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lundi 2 mars 2015

Alexis de Tocqueville frente al Islam. Por Julián Schvindlerman. Libertad Digital

Tras los infames atentados en Paris a inicios de año, los franceses corrieron a librerías y bibliotecas para conseguir un libro escrito en 1763: el Tratado sobre la Intolerancia de Voltaire. Uno debiera ser disculpado por pensar que -dado que los perpetradores habían sido musulmanes y las víctimas francesas- quizás quienes debían leer esa obra eran los musulmanes más que los franceses. Pero ya que estos últimos se han mostrado ávidos por los grandes pensadores clásicos que su cultura legó a la humanidad, una buena lectura complementaria sería Notes sur le Coran et autres textes sur les religions de Alexis de Tocqueville. La obra les permitirá conocer las impresiones poco complacientes acerca del Islam que albergó este notable escritor y político francés de mediados del siglo XIX. (Existe una traducción al español de Fernando Caro, comentada por Jean-Louis Benoît, editada en Madrid).

El contexto en que Tocqueville lee y toma notas sobre el Corán -1838 en adelante- es uno tal en que varios de sus colegas se declaran admiradores del Islam y en que no pocos académicos europeos (entre ellos muchos judíos) han comenzado a presentar una imagen benigna de esa fe oriental ante sus contemporáneos. Francia acaba de empezar la colonización de Argelia y Tocqueville realiza dos viajes allí, en 1841 y 1846, para conocer en profundidad la cultura y la religión que han entrado en contacto con la suya. Tras su lectura concluye, en palabras de Benoît, “que la religión de Mahoma no sólo tiene una insoportable propensión a multiplicar las llamadas a la guerra y la matanza de infieles, sino que además deja realmente poco espacio a la libertad”, que “históricamente, y por su naturaleza profunda, esta religión daba la espalda al futuro, al progreso y a la democracia”, y que el Islam, “al ir a contracorriente del desarrollo histórico y científico, está condenado por ello a la decadencia porque es incompatible con la democracia que representa el futuro inevitable de las sociedades modernas”.


Entre sus propias anotaciones surgidas de la lectura del Corán, Tocqueville observa la “magnífica recompensa para los que mueren empuñando las armas”, la “violencia del lenguaje de Mahoma principalmente dirigida contra judíos e infieles”, la “autorización y mandato de matar infieles”, la “santidad de la guerra santa, jaleada a la vez con energía y violencia”, y las cruentas condenas a quienes no sigan la fe musulmana: “Todos los infieles serán congregados en el infierno”, “los infieles tendrán las llamas por recompensa” y “el fuego es la morada eterna para los infieles”, entre otras muchas aseveraciones del tipo.


Su primera reacción ante el Corán quedó contenida en una carta enviada a su primo Luis de Kergorlay, en marzo de 1838: “La doctrina de que la fe salva, que el primero de los deberes religiosos es obedecer ciegamente al profeta, que la guerra santa es la primera de todas las buenas obras…, todas estas doctrinas cuyo resultado práctico es obvio, se hallan en cada página y casi en cada palabra del Corán”. Agrega: “Las tendencias violentas y sensuales del Corán chocan de tal modo a la vista que no concibo que escapen a un hombre con sentido común”. Y afirma: “Mahoma ha ejercido sobre la humanidad un poder inmenso que creo, en definitiva, ha sido más perjudicial que provechoso”.


Tocqueville se muestra sorprendido por la simpatía con que algunos de sus coetáneos ven al Islam. “Usted parece tener una cierta debilidad por el islamismo” le responde al conde Josef Arthur de Gobineau en 1843, quién le había confesado lamentar “no haber recurrido nunca a usted para que me pusiera, ceremoniosamente, el turbante en la cabeza, lo que, debo admitirlo, me hubiera halagado especialmente”. En 1855, Gobineau le envía una misiva a Tocqueville desde la embajada de Francia en Teherán, donde trabajaría por tres años, en la que dice que los iraníes son “unos pícaros que parecen nuestros primos y creo que pudiéramos decirnos con cierta justicia: en un futuro próximo seremos así”. Las simpatías pro-islámicas de Gobineau resultan llamativas a la luz de que él fue uno de los fundadores del racismo científico. Cómo sea, Tocqueville le responde: “Los turcos son unos torpes que la naturaleza parece haber destinado exclusivamente a ser engañados y derrotados por todo el mundo. Pero usted vive ahora en medio de una nación musulmana que, si hemos de creer a los viajeros, es inteligente, incluso refinada, ¿qué le arrastra desde hace siglos a esta inexorable decadencia?”.


