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lundi 8 décembre 2014

Francisco lleva flores a la Inmaculada y le dedica una oración «contra las amenazas del Maligno»

Como es tradición, el Papa Francisco llevó en la tarde de este lunes, con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción una ofrenda floral a la estatua dedicada a este misterio mariano en la Plaza de España, en el centro de Roma, donde además está situada desde 1647 la embajada española ante la Santa Sede y la Orden de Malta. España fue el país que más activamente defendió y promovió la devoción a la Inmaculada Concepción, muchos siglos antes de su definición como dogma.

Cientos de personas esperaban en las calles adyacentes, o en las ventanas de los edificios cercanos, para poder ver y saludar al Papa en una tarde fría pero soleada.


Antes de llegar a su cita en la plaza, Francisco se dirigió a la Basílica papal de Santa María la Mayor para rezar en su día a la antigua advocación de María Salus Populi Romani ("Salud del Pueblo Romano").


Una oración compuesta por Francisco

En la Plaza de España, el Papa recitó esta oración dedicada a la Virgen compuesta por él:


Oh María, Madre nuestra,

Hoy el pueblo de Dios en fiesta

te venera Inmaculada,

preservada desde siempre del contagio del pecado.

Acoge el homenaje que te ofrezco

en nombre de la Iglesia que está en Roma

y en el mundo entero.


Saber que Tú, que eres nuestra Madre,

estás totalmente liberada del pecado

nos da gran consuelo.

Saber que sobre ti el mal no tiene poder,

nos llena de esperanza y de fortaleza

en la lucha diaria que debemos realizar

en contra de las amenazas del Maligno.


Pero en esta lucha no estamos solos, no somos huérfanos,

porque Jesús, antes de morir en la cruz,

nos ha dado a Ti como Madre.


Nosotros, por lo tanto, a pesar de ser pecadores,

somos tus hijos, hijos de la Inmaculada,

llamada a aquella santidad que en Ti resplandece

para gracia de Dios desde el inicio.


Animados de esta esperanza,

nosotros hoy invocamos tu materna protección para nosotros,

para nuestras familias,

para esta Ciudad, para el mundo entero.


Que el poder del amor de Dios,

que te ha preservado del pecado original,

por tu intercesión, libere a la humanidad

de toda esclavitud espiritual y material,

y haga vencer, en los corazones y en los eventos,

el plan de salvación de Dios.


Haz que también en nosotros, tus hijos,

la gracia prevalezca sobre el orgullo

y podamos llegar a ser misericordiosos

como es misericordioso nuestro Padre celestial.


En este tiempo que nos conduce

a la fiesta de la Natividad de Jesús,

enséñanos a andar a contracorriente:

despojarnos, a abajarnos, a donarnos, a escuchar, a hacer silencio,

a descentrarnos a nosotros mismos,

para dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría.


¡Oh Madre nuestra Inmaculada, reza por nosotros!


Historia de una tradición

El 8 de diciembre de 1854 el beato Papa Pio IX, definió el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.


Tres años después, en 1857 bendijo e inauguró el monumento de la Inmaculada en la Plaza de España de Roma.


Fue el Papa Pio XII quien empezó la costumbre de enviar flores a esta estatua en la solemnidad de la Inmaculada. Pero fue San Juan XXIII en 1958, quien depositó el mismo en el monumento, una cesta con rosas blancas, y este hecho fue continuado por los papas Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco.



Ángelus de la Inmaculada: «María es receptiva, no pasiva; ella acoge la gracia y responde con fe»

«»En el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el Papa Francisco rezó el Ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, en donde decenas de miles de fieles y peregrinos le esperaban. Y les dirigió las siguientes palabras.

»Queridos hermanas y hermanos, el mensaje de la fiesta fiesta de hoy, de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se puede resumir con estas palabras: ´todo es gracia, todo es don gratuito de Dios y de su amor por nosotros´.


