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dimanche 30 novembre 2014

Teología, canto, redención


Hay una crítica de Nietzsche, el filósofo nihilista que lleva marcando el pensamiento contemporáneo casi dos siglos, que posee una grandísima parte de verdad y a todos nos obligaría a pensar y reflexionar.



"Mejores canciones tendrían que cantarme para que yo aprendiese a creer en un redentor: ¡más redimidos tendrían que parecerme los discípulos de éste!


Desnudos quisiera verlos: pues únicamente la belleza debiera predicar penitencia. ¡Mas a quien persuade esa tribulación embozada!


¡En verdad, sus mismos redentores no vinieron de la libertad y del séptimo cielo de la libertad! ¡En verdad ellos mismos no caminaron nunca sobre las alfombras del conocimiento!


¡De huecos se componían el espíritu de esos redentores; mas en cada hueco habían colocado su ilusión, su tapahuecos, al que ellos llamaban Dios!" (Nietzsche, Así habló Zaratustra, Parte II: De los sacerdotes).



¡Mejores canciones, más caras de redimidos!


¿Qué testimonio ofrecen hoy los católicos?


Realmente mejores canciones, más entusiasmo, más fervor, más convicción y más vida no nos vendrían nada mal. A veces, más que redimidos, parecemos un pueblo de condenados a la fe; un pueblo de castigados a vivir los Misterios. Pensemos en el mismo canto litúrgico y el tono espiritual de nuestras liturgias: cansinos, monótonos, apagados, como el que cumple un deber y desea acabar cuanto antes...



El lenguaje de la catequesis, de la predicación y de la teología, será un lenguaje pronunciado con entusiasmo, seguridad, viveza, si quien lo pronuncia es un "redimido" que canta canciones mejores y alegres al Señor; si en su lugar, el lenguaje es mediocre, tibio, monótono, de quien recita de memoria pero no llega a asimilar o a estar convencido, a nadie impactará ni nadie descubrirá un Redentor al que entusiasme seguir y entregar la vida.


El tono vital, la santidad de vida, sería la cara de redimidos ante el mundo, transparentando el rostro del Señor, dibujando la Felicidad interior de una vida en Dios. Pero en el momento en que hemos sacado a Dios de la vida y lo hemos confinado sólo al culto, nuestras caras reflejan la angustia y la búsqueda, o la alienación y la tristeza de los hombres vacíos que intentan ahogar su sed como sea.


Quien se acerque a nuestras iglesias, quien oiga nuestros cantos, quien comparta la vida con nosotros, ¿oirá buenas canciones, verá nuestras caras de redimidos, de hombres plenos?


Pasión, fervor, convicción: cualidades para los católicos hoy; sin ellas, seremos una luz tan mortecina, triste, extinguiéndose, que apenas iluminará nada.



Historiador y arqueólogo


Uno de los profesores jesuitas que fue un gran maestro se llamó: Manuel Sotomayor Muro, S.I. Hoy tiene en la ciudad de Andújar un museo rotulado a su nombre.

El padre Sotomayor era el profesor de Historia de la Iglesia y Arqueología Cristiana, a quien tuve la suerte de que me impartiera clase en la Facultad de Teología de Granada. Era un excelente maestro y pedagogo.


Como buen arqueólogo trabajó muchos años en la zona cercana al pueblo de Andújar, donde había yacimientos, principalmente, romanos. Allí el buen jesuita Sotomayor pasó muchas horas regando aquellos surcos con su sudor hasta sacar piezas absolutamente perdidas bajo el limo y el paso de los siglos.


Con paciencia de bendictino medieval, pero sin perder su identidad de miembro de la Compañía de Jesús, el gran investigador limpió aquellas piezas extraídas de las excavaciones de los asentamientos romanos, siendo el consistorio local quien habilitó el museo que hoy se puede visitar en la localidad iliturgitana.


Ahora, el museo, está siendo remodelado con una ayuda económica del concejo local y de una compañia empresarial.


Desde el más allá, el padre Sotomayor, estará sonriente y feliz que sus hallazgos no están envueltos en tierra, como lo estuvieron más de dos mil años. Descanse en paz, el buen historiador, arqueólogo y maestro, de quien firma este post.


Tomás de la Torre Lendínez




El padre Rubén, un franciscano mexicano en Turquía: «Hemos de purificarnos y dar testimonio»

Ser cristiano en un país donde la mayoría de la población es musulmana puede ser difícil, pero también una bendición. Así lo asegura el sacerdote mexicano Rubén Tierrablanca González, un fraile franciscano que sirve desde hace 11 años en la parroquia de Santa María Draperis de Estambul, en Turquía.

Somos una minoría dentro de la minoría religiosa. De los cristianos, que son unos 100 mil en Turquía, el 65 por ciento sor armenios, y los católicos están representados por solo 25 mil. Vivir en Turquía como cristiano es una gracia y un gran reto. Gracia porque estamos en la raíz de la Iglesia y la presencia de los cristianos es importante, dado que Dios mismo ha querido que su Iglesia se desarrollara aquí. Y un desafío porque se ha descristianizado, en el sentido de población, somos pocos”, explicó el P. Tierrablanca en declaraciones a ACI Prensa el 27 de noviembre desde Estambul.


Con 34 años de sacerdocio y 44 como religioso, el P. Tierrablanca es actualmente el responsable internacional de la fraternidad de los Hermanos Menores (franciscanos) en Estambul, quienes se dedican al diálogo ecuménico e interreligioso en Turquía.


“Las relaciones con los cristianos de las Iglesias orientales son muy buenas, y van en aumento, hay que crear confianza y amistad entre nosotros, hay que crear unidad en la fe, en un mismo encuentro, si fuera posible Eucarístico. Es más esperanzador”, aseguró.


Desde el año 2003, los franciscanos buscan caminos de diálogo y celebran anualmente un simposio de dos días con temas comunes entre las religiones. “Todos buscamos a Dios”, afirmó.


Para el P. Tierrablanca los cristianos “estamos llamados a dar un testimonio auténtico, creíble”.


“Cuando hay estas diversidades de religiones, la nuestra ¿qué dice a los demás y al mundo? Vivir la fe cristiana en medio a los musulmanes nos exige una purificación de la fe, madurez y apertura a los demás, a hacer una vida cristiana auténticamente evangélica. A eso estamos llamados y tratamos de ser creativos para responder a este desafío. Si hemos de ponernos en contacto con los musulmanes tenemos que darles un testimonio cristiano, y eso nos ayuda a ser mejores cristianos, a crecer en nuestra fe”.


A la cuestión de cómo debería afrontar un cristiano la amenaza del terrorismo islámico, el sacerdote lo tiene claro: “Con la vida. ¿Qué podemos hacer nosotros? Vivir nuestra vida cristiana. Si nosotros damos muestras de apertura, amistad, relación, con nuestros hermanos –hemos de llamarlos hermanos porque son hijos del mismo Dios-, nos encontramos con amabilidad. Les ofrecemos nuestra amistad, ellos nos ofrecen la suya, y juntos caminamos, ese es un desafío pero una gracia de tener buenos amigos musulmanes y poder decir ‘es posible’”.


El P. Tierrablanca afirma que gracias a la visita del Papa Francisco al país, las relaciones con nuestros hermanos musulmanes “pueden cambiar, pero no se debe esperar un resultado inmediato”.


El sacerdote mexicano explica que la visita del Papa Francisco “nos confirma como pastor en nuestra fe y nos estimula a mantener la esperanza”.


Los cristianos llegaron a Turquía hace dos mil años, antes que los musulmanes. Asia Menor, actualmente el territorio de Turquía, es el territorio del inicio de la Iglesia. Las Iglesias primitivas se fundaron en Turquía a partir de la predicación apostólica de Juan en Éfeso, Felipe en Irápolis, o Andrés apóstol, quien es considerado el evangelizador de este territorio, la antigua Tracia.


Actualmente, aunque los fieles cristianos son una minoría en el país, pueden vivir en paz, ya que el Islam no está radicalizado. “La convivencia es más accesible, de modo que los cristianos en Turquía con los musulmanes, juntos, podemos dar un ejemplo de que es posible la convivencia pacífica con las religiones”, concluyó el sacerdote.



Francisco y Bartolomé firman una declaración conjunta por los cristianos de Oriente y la unidad

Al finalizar la Celebración de la Divina Liturgia en la iglesia ortodoxa de san Jorge en Estambul en la mañana del domingo 30 de noviembre, fiesta de San Andrés, patrón de Constantinopla, el patriarca Bartolomé y el papa Francisco se han asomado al balcón del patriarcado ecuménico y han bendecido contemporáneamente a los fieles que se encontraban en el patio. El Papa ha hecho la bendición en latín, el Patriarca Bartolomé en griego.

Después se han ido a la Sala del Trono para leer y firmar una Declaración Conjunta, tal y como hicieron en su encuentro en Jerusalén el pasado mes de mayo. De este modo han "reafirmado juntos nuestras comunes intenciones y preocupaciones".


Y así, expresan su sincera y firme intención "de intensificar nuestros esfuerzos por la promoción de la plena unidad entre todos los cristianos y sobre todo entre católicos y ortodoxos".


