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samedi 14 mars 2015

¿Porqué el sexo termina aburriendo?



Al termina una conferencia se me acerco un matrimonio que me pedía hablar de sexualidad. Me dijeron que ellos llevaban tiempo intentando hacer cosas nuevas en el terreno de la sexualidad y que, al final, las relaciones sexuales no eran todo lo satisfactorias que ellos querían.

Es una creencia, más o menos arraigada, creer que para que la sexualidad vaya bien lo que hay que hace es cada vez cosas más difíciles, raras y novedosas. Así, hay parejas que antes de tener relaciones procuran ver una película fuerte, cuando no pornográfica, para así prepararse mejor para el acto sexual.


Además de la desaprobación de la mujer en muchos de los casos que piensa, con razón, que debería bastar ella para preparar a su marido, además de eso, decía, el desencanto es grande cuando se dan cuenta que el experimento no funciona.


Queda la sensación de que se ha recurrido a algo artificial, para nada. De paso puede ir creando un hábito, especialmente en el marido, muy negativo.


Y es que el sexo, como me decía la pareja de la veníamos hablando, cansa.


Lo que hay que mejorar para que las relaciones sexuales sean satisfactorias, es el amor. La sexualidad de una pareja va como su relación. Tener actos de amor de una manera continuada, esforzarse por ser mejores personas, que es otra forma de agradar al otro, procurar ser fiel hasta en los detalles más pequeños.


Adelantarse a lo que hay que hacer en la casa que a él o ella le puede resultar más dificultoso. Cuando la vida se vive de esa manera, no hay que hacer experimentos para que las relaciones sean satisfactorias. Lo serán, porque la entrega de los dos será total.


Cuando se fuerza, cuando no sabe uno retirarse a tiempo, cuando no se respetan los tiempos del otro, la sexualidad no marcha como debe. El otro no se sentirá querido, pensará que está antes tener sexo que él o ella, que se está pensando en sí mismo y que el otro no cuenta nada. Todo esto hace que el amor se vaya retrayendo.


Para que el sexo no canse, se requieren algunas premisas que actualmente no se tienen muy en cuenta.


En primer lugar que haya un compromiso total por parte del hombre y para eso la única manera es que estén casados. Para la mujer es necesario el compromiso afectivo. Puede entregar el cuerpo, pero para entregar la cabeza, necesita el compromiso del otro.


Otra cosa a tener en cuenta sería asumir que en la sexualidad es necesario vivir la sobriedad, de esa manera el deseo hará que la persona querida, de alguna manera, parezca nueva. La novedad del amor.


El sexo, como todo lo que tiene que ver con los sentidos, requiere cadencia. La mejor comida del mundo o el mejor vino, requieren una cierta novedad para saborearlos bien. Cuando se toma todos los días esa novedad, ese deseo, desaparece.


Este aburrimiento ha aparecido especialmente desde que se han comenzado a utilizar los métodos anticonceptivos. Se aprovecha el menor deseo para tener relaciones, no se juega uno nada.


El resultado es ver muchas parejas desencantadas con la sexualidad y muchas mujeres incomodas, se les pide aquello que se ha visto en las películas fuertes de las que hemos hablado.


Los métodos naturales para espaciar lo hijos, cuando hay causa grave para no tenerlos, tienen la misma fiabilidad que la píldora.


Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), se viven menos, porque exigen un cierto sacrificio-se pueden tener relaciones solo algunos días- pero a cambio de ese sacrificio, hacen que el deseo aumente y, por tanto, el sexo no cansa.


Se disfruta mucho más del cariño, porque hace que se viva con esa sobriedad de la que veníamos hablando anteriormente.


Claro, requieren una cierta libertad, un cierto dominio de uno mismo.


