, sentencia Jouve.


Por eso, porque son humanos, se plantean problemas morales a los que la bioética personalista, que considera al ser humano un fin en sí mismo y no un medio, da una clara respuesta.


El ser humano como medio

Si bien el gran problema al que nos enfrentamos es el de la instrumentalización de la vida y la consideración del hijo como un derecho y no como un don, fruto del amor de los esposos, el primero de los problemas éticos derivados de la reproducción in vitro es que se producen más embriones de los que van a ser implantados (embriones “sobrantes”).


Actual­mente, y dependiendo de la edad de la mujer, en cada proceso de FIV se fecundan entre 5 y 10 óvulos y, como esta tecnología tiene un rendimiento del 25 al 30 por ciento, como mucho, para elevar las probabilidades de que nazca un hijo se implanta más de un embrión. En Ale­mania e Italia, a lo sumo, se transfieren cuatro embriones al vientre de la mujer. En España está permitida la transferencia de un número ilimitado aunque se suelen implantar cuatro. El resto se des­echan, se destinan a la investigación o se congelan. Si, pasados cinco años, nadie reclama estos embriones congelados, se podrán descongelar para la investigación o se dejan morir.


Además, algunos centros de reproducción asistida ofrecen a la pareja que continúa el tratamiento la posibilidad de acudir a una “reducción embrionaria”, es decir, una técnica abortiva que disminuye a 1 o 2 el número de fetos y que, como se ha comprobado, conlleva un aumento de hasta un 75 por ciento del riesgo de parto prematuro.


Dilemas éticos

La Iglesia aún no se ha pronunciado claramente sobre lo que debería hacerse con los embriones criopreservados. Según Fernández Benito, “lo más lícito es dejar de producir embriones”.




Alfonso Fernández Benito.


Pero ¿qué hacer con los que ya existen? Este teólogo mo­ralista indica que si una pareja que tiene embriones congelados acude a él diciéndole “no lo sabíamos”, por lo que se enfrentan a serios problemas de conciencia, él les recomienda “que los descongelen e implanten, de dos en dos, o que los dejen morir en paz, porque la oportunidad de que sobrevivan es muy remota”. De hecho, de los que se descongelan, un tercio mueren en el camino, y de los restantes, si se transfieren al útero materno, el 87 por ciento no finaliza la gestación.


Cabría otra posibilidad, sobre la que la Iglesia tampoco se ha pronunciado: la adopción de embriones congelados. “Podría ser una opción –dice Jouve– pero, en todo caso, no sería la solución para los 500.000 embriones que hay en circulación en nuestro país”. Además, a esto se sumaría el problema de la identidad: “Nuestra sociedad no es consciente de que se está transgrediendo el derecho del niño a saber quiénes son sus padres, a nacer en una familia y a ser concebido de forma digna”.


Esto mismo lo explica la instrucción Donum vitae (1987), sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, que la Santa Sede publicó ante el auge de las técnicas de reproducción artificial. “El hijo no es algo debido y no puede ser considerado como objeto de propiedad [...], tiene derecho a ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres y tiene también derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción”.


Neoeugenesia

Hace pocos meses, el Gobierno británico aprobó la creación de embriones provenientes de tres donantes: dos madres y un padre. Este tipo de ingeniería genética está orientada a crear embriones sin defectos en el ADN mitocondrial (orgánulos que están fuera del núcleo de una célula, es decir, en el citoplasma), los cuales podrían dar lugar a enfermedades. En este caso, se utilizaría el esperma del padre, el núcleo del óvulo de la madre y el citoplasma de una donante.


Este es un paso más dentro de la tecnología del llamado “bebé medicamento”, que permite a los padres de un hijo con una patología tener otro hijo sano cuya sangre o médula sirva para curar al en­fermo. Así, el hijo sano se convierte “en la caja de herramientas para arreglar al hermanito enfermo”, asegura Jouve.


Bancos de cordón umbilical

Esta técnica es posible gracias al denominado “diagnóstico genético preimplantacional” (DGP), que permite conocer in­for­­ma­ción genética de un embrión para elegir el sexo del bebé o para descartar a los que portan un gen que puede dar lugar a enfermedades. “Es una práctica eugenésica, porque se trata de seleccionar seres humanos por sus cualidades genéticas”, explica Jouve. Además, “es muy bajo el porcentaje de éxito, porque para este diagnóstico hay que extraer una célula al embrión, y pocos logran sobrevivir”.


Por otra parte, en el “bebé medicamento” se observa claramente la intención ideológica que hay detrás de toda esta ingeniería, ya que “ir a un banco de cordones umbilicales sería su­ficiente para tratar de sanar al niño en­fermo, y nos ahorraríamos un largo proceso, muy duro para la madre y para los embriones”, sentencia el genetista. Por si fuera poco, cada vez hay más bibliografía que corrobora las enfermedades que desarrollan los niños pro­ducidos in vitro: cáncer infantil o enfermedades como el sín­dro­me de Prader-Willi o el de Angelman, debido, sobre todo, a los efectos del ambiente en el cultivo. “No se puede comparar el claustro materno con el frío medio del laboratorio”, apunta Jouve.


Para evitar que dilemas como estos continúen, hace falta un cambio en la legislación, pero este solo será posible si se crea conciencia social del mal que se está haciendo al no respetar la vida humana en todas sus instancias.


Artículo publicado originalmente en Misión.