Se puede leer en el texto que quieren "mantener el diálogo teológico promovido por la Comisión Mixta Internacional" que "está tratando actualmente las cuestiones más difíciles que han marcado la historia de nuestra división y que requieren un estudio atento y profundo".


Asimismo, manifiestan su preocupación "por la situación en Irak, en Siria y en todo Oriente Medios". Estamos unidos en el deseo -afirman- de paz y de estabilidad y en la voluntad de promover la resolución de conflictos a través del diálogo y la reconciliación. Y a propósito hacen un llamamiento a los que tienen la responsabilidad del destino de los pueblos "para que intensifiquen su compromiso por las comunidades que sufren y les consienta, incluidas las cristianas, permanecer en su tierra natal". No podemos resignarnos a un Oriente Medio sin cristianos, afirman.


Y hablan también de un "ecumenismo del sufrimiento".


La terrible situación de los cristianos en Oriente Medio no sólo requiere oración, sino la respuesta apropiada de la comunidad internacional, indican Bartolomé y Francisco.


Asimismo, reconocen también la importancia de la promoción de un diálogo constructivo con el Islam, "basado en el respeto y la amistad".


Por eso, "como líderes cristianos, exhortamos a todos los líderes religiosos a proseguir y reforzar el diálogo interreligioso y a cumplir todo esfuerzo para construir una cultura de paz y de solidaridad entre las personas entre los pueblos".


Finalmente, recuerda a todos los pueblos que sufren a causa de la guerra. En particular, "rezamos por la paz en Ucrania, país con una antigua tradición cristiana", y hacen un llamamiento a las partes implicadas en el conflicto para buscar el camino del diálogo y del respeto del derecho internacional para poner fina al conflicto.


Juntos en la liturgia griega en San Jorge

Francisco y el patriarca Bartolomé I, Pedro y Andrés, se han reunido antes del acto de la firma en oración en la iglesia patriarcal ortodoxa de San Jorge en Estambul para celebrar la Divina Liturgia.


En el mismo lugar en el que el sábado por la tarde se celebró la oración ecuménica, y en la que Francisco pidió al patriarca que le bendijera a él y a Iglesia de Roma, se inclinó antes él y Bartolomé le besó la cabeza. Al finalizar la celebración de este mañana, ambos, en sus discursos, han hecho un llamamiento a la plena unidad de las iglesias.


La última jornada del viaje apostólico del santo padre Francisco en su viaje apostólico a Turquía ha comenzado con la celebración en privado de la santa misa en la Representación Pontificia de Estambul.


Después, allí mismo, se ha reunido con el gran Rabino de Turquía Isak Haleva durante 15 minutos en los que han hablado en español.


A continuación, se ha dirigido en coche hasta el Patriarcado Ecuménico para la Celebración de la Divina Liturgia en la iglesia de San Jorge en el Fanar (la sede del Patriarcado ortodoxo de Constantinopla) con ocasión de la Fiesta litúrgica de san Andrés.


El Papa ha llegado a las 8.30 hora local, allí la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo ya había comenzado en presencia del patriarca, Bartolomé. Francisco ha seguido toda la celebración con gran atención, en un puesto a la izquierda del altar, con una estola roja.


En el momento correspondiente de la celebración, el Santo Padre ha recitado el Padrenuestro en latín.


Además, en el momento de la paz, Bartolomé se ha acercado hasta él.


Al finalizar, tanto el Santo Padre como Bartolomé han pronunciado sus discursos.


El patriarca, tras agradecerle al Papa su presencia, ha afirmado que aún conserva fresco en el corazón el recuerdo del encuentro entre ambos en Tierra Santa con ocasión de los 50 años del histórico encuentro entre papa Pablo VI y el patriarca ecuménico Athenágoras.


Aquel encuentro, ha observado el patriarca, cambió la dirección del curso de la historia: "los paralelos y algunas veces enfrentados caminos de nuestras Iglesias se encontraron en la visión común del descubrimiento de la perdida de su unidad, el amor congelado ha vuelto a inflamarse y fue acelerada nuestra voluntad de hacer todo lo que esté de nuestra parte para que de nuevo se edifique nuestra comunión en la misma fe y en el Cáliz común". Y desde entonces se abrió la vía de Emmaús, vía probablemente larga y algunas veces escabrosa, pero sin retorno, ha indicado Bartolomé I.


Tal y como ha recordado el patriarca en su discurso, según costumbre sagrada, instituida y observada ya desde décadas por parte de las Iglesias de la Antigua y Nueva Roma, representaciones oficiales de ambas intercambian visitas durante la fiesta patronal de cada una de ellas, para demostrar la hermandad carnal de los dos apóstoles.


Haciendo mención del trabajo hecho por sus precedesores, el patriarca ha afrmado que "nuestra obligación no se limita en el pasado, sino que se extiende sobre todo y, especialmente en nuestros días, en el futuro".


Por otro lado, ha indicado que "nuestra visión dirigida al hoy no puede evitar nuestra agonía también para el mañana". A propósito ha señalado que "mientras todo el tiempo que nos ocupamos con nuestras contradicciones, el mundo vive el temor de la supervivencia, la agonía del mañana".


Y así, ha afirmado que muchos ponen hoy sus esperanzas en la ciencia, en la política, en la tecnología. "Pero ninguna de estas puede garantizar el futuro si el hombre no adopta la llamada de la reconciliación, del amor y de la justicia; la llamada de la aceptación del otro, del diferente, aún también del enemigo", ha señalado Bartolomé. Y la predicación de la Iglesia de Cristo, debe aplicarla en primer lugar para sí misma, por eso urge "el camino hacia la unidad de los que invocan el nombre del gran Pacificador".


A Francisco le ha dicho que su breve recorrido como Pontífice se ha mostrado "como predicador del amor, de la paz y de la reconciliación", "predicáis con vuestras palabras, pero sobre todo y principalmente con vuestra simplicidad, humanidad y amor hacia todos".


Por otro lado, el patriarca Bartolomé ha recordado que la iglesia de la ciudad de Constantino tiene la responsabilidad de la coordinación y de la expresión del consenso de las iglesias ortodoxas locales. Y dentro de esta responsabilidad trabajan en la preparación del Concilio de la Iglesia Ortodoxa, en el 2016.


Las comisiones responsables trabajan ya febrilmente para la preparación de este gran evento en la historia de la Iglesia Ortodoxa, por el éxito del cual pedimos también vuestras oraciones. Rezamos --ha añadido-- que una vez restablecida la plena comunión entre ellas no tarde en resurgir también este gran e ilustre día. Al finalizar, el patriarca ha observado que la unidad por la que se comprometen "se realiza ya en algunas regiones, desgraciadamente, a través del matririo".


A continuación, el papa Francisco ha tomado la palabra. Y así ha iniciado afirmando al patriarca que "encontrarnos, mirar el rostro el uno del otro, intercambiar el abrazo de paz, orar unos por otros, son dimensiones esenciales de ese camino hacia el restablecimiento de la plena comunión a la que tendemos".


El Santo Padre ha observado que no es casualidad que el camino de la reconciliación entre católicos y ortodoxos haya sido inaugurado por un encuentro, por un abrazo entre el patriarca ecuménico Atenágoras y el papa Pablo VI, hace cincuenta años en Jerusalén. Además, Francisco también ha recordado que hace unos días fue la celebración del quincuagésimo aniversario de la promulgación del Decreto del Concilio Vaticano II sobre la búsqueda de la unidad entre todos los cristianos, Unitatis redintegratio .


Documento que afirma que es de suma importancia conservar y sostener el riquísimo patrimonio de las Iglesias de Oriente, no sólo por lo que se refiere a las tradiciones litúrgicas y espirituales, sino también a las disciplinas canónicas, que regulan la vida de estas Iglesias. A propósito, el Santo Padre ha reiterado el respeto de este principio como condición esencial para el restablecimiento de la plena comunión, "que no significa ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno".

Quiero asegurar --ha afirmado el Papa-- que para alcanzar la plena unidad, la Iglesia Católica no pretende imponer ninguna exigencia, salvo la profesión de fe común, y que estamos dispuestos a buscar juntos, a la luz de la enseñanza de la Escritura y la experiencia del primer milenio, las modalidades con las que se garantice la necesaria unidad de la Iglesia en las actuales circunstancias. Pero sí ha añadido que lo único que la Iglesia Católica desea, y que "yo busco como Obispo de Roma, ´la Iglesia que preside en la caridad´", es la comunión con las Iglesias ortodoxas.


Por otro lado, el Pontífice ha recordado que "en el mundo hay demasiadas mujeres y demasiados hombres que sufren por grave malnutrición, por el creciente desempleo, por el alto porcentaje de jóvenes sin trabajo y por el aumento de la exclusión social, que puede conducir a comportamientos delictivos e incluso al reclutamiento de terroristas".


No podemos permanecer indiferentes ante ello, ha advertido. Una segunda voz que clama a la que se ha referido el Papa son las víctimas de los conflictos. Voz que aquí resuena con fuerza, "porque algunos países vecinos están sufriendo una guerra atroz e inhumana" . Voz que "nos impulsa a avanzar diligentemente por el camino de reconciliación y comunión entre católicos y ortodoxos". Y una tercera voz que nos interpela es la de los jóvenes.