Está en nuestras manos que el sexo no canse, sino que atraiga, pero para eso tenemos que mandar nosotros en él y no al revés.

contreras@jmcontreras.es



Una multitud inmensa se manifiesta por la vida en Madrid... y es la cuarta vez en trece meses

Al mediodía del sábado 14 de marzo ha empezado la gran manifestación Cada Vida Importa, la cuarta gran manifestación provida en las calles de Madrid en menos de trece meses (las anteriores fueron el Día de la Vida en marzo de 2014, la Marcha por la Vida de Derecho a Vivir en septiembre y la marcha Cada Vida Importa de noviembre), y la segunda desde que el Gobierno de Mariano Rajoy anunció que no derogaría la ley de aborto que implantó el socialista zapatero en 2010.

Una inmensa multitud se encontró en la confluencia de la calle Alcalá con calle Sevilla y marchó por Cibeles hacia la Puerta de Alcalá, con los representantes de decenas de asociaciones provida y manifestantes de Madrid y también llegados en autobuses de unas 60 localidades españolas.


El número exacto de manifestantes puede ser motivo de debate, pero en cualquier caso son muchos más que en las marchas pro-aborto del reciente 8 de marzo en España o incluso mayor que en la llamada "marea violeta" de 2014, que fue la mayor manifestación pro-aborto de la historia de España y que sin embargo no alcanzó en tamaño a ninguna de las 4 concentraciones provida de los últimos 13 meses.


En la cabecera, una pancarta de 15 metros con el lema repetido de 2014 y de 2009: "Cada Vida Importa", lema que a su vez enlazaba con manifestaciones anteriores de los primeros años de gobierno zapaterista, la de "La familia importa" y "La educación también importa". Con Zapatero o con Rajoy, con gobierno socialista o popular, el lema provida es el mismo.


La prensa madrileña ha prestado a esta manifestación menos espacio que a la del 22 de noviembre, cuando tanto La Razón como ABC dedicaron varias páginas en los días previos y en el día mismo de la manifestación. Esta vez, en el sábado, La Razón dedica sólo una página de información, y el ABC no dedica ninguna en información, aunque sí expresa su apoyo a la marcha en el Editorial y con varios artículos y viñetas en la sección de Opinión.



Cabecera de Cada Vida Importa 2015 poco antes de empezar la marcha


En la información de La Razón se han recogido declaraciones de líderes provida. "Pedimos a los políticos, desde la extrema izquierda a la más extrema derecha, que defiendan la vida como todos hoy día defendemos la igualdad de la mujer o que no pueda haber esclavos", afirma desde sus páginas el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco. Blanco advirtió el pasado lunes durante la presentación de los últimos detalles de la manifestación de que "algún día", la sociedad "se dará cuenta de que el aborto es una barbaridad, que es algo bestial" y "mirará hacia esta época y dirá: ´Pero cómo podían ser tan animales para no darse cuenta de que eso es horrible como lo fue la esclavitud, la tortura, la discriminación de la mujer´".


¿Quién reprsentará a los ciudadanos provida?

Al ser año electoral, la lectura política es importante en esta manifestación. La cadena 13TV, propiedad de la Conferencia Episcopal, es la única que ha transmitido en directo la marcha, con abundancia de entrevistas y comentarios de políticos del PP provida que aún piden a su partido que recapacite. "No podemos [el PP] dejar a toda esta gente [provida] sin representación parlamentaria; tenemos un ideario y un programa, si no lo cumplimos las consecuencias serán muy graves", ha avisado la diputada del PP por Murcia Lourdes Méndez en 13TV.


En La Razón recogen breves declaraciones de políticos del PP contrarios al aborto que acuden a la manifestación. Javier Puente, portavoz de Telecomunicaciones del Grupo Parlamentario Popular y diputado por Cantabria, afirma: «Desde el máximo respeto, expongo lo que en conciencia creo. Creo que la vida es el principal de los derechos, y el aborto es una tragedia personal y un fracaso social. Voy a la concentración porque quiero ser una de las voces que defienden la vida de los que no tienen voz». «Defender la vida es una causa noble», añade el senador por Huesca Ángel Pintado.


