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mercredi 8 octobre 2014

BRUTO - Un navarro en el Amazonas: el capuchino que más sabe de indígenas nómadas en Ecuador

Un navarro en el Amazonas: el capuchino que más sabe de indígenas nómadas en Ecuador

El misionero que alerta sobre los pueblos ocultos del Yasuní


Paúl Mena Erazo

Ecuador, para BBC Mundo

Viernes, 4 de octubre de 2013


Miguel Ángel Cabodevilla

El misionero capuchino vive desde el año 2000 entre España y Ecuador.


Su pasión por conocer acerca de los pueblos amazónicos en Ecuador comenzó cuando tenía 10 años de edad. Hoy, el español Miguel Ángel Cabodevilla, de 64 años, se ha convertido en un referente en la investigación de los pueblos ocultos en la Amazonía ecuatoriana, protagonistas actuales del debate sobre la explotación del Parque Nacional Yasuní.

En la Pamplona de su infancia, este misionero capuchino conoció a un sacerdote que había llegado de la selva ecuatoriana y contaba historias de los aborígenes del lugar. Debido a esas historias, viajó en 1984 a Ecuador y compartió su vida con indígenas amazónicos por alrededor de 16 años.

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Cabodevilla ha escrito decenas de textos sobre los aborígenes de la zona y sus aportes especialmente observados ahora, cuando en Ecuador se discute sobre la suerte de los pueblos ocultos en la Amazonía y la extracción de crudo en el Yasuní, anunciada por el gobierno de Rafael Correa.

Este jueves la Asamblea Nacional resolvió autorizar la explotación de petróleo en los bloques 31 y 43 dentro del Parque Nacional, que ha sido hogar de los pueblos ocultos tagaeri y taromenane.

El Legislativo dispuso en su resolución excluir de la realización de actividades extractivas a una llamada zona intangible, dentro del Parque Yasuní, donde se cree están concentrados los pueblos en aislamiento, y ha señalado que en caso de avistamiento de indígenas de pueblos ocultos en áreas de explotación de crudo se suspenderán las actividades extractivas.

Falta de conocimiento

Miguel Ángel Cabodevilla cree que los mapas oficiales sobre la probable ubicación de los pueblos en aislamiento dentro del Parque Yasuní no están armados sobre la base de un conocimiento suficiente en torno a dichas comunidades aborígenes, que además son nómadas.

"Si tenemos un problema complejo, lo primero que deberíamos hacer es tratar de entenderlo. Y ese esfuerzo no ha sido muy grande"

Miguel Ángel Cabodevilla

"Lo que más reclamo es la falta de conocimiento. Si tenemos un problema complejo, lo primero que deberíamos hacer es tratar de entenderlo. Y ese esfuerzo no ha sido muy grande", dice el misionero capuchino en diálogo con BBC Mundo.

Cabodevilla describe a las etnias amazónicas como "grupos cuyos contactos han sido muy esporádicos y generalmente siempre violentos".

Esta violencia se llevó la vida de Alejandro Labaka, el obispo que lo invitó a trabajar con los pueblos amazónicos ecuatorianos hace 29 años, y quien murió en 1987 atravesado por lanzas cuando trataba de hacer contacto con indígenas tagaeri y servir de mediador frente a la incursión petrolera.

Del obispo Labaka, Miguel Ángel Cabodevilla aprendió que "los pueblos ocultos son un patrimonio humano maravilloso".

Debate nacional

El misionero capuchino señala que con la explotación petrolera, los grupos aborígenes no contactados se han recluido más y más en su territorio y propone la creación de un grupo de investigadores, no políticos, que estudien los rastros que van dejando estas etnias.

Este jueves, mientras la Asamblea autorizaba la extracción de crudo en los bloques 31 y 43 del Parque Yasuní, afuera del recinto legislativo se concentraron personas a favor y en contra de la explotación, y no faltaron quienes expresaron su preocupación por la situación de los pueblos ocultos.

Último libro de Cabodevilla

El último libro de Cabodevilla investiga una matanza ocurrida este año.

A decir de la asambleísta oficialista Pamela Falconí, vicepresidenta de la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea Nacional, se respetará a los pueblos ocultos en la zona intangible "de 758.051 hectáreas".

"El manejo del concepto de desarrollo sustentable nos da para cuidar a los pueblos en aislamiento voluntario y también para que la renta petrolera sirva para estas y las futuras generaciones en el país", asegura la legisladora a BBC Mundo.

Carlos Andrés Vera, quien en 2007 realizó el documental "Taromenani, el exterminio de los pueblos ocultos", señala que nada hace pensar que el proceso de desaparición de los grupos ocultos se vaya a detener, y recuerda que la Constitución de Ecuador, en su artículo 57, prohíbe todo tipo de actividad extractiva en los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario.

