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mardi 11 novembre 2014

هذا من فضل ربي: La science confirme ce que dit le Coran sur les me...

هذا من فضل ربي: La science confirme ce que dit le Coran sur les me...: La science confirme ce que dit le Coran sur les mers profondes et les vagues internes Ce verset fait mention de l'obscurité  profond...

El cura murciano de Bullas

Con letras de sangre y una palma en la mano de mártir debe estar en este Blog Semblanzas Sacerdotales, el cura don Miguel Conesa Andújar, fallecido en el accidente de tráfico ocurrido en Cieza, cuando regresaban él y sus feligreses del Cerro de los Ángeles.

Hoy en la parroquia del pueblo de Espinardo, en la provincia de Murcia, donde nació, fue bautizado, recibió el resto de los sacramentos y celebró su Primera Misa, ha tenido lugar el funeral de entierro y misa de córpore insepulto. Ha presidido el obispo de Cartagena monseñor Lorca Planes.


En la homilía el prelado ha dicho lo siguiente:


"Vosotros, queridos padres os habéis quedado sin un hijo –les dijo-, nosotros, los sacerdotes, sin un hermano. Pero muchísima gente se ha quedado sin un padre, porque su labor, en silencio, fue inmensa. Su sonrisa y dulzura de carácter abrió muchos corazones; su celo pastoral no conocía fronteras. Su lema era nítido: por un alma que me necesite voy al fin del mundo. Un sacerdote de los pies a la cabeza, un ejemplo para nosotros".


Y continuó de esta manera:


"Don Miguel ha sido un joven sacerdote de 36 años, sencillo, directo, entregado, amable, atento, servicial, sacrificado... sólo Dios sabe lo que esta criatura llevaba para adelante y el bien que estaba haciendo a tantísimas personas, de una manera callada", destacó el Sr. Obispo, recordando a los familiares el cariño que el pueblo de Bullas le tenía a su párroco: "os traigo también el sentir de un pueblo que está volcado con vuestro hijo, el sentir de Bullas y sus gentes".


Cuando los compañeros concelebrantes de la Eucaristía sacaban el féretro a hombros, la sencilla gente del pueblo gritaba:


!Santo, santo, santo, santo¡


Con los vientos paganos que soplan, ver y escuchar toda esta tragedia, nos hace recordar que cuando un cura siembra, siempre se recoge.


Descanse en paz don Miguel y todas las víctimas fallecidas en tran funesto accidente de tráfico.


Tomás de la Torre Lendínez



Los trabajadores del Reina Sofía escriben al patronato: tampoco ellos aceptan lo de quemar iglesias

Los trabajadores del Museo Nacional Reina Sofía han hecho pública su rotunda protesta contra los ataques de esta institución pública a las creencias de los ciudadanos, por las obras que agreden a los sentimientos religiosos exhibidas en la muestra ´Un saber realmente útil´ .

La carta tiene como destinatarios a treinta patronos vinculados al Museo y al ministro de Educación, José Ignacio Wert, y en ella discrepan de las decisiones de la dirección sobre esta exposición.


El escrito es tajante al acusar de ideologización del espacio público:


«Como empleados públicos firmantes –la mayoría agnósticos– queremos dejar patente nuestro rechazo a lo que Manuel Borja-Villel llama “espacio de diálogo y reflexión”, en el que sólo tienen cabida sus posturas ideológicas y políticas y que camuflan en realidad “espacios de adoctrinamiento” y de revolución de cuarto de estar. Las quejas señalan la obra como “apología de un delito” y ello “implica formar parte de un discurso que defiende, alaba, elogia o justifica la acción, inacción o pensamiento de cuestiones que no comulgan con la ley».


«Como trabajadores del Museo Reina Sofía, no deseamos que se nos relacione con este tipo de muestras, que al margen de su escasa calidad artística, o precisamente por ello, ocultan mensajes de discordia”.