El ejemplo de Mercedes Aroz: dejar el partido

Mientras tanto, en la cabecera, con la pancarta, se ha visto a Mercedes Aroz, la senadora conversa al catolicismo que abandonó el Partido Socialista a causa de la ley Aído después de haber intentado infructuosamente pararla hablando con el entonces presidente Zapatero y que también luchó contra la ley del matrimonio gay en el Senado. Mercedes Aroz fue en cabecera también en la manifestación de noviembre. Por el momento, sólo un concejal de Sant Cugat y dos del pueblo manchego de La Solana han seguido el ejemplo de Mercedes Aroz y han dejado el Partido Popular por su giro pro-aborto.


Testimonios, música y mucha difusión

Como ya es costumbre en estas manifestaciones, se incluye la lectura de testimonios de mujeres que abortaron y se arrepintieron y la de mujeres que continuaron su embarazo en circunstancias duras y hoy lo celebran con sus hijos. El acto cuenta además con actuaciones musicales, como el compositor flamenco Tito Losada, que ha compuesto varias canciones para la marcha, y de Héctor Tobo, que ya creó el himno ´Aquí estoy yo´ para la marcha del 22 de noviembre. En esta ocasión, el himno se titula ´Depende de ti´.


Para la promoción de la manifestación, se han impreso 130.000 ´flyers´ y 50.000 pósters informativos. También han informado sobre la Marcha por medio de un autobús que ha recorrido las calles de Madrid y otras ciudades como Valencia y Valladolid. Los costes de la organización de la manifestación ascienden a 150.000 euros, según han apuntado los convocantes, de los que ya llevan recaudados casi 65.000 euros. Por ello, invitan a los ciudadanos a colaborar a través de la web http://ift.tt/1pLgs1i.


Opacidad en el PP con las asociaciones provida

La Razón recoge además la indignación de las asociaciones provida por la opacidad del PP y el Gobierno en todo lo referente al aborto. En el diario de Planeta de este sábado se lee: "El Gobierno se ha escudado en el «secreto» legal que le ampara para no revelar al Foro de la Familia las causas por las que ha retirado la reforma de la ley del aborto que preparó el ex ministro Alberto Ruiz Gallardón. El presidente de esta organización provida había solicitado al Consejo de Ministros un acuerdo suscrito el 19 de enero pasado en el que pedía que fuese explicado a la opinión pública «con la misma publicidad y formato que tuvo el de la tramitación del anteproyecto ya que sólo así serán creíbles las proclamas políticas sobre apuestas por la transparencia que hace el Gobierno actual», decía en el escrito. Así, el pasado 4 de marzo el Foro de la Familia recibió una respuesta del Portal de la Transparencia en el que no se ofrece ningún detalle que despeje las dudas de la organización. Sólo se puntualiza que «cualquier deliberación en relación con los proyectos en tramitación tiene lugar en el Consejo de Ministros y está sujeta al secreto establecido en el artículo 5.3 de la Ley 50/97, de 27 de noviembre».


«No han querido darnos ningún tipo de información y para ello se acogen al secreto», lamentó el presidente del Foro, Benigno Blanco. «Es obvio que nosotros no queremos saber el detalle de las deliberaciones que se hacen en el seno del Consejo de Ministros, pero los acuerdos deberían de ser públicos y motivados. La repuesta que hemos recibido es una manifestación muy clara de ocultismo y de falta de coherencia con las prácticas de transparencia». Contra la resolución del Portal de la Transparencia cabe la posibilidad de interponer un recurso contencioso-administrativo. Blanco aseguró a LA RAZÓN que «los servicios jurídicos están estudiando presentarlo».