Las nuevas generaciones --ha advertido-- nunca podrán alcanzar la verdadera sabiduría y mantener viva la esperanza, "si nosotros no somos capaces de valorar y transmitir el auténtico humanismo". Son precisamente los jóvenes, "los que hoy nos instan a avanzar hacia la plena comunión", "no porque ignoren el significado de las diferencias que aún nos separan, sino porque saben ver más allá, son capaces de percibir lo esencial que ya nos une".


Texto íntegro de la Declaración Común del Papa Francisco y del Patriarca Ecuménico Bartolomé I

Nosotros, el Papa Francisco y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, expresamos nuestra profunda gratitud a Dios por el don de este nuevo encuentro que, en presencia de los miembros del Santo Sínodo, del clero y de los fieles del Patriarcado Ecuménico, nos permite celebrar juntos la fiesta de san Andrés, el primer llamado y hermano del Apóstol Pedro. Nuestro recuerdo de los Apóstoles, que proclamaron la buena nueva del Evangelio al mundo mediante su predicación y el testimonio del martirio, refuerza en nosotros el deseo de seguir caminando juntos, con el fin de superar, en el amor y en la verdad, los obstáculos que nos dividen.


Durante nuestro encuentro en Jerusalén del mayo pasado, en el que recordamos el histórico abrazo de nuestros venerados predecesores, el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras, firmamos una declaración conjunta. Hoy, en la feliz ocasión de este nuevo encuentro fraterno, deseamos reafirmar juntos nuestras comunes intenciones y preocupaciones.


Expresamos nuestra resolución sincera y firme, en obediencia a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, de intensificar nuestros esfuerzos para promover la plena unidad de todos los cristianos, y sobre todo entre católicos y ortodoxos. Además, queremos apoyar el diálogo teológico promovido por la Comisión Mixta Internacional que, instituida hace exactamente treinta y cinco años por el Patriarca Ecuménico Dimitrios y el Papa Juan Pablo II aquí, en el Fanar, está actualmente tratando las cuestiones más difíciles que han marcado la historia de nuestra división, y que requieren un estudio cuidadoso y detallado. Para ello, aseguramos nuestra ferviente oración como Pastores de la Iglesia, pidiendo a nuestros fieles que se unan a nosotros en la común invocación de que «todos sean uno,... para que el mundo crea» (Jn 17,21).


Expresamos nuestra preocupación común por la situación actual en Irak, Siria y todo el Medio Oriente. Estamos unidos en el deseo de paz y estabilidad, y en la voluntad de promover la resolución de los conflictos mediante el diálogo y la reconciliación. Si bien reconocemos los esfuerzos realizados para ofrecer ayuda a la región, hacemos al mismo tiempo un llamamiento a todos los que tienen responsabilidad en el destino de los pueblos para que intensifiquen su compromiso con las comunidades que sufren, y puedan, incluidas las cristianas, permanecer en su tierra nativa.


No podemos resignarnos a un Medio Oriente sin cristianos, que han profesado allí el nombre de Jesús durante dos mil años. Muchos de nuestros hermanos y hermanas están siendo perseguidos y se han visto forzados con violencia a dejar sus hogares. Parece que se haya perdido hasta el valor de la vida humana, y que la persona humana ya no tenga importancia y pueda ser sacrificada a otros intereses. Y, por desgracia, todo esto acaece por la indiferencia de muchos.


Como nos recuerda san Pablo: «Si un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). Esta es la ley de la vida cristiana, y en este sentido podemos decir que también hay un ecumenismo del sufrimiento. Así como la sangre de los mártires ha sido siempre la semilla de la fuerza y la fecundidad de la Iglesia, así también el compartir los sufrimientos cotidianos puede ser un instrumento eficaz para la unidad. La terrible situación de los cristianos y de todos los que están sufriendo en el Medio Oriente, no sólo requiere nuestra oración constante, sino también una respuesta adecuada por parte de la comunidad internacional.


Los retos que afronta el mundo en la situación actual, necesitan la solidaridad de todas las personas de buena voluntad, por lo que también reconocemos la importancia de promover un diálogo constructivo con el Islam, basado en el respeto mutuo y la amistad. Inspirado por valores comunes y fortalecido por auténticos sentimientos fraternos, musulmanes y cristianos están llamados a trabajar juntos por el amor a la justicia, la paz y el respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente en aquellas regiones en las que un tiempo vivieron durante siglos en convivencia pacífica, y ahora sufren juntos trágicamente por los horrores de la guerra.


Además, como líderes cristianos, exhortamos a todos los líderes religiosos a proseguir y reforzar el diálogo interreligioso y de hacer todo lo posible para construir una cultura de paz y la solidaridad entre las personas y entre los pueblos. También recordamos a todas las personas que experimentan el sufrimiento de la guerra.


En particular, oramos por la paz en Ucrania, un país con una antigua tradición cristiana, y hacemos un llamamiento a todas las partes implicadas a que continúen el camino del diálogo y del respeto al derecho internacional, con el fin de poner fin al conflicto y permitir a todos los ucranianos vivir en armonía.


Tenemos presentes a todos los fieles de nuestras Iglesias en el todo el mundo, a los que saludamos, encomendándoles a Cristo, nuestro Salvador, para que sean testigos incansables del amor de Dios. Elevamos nuestra ferviente oración para que el Señor conceda el don de la paz en el amor y la unidad a toda la familia humana.


«Que el mismo Señor de la paz os conceda la paz siempre y en todo lugar. El Señor esté con todos vosotros» (2 Ts 3,16).


El Fanar, 30 de noviembre de 2014


Texto completo del discurso del patriarca Bartolomé I en la Divina Liturgia en San Jorge

Santísimo y amado Hermano en Cristo, Francisco, Obispo de Roma,


Gloria y alabanza damos a nuestro Dios Trino que nos ha concedido la alegría inexpresable

y el honor particular de la presencia personal de Vuestra Santidad, durante el festejo de este año de la memoria sagrada del fundador, a través de su predicación, de nuestra Iglesia, el Apóstol Andrés el Primer Llamado.


Agradecemos cordialmente a Vuestra Santidad el precioso don de su bendita presencia entre nosotros, junto con su venerable Séquito. Con amor profundo y gran honor os abrazamos dirigiéndoos el cordial abrazo de la paz y del amor: “Gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Rom 1,7). “Porque nos apremia el amor de Cristo” (2 Cor 5,14).


Todavía conservamos fresco en nuestro corazón el recuerdo de nuestro encuentro con Vuestra Santidad en la Tierra Santa en común peregrinaje piadoso al lugar donde nació, vivió, enseñó, padeció, resucitó y ascendió, allí donde estuvo antes, la Cabeza de nuestra fe, así como también el agradecido recuerdo del evento histórico del encuentro allí de nuestros inolvidables predecesores el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras.


Aquel encuentro de ellos, hace ya cincuenta años, en la Santa Ciudad, cambió la dirección del curso de la historia; los paralelos y algunas veces enfrentados caminos de nuestras Iglesias se encontraron en la visión común del descubrimiento de la perdida de su unidad, el amor congelado ha vuelto a inflamarse y fue acelerada nuestra voluntad de hacer todo lo que esté de nuestra parte para que de nuevo se edifique nuestra comunión en la misma fe y en el Cáliz común. Desde entonces se abrió la vía de Emmaús, vía probablemente larga y algunas veces escabrosa, pero sin retorno, invisiblemente caminando junto con nosotros el Señor, hasta que Él se nos revele “en el partir el pan” (Luc 24,35).


Esta vía la han seguido desde entonces y la siguen todos los sucesores de estos inspirados jefes, instituyendo, bendiciendo y apoyando el diálogo de la caridad y de la verdad entre nuestras Iglesias para la elevación de los obstáculos acumulados por un milenio completo en las relaciones entre ellas, diálogo entre hermanos y no, como antiguamente, de adversarios, precisando con toda franqueza la palabra de la verdad, pero también respetándose recíprocamente como hermanos.


Dentro de este clima del camino común trazado por nuestros mencionados predecesores, os acogemos hoy también, Santísimo Hermano, como portador del amor del Apóstol Pedro a su hermano el Apóstol Andrés, el Primer Llamado, cuya memoria sagrada solemnemente celebramos hoy.


Según costumbre sagrada, instituida y observada ya desde décadas por parte de las Iglesias de la Antigua y Nueva Roma, representaciones oficiales de ambas intercambian visitas durante la fiesta patronal de cada una de ellas, para que también a través este modo sea demostrada la hermandad carnal de los dos corifeos Apóstoles, que de común han conocido a Jesús y han creído en Él como Dios y Salvador.


Esta común fe la han transmitido a las Iglesias que han fundado con su predicación y han santificado con su martirio. Esta fe han vivido y han dogmatizado los Padres comunes de nuestras Iglesias, reunidos desde oriente y occidente en Concilios Ecuménicos, heredándola en nuestras Iglesias como fundamento inquebrantable de nuestra unidad. Esta fe, que hemos conservado en común en el oriente y en el occidente por un milenio, somos llamados nuevamente a ponerla como base de nuestra unidad, de modo que “manteneos unánimes y concordes” (Fil 2,2) avanzamos junto con Pablo adelante “olvidando lo que queda atrás y lanzando hacia lo que está por delante” (cfr. Fil 3,14).