"Todos, como personas, como sociedad y como Estado, tenemos la obligación de respetar la vida y territorio de los pueblos ocultos", señala Vera a BBC Mundo

Y en medio de este debate, un buen número de ecuatorianos acude a los escritos de Miguel Ángel Cabodevilla, cuyo reciente libro ("Una tragedia ocultada", sobre una matanza de indígenas taromenane en medio de un enfrentamiento con aborígenes huaoranis a fines de marzo de este año) ya agotó su primera edición.

Para muchos no se podría entender el tema de los grupos amazónicos en aislamiento en Ecuador sin recurrir al misionero capuchino.



Los mil y un temas que los obispos mencionan en el Sínodo: piden siempre acompañar a las familias

Desde el lunes, los obispos llegados de todo el mundo para el Sínodo de la Familia en Roma se reunen en sesiones llamadas “congregaciones”, un par de ellas cada día, qu duran varias horas y en las que los ponentes –una multitud- deben exponer su caso en 5 minutos o menos.

El padre Lombardi, jefe de la sala de prensa del Vaticano, habló a los padres sinodales de la necesidad de mejorar el lenguaje de la Iglesia para explicar mejor la voluntad de Dios.


Varios padres sinodales propusieron, según Lombardi, “transmitir una visión del matrimonio no sólo como punto de llegada, sino como un camino hacia una meta más alta, un camino de crecimiento personal”.


El padre Lombardi, añadió que los padres sinodales hablan de “acompañar constantemente a los cónyuges en su itinerario de vida, a través de una pastoral familiar intensa y vigorosa”, y si fuera el caso, no temer que por la exigencia de la vida católica “eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia”.


Otro padre sinodal habló de la importancia de “verificar que existan condiciones para el matrimonio, ser exigentes para aceptar a las parejas que se acercan al matrimonio en la Iglesia”.


Otros padres hablaron así: “Debemos enfocar más lo positivo que la prohibición, más la propuesta que la norma. También el valor de la sexualidad dentro del matrimonio”.


Muchos dieron ejemplos de pastoral familiar con servicio de preparación a la familia, o de acompañamiento de las familias en dificultad, para que no se sientan abandonados. También se habló sobre las situaciones conflictivas y las repercusiones en la vida familiar, como en el caso de las migraciones.


En cuanto al acercamiento a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se indicó que la comunión no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino, y sobre este tema se seguirá profundizando.


Otros puntos han sido la importancia de la catequesis para las familias, especialmente para los niños, y de la oración entre las paredes domésticas que da lugar a una verdadera y propia generación de la fe, transmitiéndola de padres a hijos.


Se ha hablado también de otros temas, como los retos de la familia delante de la revolución informática, de los problemas de los sacerdotes católicos de rito oriental que son casados y de la asistencia que a veces necesitan, o del problema de la poligamia en África.


Varias intervenciones en el Sínodo subrayaron la importancia misionera del evangelio de la familia y manifestaron gratitud por el empeño de los movimientos.


En el tercer día del Sínodo, el miércoles por la mañana, el arzobispo de Glasgow pidió que ante los procesos que llevan a divorcios y separaciones la Iglesia sepa mediar y reconstruir.


Este miércoles hablaron bastantes africanos. El matrimonio Touré, de Costa de Marfil –ella católica, él musulmán- hablaron de los retos de un matrimonio mixto en ese contexto.


Hubo además intervenciones hermosas sobre el perdón y reconciliación en familia.


Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina al magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de tantas personas. “Esto ha sido modulado en diversas intervenciones”, añadió Lombardi, así “cómo proponer la doctrina hoy”.


Otros hablaron de las familias como factor misionero y de las familias como lugar de acogida de ancianos y enfermos.


En español hablaron ponentes de Hispanoamérica señalando que muchas parejas llegan al matrimonio sin haber realizado la comunión o confirmación y que la pobreza es causa de separación también de matrimonios, a veces mediante la emigración.


Otro problema señalado es el de la soledad, de los ancianos y niños.


Un padre sinodal habló de comunidades indígenas donde las “esposas” se toman a prueba, por un periodo de tan solo 3 años… y después a menudo son devueltas a su lugar de origen.


Otro ponente indicó que en su país el 70 por ciento de los niños nacen fuera del matrimonio y por lo tanto sufren la falta de una familia, con todos los problemas que esto implica.


Así, la Iglesia pasa revista a una realidad, la familia, que se ve modulada de formas distintas en todos los países, en todos los idiomas, entre ricos y pobres, en selvas, desiertos, o ciudades, en culturas tecnológicas o recolectoras. Es un reto titánico.



Cincuenta años agrediendo a otros acusándoles de fascismo


Es un hecho triste pero ampliamente previsto. Durante más de cincuenta años he visto ante mi a estos facinerosos -que golpean a los otros acusándoles de ser fascistas-, en todos los ámbitos a los que me ha llevado mi vida profesional y pastoral, sobre todo en las escuelas y las universidades, donde he intentado -creo que de manera positiva– ayudar a miles de jóvenes a recuperar su identidad católica y a vivir una presencia cristiana en su ambiente, animada por la verdad de la fe y una gran capacidad de caridad y de encuentro con los hombres.