Proyecto de Cuaresma «por» y «con» los que sufren

Concretamente en la pastoral sanitaria, pero en cualquier ámbito donde haya quien sufra, parece que este tiempo de Cuaresma es especialmente propicio para ayudar a esas personas a tener una perspectiva cristiana del sufrimiento, a sufrir con Cristo. En mi libro Pastoral de la Salud. Guía espiritual y práctica (que tuvo la amabilidad de prologar monseñor Rafael Palmero) dedico todo un capítulo y otras secciones a reflexionar sobre el sufrimiento de la mano de santos y otros que lo han vivido en cuerpo y mente. Escribía Santa Faustina Kowalska en su Diario: "Si los ángeles pudieran envidiar, nos envidiarían por dos cosas: primero, la Santa Comunión y segundo, el sufrimiento".

Y el Ritual de la Unción de los Enfermos nos dice: "Cierto que la enfermedad y el dolor humano continúan siendo un misterio, como lo son, en mucho mayor grado, el sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios hecho Hombre. Nuestra fe en Él tiene la fuerza de transformar nuestros sufrimientos y enfermedades, al sentirnos miembros de su Cuerpo, continuadores de su Pasión y cooperadores de su Redención. Pero a la vez sabemos que Él ha triunfado de la muerte y que es capaz de comunicar su energía vivificadora a todo nuestro ser, corporal y espiritual (cf. 1 Tes 5,23) (45)".


Por eso nos decía san Juan Pablo II en Salvifici doloris: "Todo hombre tiene su participación en la redención. Cada uno está llamado también a participar en ese sufrimiento mediante el cual se ha llevado a cabo la redención". En efecto, cuando miramos a un agonizante vemos que está "crucificado con Cristo", que realmente es Cristo quien vive en esa persona (Gál 2,20), y que un día estaremos así. Y nos damos cuenta de que, como dijo ese santo Papa en un Día del Enfermo: "El sufrimiento y la enfermedad son parte de la condición humana. Sin embargo, en la muerte y resurrección de Cristo la humanidad descubre una nueva dimensión de su sufrimiento; en lugar de ser un fracaso, se revela a sí misma como ocasión para ofrecer un testimonio de fe y amor".


Pero también nos hablaba de cómo, ante nuestra interrogante respecto al sufrimiento, "Dios espera la pregunta y la escucha", y esto siempre debe llevarnos a hablar a los que están sufriendo de la experiencia de Job y de cómo pueden identificarse con él al plantearse las preguntas: “¿Por qué hay sufrimiento?” y “¿Por qué tengo que sufrir yo?”. Porque, como Job, no han alcanzado suficiente madurez espiritual (y mucho menos Job, pues aún no había muerto Cristo por la humanidad y no podía, conscientemente, unir sus sufrimientos a los suyos).


Por eso, debemos rezar por y con los hermanos que sufren, especialmente si han caído en una amarga actitud hacia Dios, a quien culpan de su sufrimiento. Porque Job ‒‒que se veía, como muchos de nosotros, inocente y sufriendo‒‒ llega a conocer de verdad a Dios cuando, en medio de su sufrimiento, puede decirle: "Te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos" (Job 42,5).


Pero nosotros ahora podemos decir al hermano que sufre: “¿No crees que puedes fiarte de un Dios que por nosotros se hizo hombre y en su pasión y muerte en la cruz sufrió por ti infinitamente más que tú para ofrecerte la salvación eterna con Él?” Porque así, confiando en Dios, Él les dará su paz en medio del sufrimiento, pues le estamos poniendo a prueba, y es así como descubriremos que aceptando lo que Él está permitiendo en nuestra vida o en la de un ser querido, se empieza a cumplir su promesa de paz: "Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Flp 4,6-7).


Y, más aún en este tiempo de Cuaresma y Semana Santa, su Pasión nos da la oportunidad de hacer buen uso de nuestro sufrimiento, porque, como decía Juan Pablo II, cuando Cristo incorpora el sufrimiento, el dolor y la muerte de cada uno a su pasión, muerte y resurrección, dejamos de ver el sufrimiento como un absurdo. Y ofrecido como intercesión por otros, se hará "creativo" porque lo convertiremos en algo bueno, confirmando que "a los que aman a Dios todo les sirve para el bien" (Ro 8,28), y puede ser ya el principio de nuestra gloria en el cielo participando en el sufrimiento de Jesús, pues nos dice San Pablo en Romanos: "Somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él. Pues considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará" (8,16-18).