Ya en 1844, Tocqueville había mencionado la decadencia del mundo islámico en una carta a su amigo Richard Monckton Milnes: “Únicamente me parece que, como Lamartine, usted ha regresado de Oriente un poco más musulmán de lo conveniente. No sé por qué hoy en día muchas mentes tan brillantes muestran esta tendencia. Por mi parte, en mi contacto con el islam he sentido… efectos totalmente opuestos. A medida que he conocido mejor esta religión, mejor he comprendido que sobre todo surge de ella la decadencia que afecta, cada vez más a nuestra vista, al mundo musulmán”.


Alexis de Tocqueville tuvo una virtud y gozó de un beneficio. Su virtud fue su mente privilegiada y un poder de observación desafectado de toda corrección política. Su beneficio fue haber vivido en una época en la que el pensamiento original todavía triunfaba por sobre las convenciones intelectuales reconfortantes y las ilusiones de moda. Tuvo también buena fortuna: el término islamofobia aún no había sido acuñado. De haber divulgado sus ideas sobre el Islam ciento setenta años más tarde, la casta progresista global -esos guardianes del bien pensar-, qué duda cabe, lo hubieran aniquilado.


NOTAS


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Alumno de un servidor



Durante el tiempo en que fuí profesor del Seminario de Jáén, tuve entre mis alumnos a don Luís Velas de la Coba, nacido en el pueblo de Mengibar.


Cuando fue ordenado sacerdote estuvo en párroco en Montizón y sus aldeas. Más tarde llegó hasta la parroquia de la Inmaculada de la localidad de Lopera. En todos los lugares dejó su buen hacer de pastor sencillo y humilde.


En un momento, se encontró enfermo siendo ingresado en el hospital, de donde salió, para volver al poco tiempo, donde falleció de una fatal enfermedad.


Descanse en paz, el amigo don Luís, el único alumno que ha pasado de esta vida a la Casa del Padre.


Tomás de la Torre Lendínez




Volver a los sacramentos tras décadas alejado: posibilidad en Cuaresma con «24 horas para el Señor»

Los católicos no practicantes y aquellos que por diversas razones están alejados de la Iglesia tienen una especial invitación del Papa Francisco para “volver a casa” en este tiempo de Cuaresma, un momento especial para la conversión y la reconciliación.

“Con mucha frecuencia la gente tiene miedo de volver a la Iglesia o al sacramento de la Confesión porque sienten que, como han estado fuera mucho tiempo, no hay vuelta atrás”, afirma el P. Geno Sylva, encargado de la sección en inglés del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.


“Esta iniciativa hará que la gente sepa que nunca es demasiado tarde y que siempre hay la posibilidad de volver”, dijo el sacerdote a ACI Prensa en Roma.


“24 horas para el Señor” es un evento anual que se realiza en el cuarto vienes y sábado de Cuaresma, que se inició el año pasado, bajo el auspicio del dicasterio y alentado por el Papa Francisco que sorprendió a todos al ser él el primero en confesarse en la Basílica de San Pedro en 2014.


Este año el evento se realizará los días 13 y 14 de marzo bajo el lema “Dios rico en misericordia”, un tema que “es muy importante para nuestro Santo Padre”, afirma el P. Sylva


El evento, que se espera sea replicado en todo el mundo, hará que todas las iglesias de Roma permanezcan abiertas para que los fieles tengan la posibilidad de confesarse y de participar en la Adoración Eucarística con material preparado específicamente para la ocasión.


El sacerdote recordó que el año pasado tuvo la oportunidad de confesar en la Iglesia de Santa Inés de la Agonía: “fue increíblemente emotivo e inspirador ver a tanta gente que volvía al sacramento después de décadas. Cuando les preguntaba la razón, muchos me dijeron que era porque el Papa los había invitado y efectivamente así fue. Lo hizo en el Ángelus del domingo anterior”.


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Frente a la ola de demagogia contra la clase de Religión, E-Cristians ofrece 10 respuestas útiles

La asignatura de Religión en España ha saltado al debate mediático debido a la publicación del nuevo temario en el Boletín Oficial del Estado. No aparece nada muy distinto a lo que se imparte en muchos otros países de Europa y del mundo pero cierta prensa anticlerical o laicista radical ha aprovechado para hacer una campaña populista y alarmista contra esta asignatura. La asociación E-Cristians (www.e-cristians.com) ha publicado un documento resumiendo las acusaciones y las respuestas razonables y denunciando la demagogia contra esta asignatura. Lo reproducimos a continuación.