Siempre me he reconocido en el pasaje de la Centesimus Annus en el que San Juan Pablo II afirma que cuando la Iglesia trabaja para la libertad no lo hace sólo por sí misma, sino por todos los hombres, los pueblos y las naciones. Es evidente que estos márgenes de libertad están reduciéndose progresivamente en nuestro país, contrariamente a lo que dicta la Constitución, que pone la libertad personal y social como fundamento de todo el ordenamiento democrático.


Muchos, empezando por las instituciones, tienen que reflexionar sobre esta degradación que hoy ve, cada vez más, una mayor dificultad en la práctica de la libertad en todo el territorio nacional. Y lo mismo deben hacer algunos órganos de prensa, porque es evidente que esta noticia ha sido eliminada por muchos a propósito. [Monseñor Negri, arzobispo de Ferrara-Comacchio, se refiere a las agresiones sufridas el pasado domingo en varias ciudades de Italia por los centinelas que se manifestaban en silencio a favor de la vida, n.n.] Esa misma prensa que nos satura con informaciones sobre los partidos de fútbol y los detalles sobre las efusiones de personajes del espectáculo y la política.


El pueblo católico debe permaner firme en su adhesión a los principios de la doctrina social de la Iglesia y dispuesto a una presencia en la vida de la sociedad, demostrando cómo el amor a la propia libertad puede convertirse en trabajo, fatiga y sufrimiento con el fin de que nadie vea reducida o eliminada esta misma libertad. Quien, en el mundo católico, está trabajando para reducir progresivamente la experiencia cristiana a un espiritualismo subjetivista y privado, eliminando cualquier tensión por la presencia de los católicos en la vida cultural y social, tal vez debería saber que está asumiendo una gravísima responsabilidad de colusión en lo que respecta a esta situación. Se trata de una responsabilidad que cada uno deberá poner ante su propia conciencia y ante Nuestro Señor Jesucristo.


Traducción de Helena Faccia Serrano.




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Es presidenta de las mujeres católicas de su país y su marido es musulmán: ambos están en el Sínodo

Jeannette Touré es presidenta nacional de las mujeres católicas en Costa de Marfil.

Pero es también la esposa – desde hace 52 años – de un musulmán, y a esta mujer de fe cuyos hijos son bautizados y practicantes, ha sido llamada a participar, como experta, en el Sínodo de la Familia. Aquí leemos su testimonio:


«Lamine (Touré) y yo nos conocimos en Francia, cuando éramos estudiantes. Decidimos casarnos y nuestros padres no se opusieron, pues cada uno seguiría su propia religión. Nos casamos en París, en el distrito 5. Hoy tenemos cinco hijos y seis nietecitos.»


Tolerancia, diálogo, oración y perdón

«Dado que llevamos 52 años de matrimonio, somos un punto de referencia para los jóvenes de religiones diferentes que quieren casarse. Ellos dicen: Mamá Touré lo ha conseguido, ¿por qué nosotros no? Para superar las dificultades, es necesaria la tolerancia, el diálogo, mucha oración y mucho perdón. ¡Estos elementos existen en el Corán!»


«Nosotros nunca rezamos juntos, cada uno lo hace por su lado: yo en mi rincón de la oración, él en su alfombra. Por la mañana, mientras yo voy a misa a las 6 y cuarto, él se queda rezando en casa. Para que esto funcione, es necesario confiar la pareja al Señor, a María y a san José, patrono de la Sagrada Familia. Sin el Señor, no se puede hacer nada. Con Él, todo es posible.»


«Nuestras tres hijas han estudiado en escuela de monjas. Después, ellas pidieron el bautismo. Su padre no se opuso. Sus hermanos siguieron su ejemplo. Cuando me preguntan: “¿cómo has hecho para que todos tus hijos sean católicos?”, yo respondo: nunca les he obligado. Ha sido el ejemplo de una mamá muy comprometida en la Iglesia; una mamá que vuelve de misa cantando y que da testimonio de que ella está alegre con su Dios


«Cuando mi marido hace su Ramadán, nosotros le ayudamos. Durante las fiestas musulmanas, toda la familia se implica y participa. Por su parte, mi marido lee la Biblia, escucha la radio católica y sigue las audiencias del Papa de los miércoles. Él está contento - ¡y orgulloso! – de que esté yo en el Sínodo. Me llama todos los días. Me decía: El Papa debería invitarme a mi también, ¡esto es discriminación!»


«En los matrimonios entre católico y musulmán, el problema viene sobre todo de las familias políticas musulmanas, especialmente de la suegra, que no quiere que el hijo o la hija se convierta. Yo nunca he tenido problemas con mi suegra. Por el contrario, el hermano mayor de mi marido ha creado dificultades».


«A veces, la familia política obliga a la esposa católica a convertirse. Algunas aceptan, aunque siguen yendo a la iglesia a escondidas. Yo les digo siempre: estad en la verdad y arreglaos con vuestros maridos. Les aconsejo también que recen al Espíritu Santo».