Porque en verdad, Santísimo Hermano, nuestra obligación no se limita en el pasado, sino que se extiende sobre todo y, especialmente en nuestros días, en el futuro. Porque, ¿para que vale nuestra fidelidad al pasado, si esto nada significa para el futuro?


¿Qué utilidad tiene nuestro orgullo por todo que hemos recibido, si todo esto no se traduce en vida para el hombre y el mundo de hoy y del mañana? “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre” (Hebr 13,8), y su Iglesia viene llamada a tener su visión dirigida no tanto al ayer, sino al hoy y al mañana. La Iglesia existe por el mundo y por el hombre y no por si misma.


Nuestra visión dirigida al hoy no puede evitar nuestra agonía también para el mañana. “Luchas por fuera, temores por dentro” (2 Cor 7,5). Esta comprobación del Apóstol para su época, vale integra hoy también para nosotros. Porque, mientras todo el tiempo que nos ocupamos con nuestras contradicciones, el mundo vive el temor de la supervivencia, la agonía del mañana.


¿Como puede sobrevivir mañana una humanidad afligida hoy por muchas divisiones, conflictos y enemistades, muchas veces también en el nombre de Dios? ¿Cómo será repartida la riqueza de la tierra más justamente de modo que no viva mañana la humanidad una esclavitud más horrible, que jamás conoció antes? ¿Qué planeta encontrarán las próximas generaciones para habitar, si el hombre moderno con su avidez lo destruye cruel y irremediablemente?


Muchos ponen hoy sus esperanzas en la ciencia; otros en la política; otros en la tecnología. Pero ninguna de estas puede garantizar el futuro si el hombre no adopta la llamada de la reconciliación, del amor y de la justicia; la llamada de la aceptación del otro, del diferente, aún también del enemigo. La Iglesia de Cristo, que es la primera que ha enseñado y ha vivido esta predicación, debe aplicarla en primer lugar para sí misma “para que el mundo crea” (Juan 17,21). He aquí el porque urge como jamás en otro tiempo el camino hacia la unidad de los que invocan el nombre del gran Pacificador. He aquí el porque la responsabilidad de nosotros los cristianos es grande frente a Dios, a la humanidad y a la historia.


Santidad,

En el todavía breve recorrido a la cabeza de vuestra Iglesia os habéis mostrado ya en la conciencia de nuestros contemporáneos como predicador del amor, de la paz y de la reconciliación. Predicáis con vuestras palabras, pero sobre todo y principalmente con vuestra simplicidad, humanidad y amor hacia todos, con los cuales ejercitáis vuestro alto ministerio. Inspiráis confianza en los desconfiados, esperanza en los desesperados, expectación en aquellos que esperan una Iglesia afectuosa para todos.


Además ofrecéis a vuestros hermanos ortodoxos la esperanza que en vuestros días el acercamiento de nuestras dos grandes y antiguas Iglesias se continuará basándose sobre los firmes fundamentos de nuestra común tradición, la cual desde siempre observada y reconocía dentro de la estructura de la Iglesia un primado de amor, honor y servicio en el ámbito de la sinodalidad, de modo que “con una boca y un corazón” viene confesado Dios Trino y derramado Su amor por el mundo.


Santidad,

La Iglesia de la Ciudad de Constantino que por primera vez os acoge hoy con mucho amor y honor, como también con profundo reconocimiento, lleva en sus hombros una pesada herencia, como también una responsabilidad tanto para el presente como para el futuro. En esta Iglesia la Divina Providencia ha puesto, a través del orden instituido por parte de los sagrados Concilios Ecuménicos, la responsabilidad de la coordinación y de la expresión del consenso de las Santísimas Iglesias Ortodoxas locales.


Dentro de esta responsabilidad trabajamos ya intensamente para la preparación del Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, que se decidió fuera convocado aquí, con la benevolencia de Dios, dentro el año 2016. Las comisiones responsables trabajan ya febrilmente para la preparación de este gran evento en la historia de la Iglesia Ortodoxa, por el éxito del cual pedimos también vuestras oraciones.


Desgraciadamente, la comunión eucarística entre nuestras Iglesias, rota desde hace mil años, no permite todavía la constitución de un común Gran y Ecuménico Concilio.


Rezamos que una vez restablecida la plena comunión entre ellas no tarde en resurgir también este gran e ilustre día. Hasta aquel bendito día, la participación de cada una de nuestras Iglesias en la vida sinodal de la otra será mostrada con el envío de observadores, como ya sucede, por medio de vuestra gentil invitación, durante los Sínodos de vuestra Iglesia, y como, esperamos, que sucederá también durante la realización, con la ayuda de Dios, del nuestro Santo y Gran Concilio.


Santidad,

Los problemas que la coincidencia histórica levanta hoy frente a nuestras Iglesias nos imponen que superaremos el girar en torno nosotros mismos, para afrontarlos con la más estrecha colaboración posible. Los modernos perseguidores de los cristianos no preguntan a qué Iglesia pertenecen sus víctimas.


La unidad, por la cual nos comprometemos, se realiza ya en algunas regiones, desgraciadamente, a través del matririo. Tendamos en común la mano al hombre moderno, la mano del único que puede salvarlo a través Su Cruz y Su Resurrección.


Con estos pensamientos y sentimientos expresamos también ahora la alegría por la presencia entre nosotros de Vuestra Santidad, agradeciéndola y rezando al Señor que por las intercesiones del celebrado hoy, el Apóstol Primer Llamado y de su hermano en carne Pedro Protocorifeo, proteja Su Iglesia y la conduzca al cumplimiento de Su santa voluntad.


¡Bienvenido entre nosotros, muy querido Hermano!


Texto completo del discurso del Santo Padre Francisco en la Divina Liturgia en San Jorge

Santidad, queridísimo hermano Bartolomé.

Como arzobispo de Buenos Aires, he participado muchas veces en la Divina Liturgia de las comunidades ortodoxas de aquella ciudad; pero encontrarme hoy en esta Iglesia Patriarcal de San Jorge para la celebración del santo Apóstol Andrés, el primero de los llamados, Patrón del Patriarcado Ecuménico y hermano de san Pedro, es realmente una gracia singular que el Señor me concede.


Encontrarnos, mirar el rostro el uno del otro, intercambiar el abrazo de paz, orar unos por otros, son dimensiones esenciales de ese camino hacia el restablecimiento de la plena comunión a la que tendemos. Todo esto precede y acompaña constantemente esa otra dimensión esencial de dicho camino, que es el diálogo teológico. Un verdadero diálogo es siempre un encuentro entre personas con un nombre, un rostro, una historia, y no sólo un intercambio de ideas.


Esto vale sobre todo para los cristianos, porque para nosotros la verdad es la persona de Jesucristo. El ejemplo de san Andrés que, junto con otro discípulo, aceptó la invitación del Divino Maestro: «Venid y veréis», y «se quedaron con él aquel día» (Jn 1,39), nos muestra claramente que la vida cristiana es una experiencia personal, un encuentro transformador con Aquel que nos ama y que nos quiere salvar.


También el anuncio cristiano se propaga gracias a personas que, enamoradas de Cristo, no pueden dejar de transmitir la alegría de ser amadas y salvadas. Una vez más, el ejemplo del Apóstol Andrés es esclarecedor. Él, después de seguir a Jesús hasta donde habitaba y haberse quedado con él, «encontró primero a su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que significa Cristo). Y lo llevó a Jesús» (Jn 1,40-42). Por tanto, está claro que tampoco el diálogo entre cristianos puede sustraerse a esta lógica del encuentro personal.


Así pues, no es casualidad que el camino de la reconciliación y de paz entre católicos y ortodoxos haya sido de alguna manera inaugurado por un encuentro, por un abrazo entre nuestros venerados predecesores, el Patriarca Ecuménico Atenágoras y el Papa Pablo VI, hace cincuenta años en Jerusalén, un acontecimiento que Vuestra Santidad y yo hemos querido conmemorar encontrándonos de nuevo en la ciudad donde el Señor Jesucristo murió y resucitó.


Por una feliz coincidencia, esta visita tiene lugar unos días después de la celebración del quincuagésimo aniversario de la promulgación del Decreto del Concilio Vaticano II sobre la búsqueda de la unidad entre todos los cristianos, Unitatis redintegratio. Es un documento fundamental con el que se ha abierto un nuevo camino para el encuentro entre los católicos y los hermanos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales.


Con aquel Decreto, la Iglesia Católica reconoce en particular que las Iglesias ortodoxas «tienen verdaderos sacramentos, y sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, con los que se unen aún con nosotros con vínculo estrechísimo» (n. 15).