La petición de los empleados es que se eleven las quejas al Pleno del Patronato. El grupo anónimo lamenta ese “¡Contribuya!” de la cajita y se pregunta:


«¿Qué ocurriría si cualquier otra obra expuesta en el Museo Reina Sofía incitase a la quema de homosexuales, sinagogas, mezquitas, razas distintas a la muestra o colectivos feministas? Nosotros nos levantaríamos de igual forma» .



Manuel Borja-Villel, director del museo, acepta y expone las obras cristianófobas... los trabajadores dicen que impone su ideología adoctrinadora


El director del Museo, Manuel Borja-Villel, ha presumido de diálogo y libertad de expresión. Pero sus trabajadores denuncian también la censura y las represalias que «en el pasado se han producido contra quienes no han comulgado con el pensamiento único que se ha impuesto en los últimos años por parte de la dirección».



Dios y el César

Un amable lector me solicita que explique en uno de mis artículos la misteriosa frase evangélica «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», con la que Jesús responde a los fariseos que pretenden perderlo. Puesto que soy un pobre lego en cuestiones teológicas y políticas, no puedo explicar una frase que exige mucha más ciencia de la que yo tengo; pero probaré a dar mi interpretación, que poco o nada tiene que ver con la que nuestra época ha impuesto.

Esta célebre frase suele ser entendida hoy en un sentido restrictivo, al igual que aquella otra igualmente célebre: «Mi Reino no es de este mundo». En realidad, Jesús no pretende significar que este mundo le resulte cosa ajena, sino que su Reino está «sobre este mundo», imprimiéndole desde lo alto su inspiración. Pensar lo contrario sería tanto como colocar el cristianismo en un peldaño inferior al de todas las religiones que en el mundo han sido, pues lo mismo Mahoma que Confucio o Buda han aspirado a que las religiones por ellos fundadas sean el alma de las leyes que rigen a los pueblos que las profesan. Pero nadie podrá negar que, en efecto, Jesucristo vino a fundar una nueva relación entre política y religión, como en general vino a fundar una nueva relación entre las realidades naturales y sobrenaturales. La clave para dilucidar el sentido de la frase que nos ocupa es establecer el reparto, «lo que es» de Dios y del César, que nuestra época ha sustituido por una caprichosa distribución, según lo que ella desea que sea.


Según la concepción clásica, «lo que es» de Dios son los principios rectores de la política; pero esta concepción ha sido sustituida por otra muy distinta, según la cual solo es de Dios la intimidad de la conciencia, dejando para el César toda la acción política, desde los principios (o falta de principios) en que se asienta hasta sus realizaciones más concretas. Esta división tan desproporcionada la defienden incluso (¡y sobre todo!) los políticos sedicentemente católicos, que militan tan campantes en partidos políticos que promulgan o conservan leyes contrarias a la ley divina, amparándose en que siguen obedeciéndola en la intimidad de sus conciencias. Este alegato resulta tan estrafalario como el del adúltero que, para convencerse de que no está faltando a sus deberes conyugales, se conforma con lanzar un piropo o hacer una carantoña a su mujer en la intimidad de la alcoba, yéndose después de putas tan ricamente. Aceptar tal alegato sería tanto como aceptar que el cristianismo es una religión demente, puramente teorética y desenganchada de la realidad, en la que Dios, después de crear el mundo, se desentiende de él, como si fuese un aburrido juguete.


Sin embargo, esta visión demente del cristianismo es la que a la postre ha triunfado en nuestra época; y la que el pensamiento clericaloide ha asumido, tratando de ofrecer versiones contemporizadoras casi siempre hipócritas de la frase evangélica, en un esfuerzo por amalgamar lo que por su propia naturaleza es inconciliable. No diremos que el propósito de tales esfuerzos amalgamadores haya sido innoble; pero lo cierto es que han terminado como el rosario de la aurora (no hay sino que ver cuál ha sido el destino pútrido de la llamada ´democracia cristiana´), como ocurre siempre que por pragmatismo se acepta ceder, siquiera parcialmente, en los principios.