Pero pensemos en la lección del sufrimiento de Juan Pablo II y de Alexander Solzhenitsyn, el gran premio Nobel ruso, pues ambos lo conocieron en múltiples formas, y Solzhenitsyn lo experimentó hasta el extremo en las cárceles y campos de trabajo de la época de Stalin, como relató a su biógrafo en Un alma en el exilio: más de diez años de castigos injustos, trabajo forzado a temperaturas gélidas, hambre, tortura moral, cáncer, exilio. Incluso quien acostumbre privarse de ver cine en Cuaresma puede ver en YouTube One Day in the Life of Ivan Denisovich, fielmente adaptada de su novela autobiográfica, como verdadero ejercicio de meditación sobre el sufrimiento, y reconocer que, porque vivió todo eso (además de haber pasado del ateísmo marxista a conocer a Cristo y a convertirse en un auténtico profeta de nuestros días), pudo afirmar que "el sufrimiento es esencial para nuestro crecimiento y perfección espirituales". Y aún nos revela más: "El sufrimiento es enviado a toda la humanidad [...] para que, si el hombre sabe hacerlo, lo use para su crecimiento [...] Si uno no saca lo que debe sacar del sufrimiento, sino que se amarga contra él, está haciendo realmente una elección muy negativa en ese momento".


Un gran hombre como Solzhenitsyn pudo comprobar, igual que Job, que "a los que aman a Dios todo les sirve para el bien" (Romanos 8,28). Pero, ¿a cuántos de nosotros, como primera reacción ante el sufrimiento, o el sufrimiento inminente, se nos ocurre pensar, creer, que estamos a punto de tomar la cruz de Cristo sobre nuestros hombros?


Pero no olvidemos que Dios nos visita a través del sufrimiento y puede usarlo como terapia para que nos acerquemos más a Él. Decía el famoso médico y autor Paul Tournier que la enfermedad puede ser la ocasión solemne de la intervención de Dios en la vida de una persona. Efectivamente, porque el sufrimiento sirve a veces para que el enfermo y sus familiares se acuerden de Dios, que nos dice: "Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos" (Isaías 55,8). Y, como Él es justo, puede traernos amorosamente a una crisis en nuestra vida y hacernos conocer su gran amor, lo mismo que nos protege de tentaciones y situaciones difíciles. A veces creemos que estamos buscando a Dios, cuando es Él quien realmente nos busca a nosotros, y por eso debemos esforzarnos en mostrar a los demás que Él obra verdaderamente a través del sufrimiento que permite en nuestras vidas.


Lo que necesitamos es que se haga realidad lo que dice Ralph Martin en su libro Llamados a la santidad: "Todo sufrimiento puede obrar para producir una clara comprensión de lo que es importante. [...] producir confianza en Dios antes que en nosotros mismos, haciéndonos humildes, mostrándonos nuestras limitaciones y debilidades, convenciéndonos de cuánto necesitamos poder de lo alto y ayuda de Dios".


Un médico nos prescribe una terapia dolorosa y nos fiamos de él y vamos a ella de buena gana, pero si Dios, en su infinita sabiduría, y como parte de su plan para nosotros, nos proporciona una terapia espiritual a base de pruebas y sufrimiento, no creemos poder soportarlo, porque, como decía Ralph Martin en un artículo, "duele estirar músculos atrofiados, y duele ensanchar los corazones contraídos y de piedra para que puedan dar y recibir más amor. Llegar a ser santo es a menudo un proceso dolorosísimo de rehabilitación".