En consecuencia, se afirma que, para preservar fielmente la plenitud de la tradición cristiana, y para llevar a término la reconciliación de los cristianos de Oriente y de Occidente, es de suma importancia conservar y sostener el riquísimo patrimonio de las Iglesias de Oriente, no sólo por lo que se refiere a las tradiciones litúrgicas y espirituales, sino también a las disciplinas canónicas, sancionadas por los Santos Padres y los concilios, que regulan la vida de estas Iglesias (cf., nn. 15-16).


Considero importante reiterar el respeto de este principio como condición esencial y recíproca para el restablecimiento de la plena comunión, que no significa ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación llevada a cabo por Cristo, el Señor, por medio del Espíritu Santo.


Quiero asegurar a cada uno de vosotros que, para alcanzar el anhelado objetivo de la plena unidad, la Iglesia Católica no pretende imponer ninguna exigencia, salvo la profesión de fe común, y que estamos dispuestos a buscar juntos, a la luz de la enseñanza de la Escritura y la experiencia del primer milenio, las modalidades con las que se garantice la necesaria unidad de la Iglesia en las actuales circunstancias: lo único que la Iglesia Católica desea, y que yo busco como Obispo de Roma, «la Iglesia que preside en la caridad», es la comunión con las Iglesias ortodoxas. Dicha comunión será siempre fruto del amor «que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que se nos ha dado» (Rm 5,5), amor fraterno que muestra el lazo trascendente y espiritual que nos une como discípulos del Señor.


En el mundo de hoy se alzan con ímpetu voces que no podemos dejar de oír, y que piden a nuestras Iglesias vivir plenamente el ser discípulos del Señor Jesucristo.


La primera de estas voces es la de los pobres. En el mundo hay demasiadas mujeres y demasiados hombres que sufren por grave malnutrición, por el creciente desempleo, por el alto porcentaje de jóvenes sin trabajo y por el aumento de la exclusión social, que puede conducir a comportamientos delictivos e incluso al reclutamiento de terroristas.


No podemos permanecer indiferentes ante las voces de estos hermanos y hermanas. Ellos no sólo nos piden que les demos ayuda material, necesaria en muchas circunstancias, sino, sobre todo, que les apoyemos para defender su propia dignidad de seres humanos, para que puedan encontrar las energías espirituales para recuperarse y volver a ser protagonistas de su historia.


Nos piden también que luchemos, a la luz del Evangelio, contra las causas estructurales de la pobreza: la desigualdad, la falta de un trabajo digno, de tierra y de casa, la negación de los derechos sociales y laborales. Como cristianos, estamos llamados a vencer juntos a la globalización de la indiferencia, que hoy parece tener la supremacía, y a construir una nueva civilización del amor y de la solidaridad.


Una segunda voz que clama con vehemencia es la de las víctimas de los conflictos en muchas partes del mundo. Esta voz la oímos resonar muy bien desde aquí, porque algunos países vecinos están sufriendo una guerra atroz e inhumana. Pienso con profundo dolor en las muchas víctimas del deshumano e insensato atentado que en estos días ha golpeado los fieles musulmanes que rezaban en la mezquita de Kano, en Nigeria.


Turbar la paz de un pueblo, cometer o consentir cualquier tipo de violencia, especialmente sobre los más débiles e indefensos, es un grave pecado contra Dios, porque significa no respetar la imagen de Dios que hay en el hombre. La voz de las víctimas de los conflictos nos impulsa a avanzar diligentemente por el camino de reconciliación y comunión entre católicos y ortodoxos. Por lo demás, ¿cómo podemos anunciar de modo creíble el mensaje de paz que viene de Cristo, si entre nosotros continúa habiendo rivalidades y contiendas? (Pablo VI, Exhort. Ap., Evangelii nuntiandi, 77).


Una tercera voz que nos interpela es la de los jóvenes. Hoy, por desgracia, hay muchos jóvenes que viven sin esperanza, vencidos por la desconfianza y la resignación. Muchos jóvenes, además, influenciados por la cultura dominante, buscan la felicidad sólo en poseer bienes materiales y en la satisfacción de las emociones del momento.


Las nuevas generaciones nunca podrán alcanzar la verdadera sabiduría y mantener viva la esperanza, si nosotros no somos capaces de valorar y transmitir el auténtico humanismo, que brota del Evangelio y la experiencia milenaria de la Iglesia.


Son precisamente los jóvenes – pienso por ejemplo en la multitud de jóvenes ortodoxos, católicos y protestantes que se reúnen en los encuentros internacionales organizados por la Comunidad de Taizé – los que hoy nos instan a avanzar hacia la plena comunión. Y esto, no porque ignoren el significado de las diferencias que aún nos separan, sino porque saben ver más allá, saben ver más allá, son capaces de percibir lo esencial que ya nos une, que es mucho Santidad.


Queridísimo hermano, estamos ya en el camino hacia la plena comunión y podemos vivir ya signos elocuentes de una unidad real, aunque todavía parcial. Esto nos reconforta y nos impulsa a proseguir por esta senda.


Estamos seguros de que a lo largo de este camino contaremos con el apoyo de la intercesión del Apóstol Andrés y de su hermano Pedro, considerados por la tradición como fundadores de las Iglesias de Constantinopla y de Roma. Pidamos a Dios el gran don de la plena unidad y la capacidad de acogerlo en nuestras vidas. Y nunca olvidemos de rezar unos por otros.



jeudi 27 novembre 2014

Pedófilos y encubridores al servicio de Su Majestad Británica: ninguna autoridad pide disculpas

Agentes secretos al servicio de Su Majestad, pero más a menudo cómplices de ogros pedófilos y depredadores de niños.

Si dos años de incesante campaña contra sacerdotes, obispos y Papas han persuadido al mundo que el espectro planetario de los pedófilos tenía su cerebro en el Vaticano, lo que está sucediendo en la muy civilizada Inglaterra debería realmente cambiar el curso de la historia.


Por lo menos, de la historia del prejuicio anti-católico y la fobia anti-papal, alimentados por los grandes periódicos, las organizaciones no gubernamentales y las distintas oficinas de la ONU, que durante todo este tiempo no han dejado de avivar el odio contra la Iglesia de Roma y sus jerarquías.


Desde Londres llega una historia horrible, de novela de terror, salida a la luz gracias a la prensa local que ha desvelado la existencia de una red de pedófilos formada por diputados, ministros, funcionarios de policía, generales de las fuerzas armadas y poderosos hombres de negocios.


Una compañía de alto rango que durante años ha violado a decenas de niños en un edificio a pocos metros del Parlamento de Westminster, asesinándolos para no dejar testigos molestos.


Todo ello encubierto por los poderosísimos Mi6 y Mi5 (Military Intelligence, Secciones 5 y 6) del Security Service, los servicios secretos de espionaje y contraespionaje del gobierno inglés.



Es el último capítulo de la investigación “Dickens Dossier” (del nombre del diputado conservador Geoffrey Dickens), que estalló en el mes de julio pasado y que alteró el establishment político, militar y económico londinense.


Pero ahora, revela el periódico La Repubblica, «en el banco de los acusados se sientan incluso los servicios secretos británicos, acusados de haber silenciado, en primer lugar, a los periódicos que querían indagar sobre el turbio caso y, después, de haber hecho desaparecer cualquier prueba de los propios archivos».


Los crímenes imputados al Westminster pedophile ring (Círculo pedófilo de Westminster, ndt), la banda de los pedófilos londinenses, se remontan a los años ochenta y fueron cometidos en Elm Guest House, un edificio cercano al Parlamento de Westminster donde muchos diputados tenían sus lujosos pisos.



Aquí se realizaban fiestas en las que se implicaban a niños de los 10 a los 12 años de edad, trasladados desde un orfanato de la capital.


De ello ha hablado el Sunday Times, relatando detalles horripilantes. Un diputado conservador, durante una orgía, estranguló a un niño de 12 años delante de otros miembros de la Cámara de los Comunes que habían abusado, poco antes, del menor. Y en otro caso de violación, la víctima, un niño de 10 años, después de ser violado fue lanzado de un coche a toda velocidad.


El topo de estas horribles revelaciones, que en esa época fue uno de los niños que sufrieron abusos, ha relatado que era entregado regularmente por su padre a sus torturadores, que lo recogían en su casa en coche y después lo llevaban a un hotel o a un piso donde era violado «por figuras políticas y militares de primer plano». El hombre ha relatado haber sido testigo ocular de dos homicidios y de estar en conocimiento de otros casos.


La lista de los investigados se compone, actualmente, de una decena de nombres políticos, algunos de ellos aún en activo.


La casa de los horrores de Westminster está estrechamente vinculada al “Dickens Dossier”, una carpeta secreta con 114 archivos de abusos sexuales en los que están implicados parlamentarios a los que se da caza desde hace casi treinta años.


Misteriosamente desaparecida en 1984, la lista de los sospechosos de pedofilia (entre los cuales hay ex ministros) habría sido entregada a Lord Leon Brittan, entonces ministro de Interior, por un parlamentario conservador, Geoffrey Dickens. Dickens murió en 1995 y de la carpeta no hay traza.


Lord Brittan dice que la entregó a los funcionarios del ministerio. El hecho es que ha desaparecido. Pero la ex baronesa del Partido Laborista Barbara Castle tenía una copia, que entregó al director del Bury Messanger, periódico local de su circunscripción electoral, para que escribiera sobre ello. Y aquí entra en escena el Mi5.