Podría decirse que hoy, cuando el César se ha apropiado de lo que no es suyo, la mejor interpretación de la frase evangélica que nos ocupa es la que nos brinda Pier Paolo Pasolini en sus Escritos corsarios: «Siempre me ha chocado, por no decir que me ha indignado profundamente, la interpretación clerical de la frase de Cristo: ´Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios´. Se hizo pasar aunque parezca monstruoso por moderada, cínica y realista una frase de Cristo que era, evidentemente, radical y perfectamente religiosa. Porque lo que Cristo quería decir no podía ser, de ningún modo, ´complácelos a ambos, no te busques problemas políticos, concilia los aspectos prácticos de la vida social con el carácter absoluto de la vida religiosa, procura nadar y guardar la ropa estando a bien con los dos, etcétera´. Al contrario, la frase de Cristo en absoluta coherencia con toda su predicación solo podía significar esto: ´Distingue netamente entre César y Dios; no los confundas; no hagas que coexistan indolentemente con la excusa de servir mejor a Dios´».


¡Pero Pasolini era un peligroso extremista y un réprobo!, nos diría hoy el político tibio y meapilas que nada y guarda la ropa. Y en verdad lo era; solo que está probado que a veces Dios inspira a los réprobos; en cambio, a los tibios los vomita de su boca.



Artículo publicado en XLSemanal.



Carta abierta al nuevo arzobispo de Madrid

Rvdmo. D. Carlos Osoro Sierra:

Permítame que me dirija a usted públicamente sin otro título o representación que mi atrevimiento personal. Quiero, no obstante, darle la bienvenida, aunque sólo sea de modo individual, y expresarle mi esperanza en que dé un buen meneo a esta macrodiócesis un tanto adormilada.


Podría sentirme personalmente molesto –quizás alguno se haya sentido así- porque a la tropa de a pie, pese a ser “la mayoría en el Pueblo de Dios” según dice usted (la gran mayoría, diría yo) nos cita en el último lugar dentro del apartado de gracias de su larga, larguísima homilía (¿por qué ustedes, los pastores, escriben tan prolijo y extenso?) de su toma de posesión.


Entiendo que no podía mencionar a todo el mundo a la vez, de modo que acepto, sin enojo, que a los seglares nos haya colocado en el lugar que justamente ocupamos en la Iglesia: el más bajo de toda la escala eclesiástica.


Imagino que los altos responsables de la diócesis, así como los representantes de los distintos organismos e instituciones eclesiales, ya le habrán informado del estado real de la diócesis. Y lo habrán hecho con la imparcialidad y objetividad que cabe esperar de todos ellos.


A estos informes bien poco puedo añadir yo. En todo caso una muy limitada panorámica a vista de gusano. No se trata de una expresión despectiva, sino de una palabra habitual en el mundo del cine, cuando se hace una toma a ras del suelo, desde abajo, en oposición a las hechas a vista de pájaro, desde arriba.


La diócesis de Madrid, aparentemente, no presenta graves problemas intraeclesiásticos, como sucede en otros lugares de España que no tengo necesidad de citar. Sin embargo, esta visión serena de Madrid, puede ser engañosa. Yo me pregunto si es un estado realmente tranquilo o más bien aletargado, adormecido.


El cardenal Rouco, a la hora de buscar braceros para la viña del Señor, se inclinó mayormente por los nuevos movimientos, olvidándose, quizás, de la acción parroquial. Así que, excepto las parroquias que albergan alguno de estos movimientos, la mayoría de las demás –a menos que yo esté equivocado- ofrecen un aspecto un tanto anquilosado.


Usted dijo, en la homilía de presentación, que quiere pasar de “una pastoral de mera conservación” a otra “decididamente misionera”. No sabe cuanto me alegra y me llena de esperanza oírle decir estas cosas. Porque es, precisamente, lo que Madrid necesita como agua de mayo.


Pero esta pastoral será de corto alcance si no se hace en base a las parroquias. Y las parroquias alcanzarán pocos frutos si no comprometen en la evangelización a la “fiel infantería”. Y ésta no se sentirá comprometida si no participa en la “gestión” parroquial, en su lanzamiento misionero. Y esta “gestión” compartida no será real y efectiva si no se cambia el modelo de parroquia.