»El ángel Gabriel llama a María ´llena de gracia´, en ella no hay lugar para el pecado, porque Dios la ha elegido desde siempre madre de Jesús y la preservó de la culpa original. Y María corresponde a la gracia y se abandona diciéndole al Ángel: ´Hágase en mi según tu palabra´. No dice ´lo haré según tu palabra´, sino ´Hágase en mi...´ y el Verbo se hizo carne en su vientre.


»También a nosotros nos es pedido escuchar a Dios que nos habla y de acoger su voluntad: ¡según la lógica evangélica nada obra más y más es profundo que escuchar la Palabra del Señor! que viene del evangelio, de la Biblia, el Señor nos habla siempre


»La actitud de María de Nazaret nos muestra que el ser está antes del hacer, y que es necesario dejar obrar a Dios para ser verdaderamente como Él nos quiere. Es Él quien hace en nosotros tantas maravillas.


»María es receptiva, no pasiva. Así como a nivel físico recibe la potencia del Espíritu Santo, y después dona carne y sangre al Hijo de Dios que se forma en ella, así en el plano espiritual, acoge la gracia y corresponde a ella con la fe.


»Por esto San Agustín afirma que la Virgen “ha concebido antes en el corazón que en su vientre”. Ha concebido primero la Fe y después al Señor. Este misterio de la acogida de la gracia, que en María por un privilegio único, no tenía el obstáculo del pecado, es una posibilidad para todos. San Pablo de hecho abre su carta a los Efesios con estas palabras de alabanza: ´Bendito Dios, Padre del Señor nuestro Jesucristo, que nos ha bendecido con cada bendición espiritual en los cielos en Cristo”.


»Así como María es saludada por santa Isabel como ´Bendita entre las mujeres´, así también nosotros hemos sido ´bendecidos´, o sea amados, y por lo tanto ´elegidos antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados.


»María ha sido preservada; en cambio nosotros hemos sido salvados gracias al bautismo y a la fe. A todos entretanto, sea ella que nosotros, por medio de Cristo, “a alabanza del esplendor de su gracia´, esa gracia de la cual la Inmaculada ha sido colma en plenitud´.


»Delante del amor, delante de la misericordia, de la gracia divina derramada en nuestros corazones, la consecuencia que se impone es una sola: la gratuidad.


»Nadie de nosotros puede comprar la Salvación, la Salvación es un don gratuito del Señor que viene del Señor, y habita dentro de nosotros. Así como hemos recibido gratuitamente, así gratuitamente estamos llamados a dar. A imitación de María que después de haber acogido el anuncio del Ángel, va a compartir el don de la fecundidad con su pariente Isabel.


»Porque si todo nos ha sido donado, todo tiene que ser nuevamente donado. ¿De qué manera?Dejando que el Espíritu Santo haga de nosotros un don para los otros; que nos haga volver instrumentos de acogida.


»El Espíritu Santo es don para nosotros y nosotros con la fuerza del Espíritu deberemos ser don para los demás; que nos haga volver instrumentos de reconciliación y de perdón. Si nuestra existencia se deja transformar por la gracia del Señor, porque la gracia del Señor nos transforma ¿Verdad?


»No podemos retener la luz que viene de su rostro, pero la dejaremos pasar para que ilumine a los otros. Aprendamos de María, que ha tenido constantemente la mirada fija en el Hijo, y su rostro se ha vuelto ´el rostro de Cristo que más le asemeja´. Y a ella nos dirigimos ahora con la oración que recuerda el anuncio del Ángel».


El Papa Francisco rezó la oración del Ángelus. Y después dirige las siguientes palabras:


»Queridos hermanos y hermanas, saludo a todos con afecto, especialmente a las familias y los grupos parroquiales. Saludo a los fieles de Rocca di Papa, al parroco, a los maratones, los ciclistas, y bendigo su flama. Saludo a los grupos de Felline (Lecce) a la asociación ´Completamente tuoi´ y a los jóvenes de Carugate.