Efectivamente, el periodista ha relatado que agentes de los servicios secretos entraron de golpe en su despacho, amenazando con arrestarlo si no entregaba la carpeta: su publicación habría constituido un atentado a la seguridad nacional.


«La inteligencia británica emite advertencias de este tipo en rarísimas ocasiones: de media docena a una docena de requerimientos al año», escribe Repubblica. En jerga se llaman “D notices” y parece que en los años en cuestión llegaban muchas contra los directores de algunos periódicos que estaban investigando los horrores de Elm Guest House.



«Pero ahora que toda la prensa nacional se ha lanzado de cabeza a investigar la “banda de los pedófilos de Westminster”», revela Repubblica, «esas advertencias, increíblemente, ya no se encuentran».


El primer ministro británico David Cameron ordenó hace unos meses a Scotland Yard iniciar una investigación para aclarar todos los hechos.


Después del escándalo del DJ de la BBC, Jimmy Savile, [ReL lo explica aquí ] que ha dañado a 200 personas en 50 años (niños, chicas, minusválidos en los hospitales y huérfanos) la banda de Westminster podría ser el segundo caso más grande de pedofilia en el Reino Unido, si no de la historia.


En Scotland Yard ya están convencidos de ello y han recogido material suficiente para poder sostener que «el Reino Unido, entre los años 70 y el 2000, ha sido el teatro de una enorme red de pedófilos», que incluiría parlamentarios eminentes (algunos de ellos aún en el cargo) y Lores ingleses. Encubiertos y protegidos por los servicios secretos, es decir, por el gobierno dado que los 007 dependen del Ministerio de Interior.


Sin embargo, no sucede que contra esta gigantesca red made in England de ogros se hayan movilizado las mismas poderosas organizaciones que montaron contra la Iglesia católica una feroz campaña de difamación, llegando incluso a pedir la dimisión del Papa Ratzinger y su comparecencia ante un tribunal.


El objetivo, abiertamente declarado, era crear un “pánico ético” contra la Iglesia, estableciendo un vínculo entre el celibato del clero y los abusos sexuales y amplificando hasta lo inverosímil episodios y cifras de los abusos. Falsedades y mentiras confeccionadas para acallar y atemorizar, denostando al Papa con acusaciones infamantes.


Pero hoy, después de la valiente toma de posición de Benedicto XVI y las nuevas disposiciones vaticanas, ya no hay espacio para todo esto. El Papa Ratzinger primero y el Papa Francisco después son los únicos jefes de Estado que han recibido a las víctimas de la violencia sexual del clero y, asumiéndose responsabilidades que ciertamente no tenían, han pedido repetida y públicamente su perdón.


La misma cosa deberían hacer los líderes de los partidos, el gobierno inglés, la Cámara de los Lores y Buckingham Palace, que hasta hoy han tenido secreto el escándalo por motivos de seguridad nacional. ¿Lo harán? No, no lo harán. Y la ONU se cuidará muy mucho de pedirlo.


(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)



samedi 22 novembre 2014

Rajoy, de héroe a villano

Para uno que no sea español, es posible que le resulte difícil entender todo lo que se juega en la manifestación por la defensa de la vida que se celebrará este sábado en Madrid.

Empecemos por hablar del contexto. Durante años, desde la desaparición del Centro Democrático de Suárez, el Partido Popular -al principio llamado Alianza Popular- cosechó los votos de la mayoría de los católicos practicantes. El resto -con todo, una importante minoría- se dividieron entre nacionalistas vascos y catalanes, socialistas e incluso algún puñado que siguió votando comunista y otros grupos minoritarios. Durante los gobiernos socialistas, esta fidelidad se acrecentó, pues el PP representaba lo esencial de lo que los católicos practicantes españoles querían ver en un partido político: unidad de la patria, defensa de valores familiares tradicionales, buena gestión económica e incluso honradez en esa gestión.


Nunca hubo suficientes votos católicos como para darle el PP la mayoría que llevó a Aznar al gobierno -por eso los guiños al centro izquierda que Arriola (sumo consejero y bastante laicista) aconsejaba a los dos presidentes que el PP ha dado a España, Aznar y Rajoy. Pero sin esos votos, ni de lejos se habría producido la victoria popular en las elecciones. En el PP, como en la antigua Democracia Cristiana italiana, empezaron a convivir dos tendencias -que fueron las que a la postre acabaron con la UCD-, una católica y otra laicista; conservadoras ambas en la gestión económica y en la política nacional, pero opuestas en lo concerniente a la familia y a la vida. En esto, la laicista no se diferenciaba en nada del más radical socialismo y la católica aspiraba a tener un peso preponderante porque se asumía que era de sus bases de donde salían la mayoría de los votos.


Aznar, católico practicante, ganó y gobernó como católico pero con un ojo puesto en la otra pata de su banco. Por eso no derogó rápidamente las leyes educativas socialistas y por eso no modificó la ley del aborto aprobada por Felipe González. Además, cometió el grave error de no escuchar al Papa Juan Pablo II, que insistía -con datos que después se han demostrado ciertos- que derrocar al tirano Sadam en Irak era un mal peor que aguantarle. Aznar perdió las elecciones -no las perdió Rajoy, aunque era él quien se presentaba-, sino que las perdió Aznar, sobre todo por su error en Irak, y llegó de nuevo el socialismo. Con un hombre más radical y menos inteligente que González, Zapatero. Los católicos, agredidos brutalmente de nuevo, se volvieron a echar en brazos del PP -siempre hablo de mayorías, nunca de todos-, olvidando que Aznar les había decepcionado en varios asuntos importantes.


Y así llegó Rajoy al poder, con su mayoría absoluta, alcanzada, como la que obtuvo Aznar, por el apoyo católico, por el desengaño de muchos que habían votado a Zapatero y veían que España se hundía, y por la abstención de otros. Había prometido que modificaría la ley del aborto de su predecesor -que, entre otras cosas horribles, calificaba al aborto como derecho- y los católicos le creyeron.


La renuncia a modificar dicha ley -renuncia que llevó consigo otra renuncia, la del Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón- supuso un profundo desengaño para los católicos practicantes, burlados por segunda vez por el PP y ahora de forma pública y manifiesta. Supuso también un desconcierto bastante generalizado, reflejado en una pregunta: "¿Y ahora a quién votamos?". Porque naturalmente a los que son más laicistas que el PP no se podía votar, pero a los que no lo son resultaba discutible que votarlos sirviera para algo práctico, pues no habían logrado nunca representación parlamentaria. Durante años se había estado jugando con dos conceptos, el del "voto útil" y el del "mal menor" y eso llenaba las arcas electorales del PP. De repente lo segundo saltaba hecho añicos -el mal menor no se diferenciaba mucho del mal mayor- y lo primero seguía sin verse claro. De ahí el desconcierto, bastante generalizado entre los católicos practicantes que durante años habían votado al PP.


Sin entender esto, no se puede comprender del todo el significado de la manifestación por la vida y contra el aborto del sábado en Madrid. Es más que una manifestación. Es más que una petición de que se derogue una ley inicua que califica "derecho" a matar a un inocente. Es la petición de muchos católicos para que el PP rectifique y no les fuerce a irse a otros partidos donde o bien van a tirar el voto o bien no van a sentirse representados por otras causas.


El PP no rectificará -salvo auténtico milagro- y Rajoy perderá las elecciones y se irá además sin honor y denostado. Arriola y su esposa, la diputada Villalobos, quizá estén contentos -ahora lo están muchísimo al haber logrado que no se modificara la ley del aborto-, pero también pasarán a la historia como los gestores de un fracaso brutal. Ellos perderán y quizá el PP desaparezca, como desaparecieron UCD y AP. Los primeros que pagarán las consecuencias serán los niños que no van a poder nacer por el aborto. Pero no sólo ellos. Muchos católicos traicionarán sus conciencias volviendo a votar al PP porque tienen miedo a ese invento -dicen que del propio PP- que es Podemos o tienen miedo a la vuelta de los socialistas. Otros preferirán arriesgarse a tirar el voto, dándoselo a partidos minoritarios, y otros muchos se quedarán en su casa. Rajoy fracasará. Habrá más abortos y posiblemente veremos nuevas leyes inicuas. Todos perderemos.


Eso es lo que está en juego en la manifestación del sábado. Un último intento de que el Gobierno rectifique. Como digo, no es cuestión de otra cosa más que de milagros, porque Rajoy se ha echado en brazos de Arriola y ha renunciado a su propio honor. Terrible final para un hombre que podía haber pasado a la historia de España como un héroe y va a pasar, al menos para muchos, como un villano.


Una última lección para todos, de cualquier país: hay que desconfiar de los políticos, aunque no haya que inhibirse de la política. Los partidos tienden a decepcionar a los que les votan precisamente porque están gobernados por hombres que mucho antes se han traicionado a sí mismos, convirtiéndose en máscaras vacías, en amorales que sólo buscan el poder a cualquier precio. Una vez más, tenemos que decir: Sólo Dios es Dios y en Él hemos puesto toda nuestra esperanza.