La parroquia no será nunca misionera si el párroco continúa actuando como Juan Palomo, “yo me lo guiso y yo me lo como”, sin dar cuenta a los parroquianos de lo que hace y por qué lo hace. Sin recabar antes de tomar ninguna decisión el consenso y apoyo de las “fuerzas vivas” de la parroquia. Y este apoyo no se logrará sin formar previamente consejos o juntas parroquiales, expresión de la actividad participativa de los parroquianos.


Yo sé, porque me formé en la vieja Acción Católica, tan benemérita por tanto motivos, que la función principal del seglar es evangelizar los ambientes profanos en los que se mueve, que no es moco de pavo. O, al menos, ser testigo de su fe en el mundo secular. Pero esta fe no se fortalece y mantiene si no está enraizada en la propia Iglesia, en los movimientos eclesiales nuevos o viejos (bueno, de los viejos ya no queda nada), o en las parroquias, lugar natural de asentamiento y pertenencia eclesial de los seglares.


¿Y qué decir de los jóvenes? Parece que usted se manejó bien con ellos en Valencia. En Madrid no verá usted jóvenes en ninguna parroquia, como no sea en aquellas que cobijan a algún movimiento nuevo. La juventud ha desertado en bloque de la Iglesia, con la amenaza que ello representa para su pervivencia. Pero no sólo porque son víctimas de las ideologías disolventes que se han impuesto en la enseñanza, sino porque hubo un tiempo, no lo olvidemos, que los echamos de los locales parroquiales, de las actividades extraescolares de los colegios religiosos, de los centros de apostolado. “Armaban ruido y molestaban mucho”. O bien había que retirarse a los “cuarteles de invierno”, liquidando toda obra externa de apostolado, para dejar el campo expedito a la hegemonía comunista que iba a imponerse en todo el mundo según la cosmovisión de los jesuitas del postconcilio que contagió a las demás órdenes y congregaciones religiosas. ¡Hasta los salesianos se deshicieron de sus alumnos más allá de las aulas! Pues de aquellos polvos, entre otras causas, vienen estos lodos. ¿Cómo lograremos “desfacer” el entuerto?


Señor arzobispo, me despido, porque no quiero incurrir en la desmedida verbal que les achaco. Sin embargo, en Madrid, a pesar de su aparente sosiego, hay mucho tajo por delante. Y sin salirse del ámbito puramente eclesial.


B.s.a.p., Vicente Alejando Guillamón

Periodista jubilado, pero no totalmente retirado.



De Miami a Etiopía: ella sólo quería un poco de aventura pero en los pobres encontró a Jesucristo

Fiestas, macro conciertos hasta el amanecer en las playas de Miami, continuas peleas con sus padres… así era la vida de Teresa de Jesús, una joven universitaria de 20 años.

Hasta que el curso pasado llegó a su casa en Miami un sacerdote amigo de sus padres, el misionero español Christopher Hartley.


Tras presenciar una monumental discusión de varias horas entre Teresa y sus padres, el sacerdote decidió invitar a la joven a pasar el verano en su misión de Gode, Etiopía.


“No tenía ninguna razón particular para ir, excepto que quería un cambio de escenario para el verano. Quería ser diferente de mis amigos y poder decir que había vivido una aventura”, cuenta Teresa, que el pasado junio hizo su maleta y decidió embarcarse en el viaje sin ninguna expectativa, solo ese mero deseo de aventura.


Teresa no iba a vivir aquello sola. Doce jóvenes católicos españoles y cuatro mexicanos la acompañaban.


Con los niños en zona musulmana

Juntos iban a realizar un campamento de verano con los niños de una aldea musulmana.


“Sus casas eran chozas de barro y el único edificio real que había para cientos de personas era un colegio que la fundación Misión de la Misericordia había construido para ellas”, relata.