»En esta fiesta de la Acción Católica Italiana, vive la renovación de la adhesión. Dirijo un pensamiento especial a todas las asociaciones diocesanas y parroquiales. La Virgen Inmaculada bendiga a la Acción Católica y la vuelva cada vez más, una escuela de santidad y de generoso servicio a la Iglesia y al mundo.


»Hoy por la tarde iré a Santa María la Mayor para saludar a la Salus Populi Romane, y después a plaza de España, para renovar el tradicional homenaje de oración a los pies del monumento a la Inmaculada, será una tarde toda dedicada a la Virgen. Les pido unirse espiritualmente a mi, en esta peregrinación, que expresa la devoción filial a nuestra Madre celeste. Y no se olviden la salvación es gratuita, nosotros hemos recibido esta gratuidad, esta gracia, y tenemos que darla. Hemos recibido el don y tenemos que volver a darlo a los otros.


»A todos les deseo buena fiesta y un buen camino de Adviento bajo la guía de la Virgen María. Por favor, por favor no se olviden de rezar por mi».


Y concluyó con sus ya conocidas palabras: ´¡Buon pranzo e arrivederci!´



«Tras la renuncia me hubiera gustado que me llamaran Padre Benedicto», dice el Papa emérito







































«Tras la renuncia me hubiera gustado que me llamaran Padre Benedicto», dice el Papa emérito

Francisco y Benedicto XVI, La Nación y el Frankfurter Allgemeine: dos entrevistas coincidentes.




No era esperada la «entrevista» que en la edición dominical del Frankfurter Allgemeine Zeitung (07.12.2014) ofreció el rotativo alemán: el Papa emérito había concedido una entrevista (tal vez sea mejor calificarla de coloquio de media hora con posibilidad de publicación) al periodista Joerg Bremer.

El texto publicado en la web del periódico («Ein Besuch bei Vater Benedikt [Una visita al Padre Benedicto]» ) no está bajo la modalidad pregunta-respuesta sino que sigue más bien una forma narrativa, con una introducción amplia que usa de los clichés clásicos (la manera de vestir actual de Benedicto XVI, descripción sobre el lugar donde vive, las veces en que ha salido del monasterio, su estado físico actual, etc.) para introducirnos a lo que el autor quiso destacar de la conversación.


Y el autor destaca afirmaciones del Papa emérito como la buena relación con el Papa Francisco y el deseo de permanecer en lo oculto. La entrevista, sin embargo, aporta algún scoop. Lo hace en dos momentos: 1) cuando recoge el deseo de Benedicto XVI quien afirma haber deseado que lo llamaran «Padre Benedicto» tras su renuncia al pontificado; y 2) cuando califica de «tontería» el hecho que no intervino ni ha querido intervenir en las cuestiones tratadas en el sínodo extraordinario sobre la familia.


Resulta un poco complejo entender otras afirmaciones que se le atribuyen –y en las cuales la mayoría de la prensa secular que ha retomado elementos de la entrevista se ha fijado– sobre un supuesto consenso a que personas divorciadas y re-casadas civilmente puedan ser padrinos en los sacramentos o formar parte de comités eclesiásticos. Lo segundo no sería problema estrictamente pero si lo primero en cuanto que el Código de Derecho Canónico precisa las características de un padrino: «[…] lleve una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir» (cf. n. 874 § 1, 3º).


La entrevista a Benedicto XVI no ha sido objeto de excesiva atención debido a que apareció el mismo día en que el diario argentino La Nación publicó una entrevista amplísima, con una surtida variedad de temáticas tratadas, al Papa Francisco.


La manera como el Frankfurter Allgemeine Zeitung ha ofrecido las palabras del Papa emérito tiene la ventaja de seguir un discurso lineal pero presenta el inconveniente de no conocer cuál ha sido exactamente la pregunta y la respuesta en su integridad y contexto. Por esto mismo resultan dudosas o, al menos, de difícil comprensión determinada declaración.