Consideraciones sobre la clase de religión en la escuela: basta de demagogia


1. Ha bastado que apareciera en el BOE el temario de la clase de religión en el nuevo plan de estudios para que por parte de determinados medios, periodistas y comentaristas se haya producido un verdadero linchamiento que debe ser denunciado como un perjuicio grave contra los católicos y la Iglesia.


2. Reclamamos un debate racional sobre la función de la educación religiosa confesional en la escuela, y exigimos como ciudadanos respeto para nuestras creencias.


3. El nuevo decreto mantiene el carácter voluntario de la asignatura para los alumnos y de oferta obligatoria por parte de los centros, como así ha venido siendo. Quien quiere la elige y el centro tiene la obligación de cumplir con esta demanda, y quien no quiere no lo hace. Quien va a una clase de religión es porque quiere, y eso es así incluso en la escuela católica. ¿A quién molesta esta formación libre y voluntaria y por qué?


4. La diferencia principal ahora es que la religión, la nota de religión, volverá a formar parte del promedio de la nota escolar. ¿Es que no es el caso de todas las asignaturas que se imparten de manera regular, desde la plástica a la educación física? ¿Y entonces por qué no algo tan fundamental para la educación como la religión y la ética deben ser marginados y situados como una asignatura “maría”?


5. La educación religiosa en la escuela de carácter voluntario es buena para las familias y alumnos. Al igual que sucede con la escuela concertada, no es nada más que el cumplimiento del mandato constitucional, del derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos, un principio, que como es obvio no puede quedar reducido a las cuatro paredes domésticas, porque esto es simplemente una obviedad.


6. La religión, la educación religiosa genera un beneficio para la sociedad, una externalidad positiva muy importante. Desde los estudios de Coleman a finales de los ochenta, hasta los más recientes, se repiten las mismas conclusiones: los alumnos que practican su confesión religiosa obtienen mejores resultados académicos, su socialización es mucho más positiva, e incurren en una medida mucho menor en prácticas contrarias a su salud. Esto también sucede en relación a los centros escolares que son confesionales, en relación a los que no, y evidentemente todo esto después de “filtrar” los resultados por la variable de la renta de los padres.


7. En nuestro país el estudio del sociólogo Javier Elzo sobre la capacidad educativa de las familias, realizado para la Fundación Jaume Bofill, también señala –en este caso indirectamente- que aquellas que tienen un marco de referencia donde la religión es una componente obtienen buenos resultados, mientras que cuando tal variable no está presente, la dispersión en los resultados es muy considerable. La confesión religiosa es un factor favorable al rendimiento escolar del alumno, y también del aula.


8. En la vida adulta también reporta beneficios para la sociedad: los matrimonios católicos son mucho más estables, y por ello dotados de una mayor capacidad educadora, los casos de violencia contra la mujer son muy inferiores a la media (como lo constataba la encuesta del Instituto de la Mujer de la época Zapatero sobre este tema), dependen en menor medida de las ayudas sociales porque la estabilidad favorece a la larga una mejor situación económica, son los que aún mantienen un mínimo la natalidad de la que depende el futuro de las pensiones (las mujeres agnóstica o ateas tienen una tasa de fertilidad inferior a 1 cuando la tasa de remplazo necesita de 2,1 hijos por mujer en edad fértil).


9. Los católicos practicantes son quienes presentan una tasa de participación electoral por encima de la media, son el primer grupo social en este sentido, quienes más participan y aportan a la solidaridad.


10. La propia Iglesia lo ejemplifica con Cáritas, a la que se debe añadir los miles de iniciativas menores y mayores surgidas de grupos, e instituciones católicas. La crisis actual habría resultado insoportable para mucha, mucha gente sin la Iglesia, y los inmigrantes sin nada, aún se hubieran encontrado en peor situación.


La clase de religión confesional educa en el amor a Dios y a los hombres, en el respeto, en el esfuerzo, en el seguimiento de Jesucristo. ¿Qué tiene de mala esta educación? ¿Acaso no debería ser celebrada como socialmente necesaria? Más cuando la recibe solo el que la pide.


¿Acaso no interesa a todos fomentar comportamientos como los apuntados que además se basan en la libre adscripción?


Y todo esto sin referirnos a la importancia cultural de la educación católica, imprescindible para entender quiénes somos. ¿Sin entender el catolicismo quién puede leer la Divina Comedia? ¿Sin conocer a San Pablo se puede entender el predominio de la conciencia individual en Occidente?


Se habla de la necesidad de que los niños –y no solo ellos- conozcan el Islam para comprenderlo mejor, y el judaísmo. ¿Y no van a conocer con más intensidad lo que forma parte de sus raíces? ¿Qué aberrante forma de construir una sociedad es esa?