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jeudi 20 novembre 2014

Surfear sobre el Poder de Dios

¿Por qué un surfer en tu logo? Hace unos años, creo que en el 2010, tuve un sueño. Tan gráfico y real que jamás he olvidado. Lo he contado varias veces a amigos. Lo he contado en entrevistas, en prédicas. Pues este sueño que tuve parece profético. Edifica, corrige, anima. Desde entonces mi vida tuvo un giro. De ser un creyente acomodado comencé a ser un discípulo arriesgado.

Te quiero contar de donde viene este logo de la ola con un surfer encima. De repente vino el momento de decidir sobre un logo para mi blog/webpage (miguelhoracio.com)


El proceso de creación de un logo es toda una aventura. Un logo es la punta de un iceberg. El logo representa una visión, misión y estructura de valores de una forma puntual y gráfica.


Quiero aclarar que no soy surfer. No me gustan los deportes extremos. Soy muy respetuoso de la vida, principalmente la mía. Siento que en esos deportes la gente se pone en un riesgo muy grande y le ando lejos a ese tipo de ‘peligros voluntarios’, pero Dios siempre busca la manera de hablarnos de la forma en que mejor le vamos a entender.


En este bendito sueño, aparezco encima de una ola gigante. Una ola tipo tsunami. En la ola estábamos muchas personas. Yo no era el único. Todos estábamos encima de la ola, cada uno en su tabla de surf, tan grande esta ola que cabíamos todos arriba de ella. La ola iba muy rápido y se aceleraba mucho más cuando dejábamos atrás lo que nos estorbaba seguir adelante.


Y es que en momentos sentía que ‘cosas invisibles’ se me iban cayendo.


Escuché a uno de los surfers decir: “Hey! Hay cosas que se nos están cayendo” y otro dijo: “Sí, pero, es mejor así. Pues cuando caen, vamos más rápido aún!” Luego como si el sueño fuese una película, veo como se amplía la cámara y veo que hay personas en el agua, disfrutando del mar.


Veo como ellos se asombran por la ola y se disgustan. Ellos estaban muy cómodos antes de que se levantase la ola y comenzaban a discutir con quienes veníamos encima de ella. Decían algo como: “Ustedes vienen a alterar nuestra tranquilidad”. Yo recuerdo que yo decía dentro de mí: “Pero está ola no la levantamos nosotros, yo aparecí aquí. Hablen con el Dueño de la ola”.


De repente, se amplía más, “la cámara” y veo en la playa una muchedumbre de gente. Pero esta muchedumbre estaba separada en grupos de distintos tamaños.


Unos grandes, otros medianos, otros pequeños. Todos en playa, algunos parados, otros sentados, unos organizados y otros más desorganizados. Todos con sus tablas de surf al lado. En ese momento se abren mis oídos y escucho lo que están diciendo en esos grupo. Lo primero que me sorprende es que están orando y lo segundo que me sorprende es que están orando a Dios para que se levante una ola que transforme sus vidas. Pero, curiosamente estaban muchos con los ojos cerrados y los pocos que los tenían abiertos estaban

mirándose el uno al otro. Cada grupo estaba como centrado en sí mismo y no notaban que ya una gran ola se había levantado y lo único que tenían que hacer era tomar ‘las tablas de sus vidas’ y arriesgarse sobre la ola.


Pedían lo que Dios ya había dado y aún no se confiaban a Él.


Luego, veo más allá, y veo que venían de distintas partes personas a la orilla. Unos a mirar con asombro y muchos otros a ‘fotear’ o ‘grabar’ la ola. Estos no se mojaban ni una uña, no oraban. Sólo se admiraban. Tomaban fotos y videos. Estos sólo observan. No se involucran.


Asimismo ocurre en el cristianismo. Unos surfean sobre el Poder de Dios, van dejando cosas atrás y se van transformando sus vidas. Otros sólo se mojan ‘hasta el ombligo’ y quieren estar dentro del Reino de Dios, pero controlándolo todo. Otros oran y oran y oran pero no se arriesgan. Y otros no más miran y tiran fotos para recordar.


Aquí vuelvo al logo. Siento que a mí, Dios me llama a estar animando y formando surfers. Personas que se arriesguen a confiar en el Poderoso Rey Jesús que nos ha dado Su Espíritu Santo como una ola transfromadora.


El logo tiene un solo surfer, que puedes ser tu o yo. En este blog iré posteando más sobre cómo surfear en el Poder de Dios.


¿Tú que opinas del sueño de la ola? ¿Te ubicas encima, en el agua, en la playa? ¿Cuál es tu comentario sobre el logo?



Already Possible by Gauzy

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Cristianos, musulmanes y drusos visitan la sinagoga de Har Nof para lamentar el atentado del martes

Cuatro civiles israelíes murieron el martes en el ataque perpetrado por dos jóvenes palestinos contra una sinagoga de Har Nof, un barrio en el noroeste de Jerusalén.

Un policía que resultó herido de gravedad falleció horas después en el hospital. Los dos supuestos agresores también murieron a manos de las fuerzas de seguridad. Además, otras siete personas resultaron heridas de diversa consideración.


Ante este trágico suceso, los líderes religiosos de Jerusalén -cristianos, musulmanes y drusos- visitaron este miércoles la sinagoga de Har Nof para promover la paz y la libertad religiosa en Tierra Santa, según informó el Patriarcado Latino en su web.


Antes de ir todos juntos al lugar de los hechos, la delegación fue recibida por la oficina del Culto del Ministerio del Interior de Israel. "Apreciamos vuestro gesto", señalaron. "Si alguien os critica, fingir no escuchar", añadieron.


"Venimos como líderes religiosos a un lugar de oración, por lo tanto, a un lugar sagrado", dijo el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal.


"Estas personas han sido asesinadas mientras estaban rezando", lamentó.


"Cada lugar de culto, sea de la religión que sea, debe ser protegido", recordó.


Una vez más, Mons. Twal instó a "no tener miedo a rezar por la paz".


"Orar por el mismo objetivo puede ser la oportunidad para acercarse los unos a los otros", apuntó. Según el Patriarca, este encuentro demuestra que "la esperanza no ha muerto". "Siempre hay una esperanza para detener la violencia", subrayó.


Por último, Mons. Twal condenó la petición que realizaron algunos miembros del gobierno israelí para que haya una "respuesta dura" y se distribuya armamento a la población. "Esta no es la solución", aseguró.


"Los políticos deberían ser lo suficientemente inteligentes y sabios para apoyar, por un lado, la paz entre todas las personas y, por otro, para saber controlar el aumento del fundamentalismo", concluyó.


Frente a la sinagoga, los líderes religiosos manifestaron sus condolencias a la comunidad judía, y condenaron los actos de violencia realizados tanto por los palestinos como por los israelíes.


Asimismo, rechazaron firmemente el terrorismo y la barbarie cometidos en nombre de una religión, y reiteraron su llamamiento a la libertad religiosa y de expresión para todos los pueblos.


Por su parte, el papa Francisco condenó como "inaceptable" el ataque a esta sinagoga de Jerusalén e instó a tomar "decisiones valientes" para lograr la reconciliación y la paz en Tierra Santa.


"Sigo con preocupación el alarmante incremento de la tensión en Jerusalén y otras zonas de Tierra Santa, son episodios de violencia inaceptables que no respetan ni siquiera los lugares de culto", lamentó el Santo Padre al término de la audiencia general de este miércoles. "Aseguro una oración especial para todas las víctimas de esa dramática situación y para todos los que sufren sus consecuencias", añadió el Pontífice.


"Desde lo profundo del corazón dirijo un llamamiento a las partes implicadas, con el fin de que se ponga fin a la espiral de odio y de violencia y se tomen decisiones valientes para la reconciliación y la paz", instó de nuevo, tal y como lo había hecho durante su visita en el mes de mayo a Jerusalén. "Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento", aseguró tras condenar el atentado.



Los voluntarios jóvenes de Cada Vida Importa: «El mensaje llega más si lo da un joven de tu edad»

Viernes a las 18:30 a la salida del metro de Ciudad Universitaria». Es el mensaje que recibieron Pedro, Paula, Patricia... De Álvaro y de Duarte, los fundadores de la asociación Más Vida (www.masvida.eu ). Ninguno tiene más de 21 años y desde hace casi dos meses andan preparando la manifestación del 22-N. «Estamos volcados en la difusión de la protesta: hemos hecho rutas por parroquias, hemos repartido octavillas, hemos acudido a colegios...Y ahora estamos pegando carteles. Queremos remover la conciencia entre los jóvenes a favor de la vida, que cada día se impliquen más y que el 22 de noviembre se convierta en una gran reivindicación», dice Álvaro Ortega.

En julio pasado le invitaron en Polonia a un congreso de jóvenes pro vida y aquello le impactó tanto que decidió poner en marcha, junto con Duarte Falcó, la asociación Más Vida.


«Vimos que en España no había nada similar y creo que el mensaje llega más a los jóvenes si te lo da otra persona de una edad similar a la tuya», explica Falcó, de 20 años.