Hay quienes ven la mano correctiva, pero amorosa, de Dios, pero muchos otros son incapaces de comprender que pueda derivarse fruto alguno de su sufrimiento y que por medio de él Dios los está purificando. Además, como advierte Ralph Martin en su extraordinario libro El cumplimiento de todo deseo: "Cuanto antes tenga lugar esta purificación, mejor, para nosotros y para todos los demás en nuestra vida. La raíz de toda nuestra infidelidad es el resultado del pecado y sus efectos. Cuando antes nos liberemos de las distorsiones e invalidación causados por el pecado, antes experimentaremos mayor gozo y libertad como hijos e hijas de Dios, y podremos cada vez más ser una bendición para los demás".


En cuanto al tan evitado tema de la eternidad, debemos maravillarnos al contemplar a un hermano o una hermana en fase terminal y pensar que tenemos ante nosotros a una persona que está ya tan cerca de encontrarse con Jesús y pasar a la eternidad que Él ganó para nosotros en la cruz, y a la que todos nos aproximamos un poco más cada día. Como Harry, un amigo protestante muy querido, que nos dijo con un rostro radiante, mirando hacia la puerta de su habitación en un hospital canadiense: “¡Estoy impaciente por encontrarme con mi Creador! ¡Es que no veo el momento de traspasar esa puerta!”.


Sin embargo, ya decía el padre Cantalamessa que evitamos el tema de la eternidad y que ni siquiera oímos sermones sobre ello, por el secularismo, que él define como algo que "olvida [...] el destino eterno de la raza humana [...] concentrándose únicamente en [...] el tiempo presente y en este mundo [...] la herejía más extendida e insidiosa de la edad moderna". Claro, ¿quién va a pensar en la vida eterna y en perderlo todo cuando la vida aquí tiene cada vez más alicientes? Y estamos no solo en el mundo, sino, lo que es peor, totalmente impregnados del mundo. Por eso todo el que sufre necesita tener la certeza de que "la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria" (2 Co 4,17).


Y evitamos el tema de la eternidad por nuestra incapacidad para enfrentarnos con el sufrimiento y la muerte, reflejada por el mismo Solzhenitsyn en su escalofriante novela a través de algunos de esos personajes (uno de los cuales es él) en la menos escalofriante novela, basada totalmente en la realidad: "El hombre moderno está indefenso cuando se enfrenta con la muerte", dice uno; y otro: "No tiene arma alguna para encontrarse con ella". Y monseñor Redrado, antes secretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, nos decía en su revista: "Una sociedad que busca desenfrenadamente el bienestar [...] no está preparada para la dificultad, para la enfermedad, para el sufrimiento y para la muerte".


Por eso, el biógrafo de Solzhenitsyn, refiriéndose a esa otra gran novela suya tan autobiográfica, El pabellón del cáncer, alude a varios aspectos importantes de su mensaje al mundo cuando nos habla de "la naturaleza trascendente del dolor y de la muerte y la inmensidad de ambos con relación a las pasajeras comodidades circunstanciales [...] el inexpresado anhelo del hombre agnóstico por las sublimes profundidades de la verdad teológica, una vuelta a la fe religiosa". Y cita lo que el escritor le dijo de sus personajes: "Describo a personas soviéticas carentes de religión [...] Por eso buscan alguna otra forma, algún sucedáneo. Buscan a ciegas, esforzándose por ascender".


Y también: "Los problemas fundamentales de la vida y la muerte revelan aún más la naturaleza colosal de esta diferencia. La humanidad moderna se caracteriza precisamente por haber perdido la habilidad de explicarse los problemas fundamentales de la vida y la muerte. La gente está dispuesta a llenarse la cabeza de cualquier cosa y a hablar de cualquier tema. Esta es la razón de la creciente mezquindad de nuestra sociedad, la concentración en lo pequeño e irrelevante".


Efectivamente, y ese buscar algo a ciegas lo vemos a todas horas entre muchos de los que

sufren, y debemos ayudarles a encontrarle personalmente a través de Cristo: un beneficioso

proyecto de Cuaresma... y para todo el año.



Fernando Poyatos es autor de Pastoral de la salud. Guía espiritual y práctica (De Buena Tinta).