E-Cristians (www.e-cristians.com)



Despiden a una trabajadora de guardería que se negaba a leer cuentos gays a los niños: otro acoso

Parlamentarios de toda Europa avisan de que la discriminación contra los cristianos está siendo ignorada por gobiernos y tribunales, a la luz de una serie de casos que implican los derechos de trabajadores británicos a llevar cruces o a hablar de sus creencias.

El brazo parlamentario del Consejo de Europa ha presentado por primera vez una declaración formal pidiendo a los estados que reconozcan el principio de “acomodo razonable” de las creencias de los cristianos tradicionales en temas como la homosexualidad.


La primera prueba llega esta misma semana cuando se abre el caso en un tribunal laboral de una trabajadora de guardería que fue despedida por explicarle a una colega lesbiana sus creencias sobre el matrimonio del mismo sexo.


Sarah Mbuyi niega las acusaciones de que hostigó a la mujer –que no puede nombrarse por razones legales- durante la conversación que tuvo lugar en enero del año pasado. También asegura que se le pidió actuar contra sus creencias, pidiéndole que leyera a los niños cuentos sobre parejas del mismo sexo.


La señora Mbuyi cuenta con el apoyo del Centro Legal Cristiano, que ha encargado al abogado de derechos humanos Paul Diamond que la represente en el juzgado de Watford.


El equipo legal piensa utilizar una nueva declaración del Consejo de Europa, organismo internacional responsable del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, insistiendo en que los cristianos son ahora víctimas de “intolerancia y discriminación” en todo el continente.


Miembros de la Asamblea del Consejo de Europa –formada por diputados de parlamentos nacionales- aprobaron la resolución en respuesta a un informe que detallaba una serie de casos que implicaba a cristianos británicos. Incluían el caso de Gary McFarlane, antiguo consejero de relaciones humanas, y Lillian Ladele, funcionaria del registro matrimonial. Ambos se negaron a realizar tareas que consideraban que expresaban apoyo a la homosexualidad, algo que ellos creen que es contrario a la Biblia. También recogía el caso de Shirley Chaplin, una enfermera a la que prohibieron llevar una crucecita al cuello en el trabajo.


Los tres presentaron su situación al Tribunal Europeo de Derechos humanos, pero perdieron.


Sin embargo, el Tribunal sí apoyó las reclamaciones de Nadia Eweida, una azafata de British Airways que fue despedida porque la crucecita que llevaba contradecía la política de uniformes de la aerolínea.


“Numerosos actos de hostilidad, violencia y vandalismo se ha registrado en años recientes contra Cristianos y sus puestos de trabajo, pero estos actos a menudo son desatendidos por las autoridades nacionales”, afirma la declaración.


La expresión de la fe a veces es indebidamente limitada por la legislación nacional y por políticas que no permiten el acomodo de creencias y prácticas religiosas”, prosigue el texto.


Continúa pidiendo que los países adopten el principio de “acomodo razonable”, que significa que los trabajadores deberían poder objetar en conciencia a las tareas que están en conflicto con sus creencias si en la práctica es posible.


“El acomodo razonable de las prácticas y creencias religiosas constituye un medio pragmático de asegurar el ejercicio efectiva y pleno de la libertad religiosa”.


“Cuando se aplica con espíritu de tolerancia, el acomodo razonable permite a todos los grupos religiosos vivir en armonía en el respeto y aceptación de su diversidad”.


La señora Mbuyi declaró: “En un país cristiano, una persona debería tener la libertad de explicar lo que los cristianos creen si se le pregunta. Y en cualquier país, explicar la visión compartida de las religiones abrahámicas históricas sobre la sexualidad debería ser simplemente un tema de hechos e historia, y no ser tomado por nadie, empleados o superiores, como algo personal o abusivo”.


Andrea Williams, directora del Centro Legal Cristiano declaró: “Este es un caso directo de un empleador que no respeta los derechos religiosos y las libertades de un empleado y decide favorecer la postura de los homosexuales frente a la enseñanza histórica de hechos de una de las mayores religiones del mundo. En el tribunal, se explicará que los empleadores de la señora Mbuyi pedían que ella actuase contra su fe promoviendo entre los niños las uniones del mismo sexo. La señora Mbuyi fue despedida simplemente por sostener y expresar una visión sobre la homosexualidad basada en su religión, en una conversación. El tema central del caso es ver si los empleadores podían legalmente penalizarla por sostener y expresar esa postura”.


(Traducción de The Telegraph por ReL)