Cada mañana, después de la misa y un rato de adoración, los jóvenes acudían a esta escuela para jugar y bailar con los niños, enseñarles los números, las letras o sencillas palabras en inglés.


“No era raro ver a una niña de no más de cinco años cargando con su hermano pequeño en la espalda todo el día porque sus padres estaban trabajando y ella quería participar en el campamento. Este era el único momento del año en el que estos niños tenían la oportunidad de ser niños de verdad, porque no tenían que ir al campo a trabajar y, en su lugar, podían jugar con personas que no les enseñaban otra cosa más que el amor”, cuenta Teresa. “Les mostrábamos el amor de Dios amándoles”.


"Lo que nadie nos preguntó, ni en colegio católico"

Por las tardes, el grupo de jóvenes recibía catequesis y charlas de formación.


“Fue entonces cuando empecé a buscar de verdad quién era yo. El padre Christopher y una religiosa nos hacían preguntas que nadie más me había preguntado, incluso cuando había estudiado en un colegio católico durante toda mi vida. Las preguntas nos hacían plantearnos en quién queríamos convertirnos como personas”, relata.


Quedarse en África

Estas experiencias han hecho que el viaje haya tenido un fuerte impacto en la vida de Teresa y los jóvenes que la acompañaban. Varios de ellos decidieron alargar su tiempo de estancia en el país africano y no volver en la fecha que tenían prevista al finalizar el verano. Teresa fue una de ellos.


Si el plan inicial era estar tres semanas, finalmente se quedó tres meses.


“Lo más relevante que he aprendido es que cada persona tiene un papel importante que desempeñar, y que de tu “sí” a Dios dependerán los “síes” que otras personas le den en el futuro. Tú has sido llamado, has sido elegido y enviado por Dios para compartir su amor al mundo entero. De hecho, se te ha dado la responsabilidad de compartir tu fe a aquellos que no la conocen. Un día, te encontrarás cara a cara con el Creador del universo y te preguntará: “¿Qué hiciste con los talentos que te di?”, explica la joven.


De vuelta a Miami

La vuelta de Teresa a su vida normal en Miami no está siendo fácil. “Veo que mis amigos viven para sí mismos y me doy cuenta de que están atrapados en su propia burbuja. Pero si les señalo con el dedo, no lo entenderían, porque no conocen otra cosa diferente. No hace mucho yo estaba igual que ellos, sin saberlo vivía una vida egoísta y aburrida, pero ahora sé que no quiero vivir nunca más para mí misma”, confiesa.


Teresa pertenecía a una familia católica y siempre había asistido a misa los domingos, sin embargo, ha sido en los pobres de Etiopía en los que la joven ha encontrado a Cristo.


¡Busca tu vocación!

“Si preguntas a cualquiera de estos niños qué quieren ser cuando sean mayores, te dirán que médicos, pilotos, abogados… Parte el corazón ver su sonrisa y la esperanza que tienen en el rostro, porque sabes que un día se darán cuenta de que nunca van a tener la oportunidad de conseguirlo. Sin embargo, probablemente tú sí la tengas”, afirma Teresa, que anima a los jóvenes como ella a no dejar que sus vidas pasen en vano.


“Vive una vida que merezca ser vivida, que dé esperanza a otros. A ti se te han dado unas oportunidades y capacidades únicas que no son solo para tu propio beneficio, sino para mejorar la vida de otros. Tú puedes marcar la diferencia, puedes ser un héroe”.


Y concluye: “No vivas una vida aburrida que se deje llevar por la corriente de lo que todos hacen. Sé diferente y haz de tu vida una aventura. En tu aventura, Jesús es la única persona que va a estar ahí contigo pase lo que pase. Todo lo demás se desvanece. Pregunta a Jesús constantemente, ¿qué quieres de mí? Y, cuando descubras lo que quiere, simplemente hazlo”.


Para conocer más sobre la labor del padre Christopher Hartley en Gode, Etiopía, una zona muy pobre y prácticamente sin cristianos, visite www.missionmercy.org