Trasladar el mensaje no es fácil pero «nosotros presentamos una realidad compleja desde una perspectiva positiva y hemos convencido a gente que no coincidía con nosotros, pero todo lo hacemos desde el respeto por las ideas», dice este estudiante de marketing.


Si hay algo que le ha marcado a este joven activista provida es vivir «rescates» a las puertas de las clínicas abortistas. «Estuve conversando con una chica árabe de 22 años que estaba dispuesta a entrar en la clínica Dator para interrumpir su embarazo. El mensaje siempre gira en torno a la idea de que hay otras alternativas diferentes a la de acabar con un inocente. El aborto es siempre la peor opción, hay mucha desinformación».


A Álvaro también le ha hecho reafirmarse en sus convicciones acudir los viernes con los «rescatadores» a las clínicas abortistas. «Me conmueve ver cómo salen muchas mujeres después de abortar: llorando, apoyándose en los capós de los coches que se encuentran próximos a ellas...La clínica ya no quiere saber nada de ellas una vez que han hecho el negocio y la mujer carga con esa soledad el resto de sus vidas».


La malformación del feto tampoco es un argumento para interrumpir un embarazo, según estos dos jóvenes: «Precisamente por eso o por el hecho de tener una discapacidad una persona necesita ser querida y no repudiada. Ninguno de nosotros sabemos si mañana vamos a estar en silla de ruedas», añade Álvaro.





Macromanifestación Cada Vida Importa de 2009 en Madrid... los jóvenes de Más Vida tenían entonces entre 15 y 17 años


Pedro Echeguren, de 20 años y estudiante de la doble titulación de Derecho y ADE, sabe lo que eso significa. «Juan, mi hermano pequeño, tiene síndrome de down y me parece espantoso que por una discapacidad la gente se plantee acabar con la vida de un ser humano, cuando precisamente para mi familia mi hermano es la alegría de la casa».


Pedro está dispuesto a hacer «lo que haga falta» por defender la vida. No sólo acudió el viernes a la cita de Ciudad Universitaria para pegar carteles, también se encarga de la coordinación de voluntarios de Más Vida, vigilará las vallas de protección de la manifestación del próximo fin de semana...y seguirá pegando carteles por sitios estratégicos.


«No me siento bicho raro por explicar lo que pienso, veo que la mayoría de los jóvenes no se involucran, pasan del tema, pero yo quiero implicarme. El principal problema es la falta de información que tiene la gente, no se promueven otras alternativas... Hay que decir a la gente la verdad».


Paula de la Peña tiene 21 años y está volcada en un máster de gestión aeronáutica, pero eso no le impide dedicar parte de su tiempo a colaborar con la causa 22-N.


Es consciente de que muchas veces el entorno o las dificultades «convierten a la mujer en víctima, pero el Gobierno debería fomentar la ayuda a la mujer». Tiene muy clara su apuesta por la vida después de que su amiga abortara por presión de su pareja. «Una vez me dijo: “¿sabes que si no hubiera abortado mi hijo ahora tendría dos años?” Sus palabras no me han dejado indiferente».


El caso contrario lo ha vivido Patricia Cervera, de 19 años y estudiante de primer curso de Publicidad. «Una amiga cercana se quedó embarazada y vivió el debate interno de abortar o seguir adelante. Yo era la amiga rara que le decía que, por favor, se lo pensase porque la decisión era para toda la vida. Al final optó por tener a su niño, que ahora tiene un año y que es la alegría de la casa. Eso me ha hecho reflexionar».


Patricia cree que a los jóvenes sí les preocupa el aborto y hay mucho «empeño e ilusión» por defender la vida el 22-N. «Se palpa en el ambiente».


Más datos sobre la manifestación en Madrid del sábado 22 de noviembre en: http://ift.tt/1pLgs1i



Lea también: Breve historia del aborto en España: de 15.000 casos clandestinos a 118.000 casos legales al año

En esta canción -himno de Cada Vida Importa 2014- las asociaciones por la vida aseguran que nunca dejarán solas a las mujeres





«No dejaremos que el aborto salga del debate público, saldremos a la calle las veces que haga falta»

Antonio Torres, presidente de RedMadre (www.redmadre.es ), considera en esta entrevista que «es una irresponsabilidad que los políticos no afronten el suicidio demográfico».

—¿Qué demandas le plantean al Gobierno después de que renunciara a modificar la vigente legislación en materia de aborto?

Nos negamos a aceptar esa renuncia. Es inaceptable. Nuestras demandas son las mismas que planteamos al Gobierno anterior y que plantearemos a los que vengan hasta que lo consigamos: leyes y políticas que amparen el derecho a la vida del no nacido y el derecho a la maternidad de las madres embarazadas. No pedimos algo distinto, aunque sí mucho más ambicioso, de lo que el programa del PP en las últimas generales comprometía: más protección de la vida y más protección de la maternidad.


–¿Por qué cree que no se conceden mayores ayudas a la maternidad?

–Prejuicios ideológicos profundamente arcaicos y trasnochados y complejos absurdos hacen que ni izquierda ni derecha en España se hayan tomado en serio hacer justicia a la maternidad. Quienes tienen hijos son auténticos benefactores de la sociedad en su conjunto, pues son los que garantizan su viabilidad y, en particular, la del Estado de bienestar que se funda en la solidaridad intergeneracional.


–¿Considera que se está haciendo poco ante el problema demográfico que sufre España?

–Efectivamente. Es lo que mi amigo Alejandro Macarrón ha denunciado con acierto como «suicidio demográfico». Aún así, los poderes públicos no han querido afrontar este problema: es una gravísima irresponsabilidad. Ahora algunas comunidades autónomas han empezado a anunciar y proponer planes de apoyo a la maternidad y me parece bien, pero no es congruente que unas leyes apoyen la maternidad y otras permitan destruir libremente el fruto de la concepción.


–¿Ha abandonado el Gobierno a las madres?

–La renuncia a derogar la vigente «ley del aborto» supone un abandono de las madres, que son las auténticas víctimas. La ley vigente, en esencia, lo que les dice a las madres es «si quieres abortar, te lo financio; si quieres ser madre, tú te las debes apañar sin apoyo alguno». ¡Esta es la ley que no se quiere cambiar! Si se renuncia a castigar el aborto se crea una estructura de coacción sobre las mujeres para que resuelvan sus problemas mediante el aborto. Por eso, el 22N queremos decir a todas las mujeres de España que aunque los políticos las abandonen, nosotros no lo vamos a hacer.


–¿Qué cambios esperan tras el 22 N?

–No somos ingenuos ni ilusos, pero estamos convencidos de que es nuestra responsabilidad hacer lo que está en nuestras manos para que vean los políticos que a millones de españoles sí nos importa la vida y la mujer. Por eso, deben hacernos caso. Si no lo hacen hoy, nos lo harán mañana; pues no vamos a cejar en nuestra reivindicación y en nuestra presencia pública hasta que lo consigamos. Además, el Tribunal Constitucional tiene congelado un recurso que no resuelve desde hace más de cuatro años. No se puede entender esta omisión cuando lo que está en juego son vidas humanas y el dolor de tantas mujeres.


–¿Temen que el aborto y la defensa de la maternidad desaparezca del debate público?

–No lo consentiremos. Por eso saldremos a la calle el 22N y lo haremos cuantas veces haga falta.


Más datos sobre la manifestación en Madrid del sábado 22 de noviembre en: http://ift.tt/1pLgs1i



Lea también: Breve historia del aborto en España: de 15.000 casos clandestinos a 118.000 casos legales al año

En esta canción -himno de Cada Vida Importa 2014- las asociaciones por la vida aseguran que nunca dejarán solas a las mujeres




mercredi 19 novembre 2014

«Me preocupa España»

La semana pasada se celebró en la Universidad Católica «San Vicente Mártir de Valencia» un congreso internacional dedicado, en homenaje y memoria agradecida, a la egregia figura de D. Julián Marías, que tanta falta nos hace en los momentos que atravesamos culturales, de civilización, de la realidad de España, a la que tanto amó y tan bien entendió en sus raíces más hondas y en el proyecto o empresa común que la constituye. La cuestión de la persona, del hombre, de la historia, de la verdad –inseparable de la libertad, de la esperanza, de la confianza, del amor, de la vida, de la dignidad, del bien común– o de la fe cristiana, de la renovación tanto del tejido social como eclesial, y tantos otros, son cuestiones básicas y fundamentales, están en la base de la realidad de España. Ver la España real desde la perspectiva histórica en una clave de la «España perdida», y el recorrido de varios siglos en recuperar aquella identidad perdida o robada, es un horizonte que arroja una potente y grande luz sobre España que ilumina el presente que atraviesa y la lanza a unos grandes horizontes que hoy necesitamos que se abran y que nos atraigan para tener futuro. Como a D. Julián Marías, a quien tanto admiro y añoro, me preocupa y duele España y todo lo que ella representa, tan certera como agudamente señalado en los escritos de D. Julián Marías.

Vivimos realmente tiempos preocupantes, situaciones que parecen desangrarla. Mirada desde fuera y, al mismo tiempo, desde el calor íntimo de su más honda entraña, preocupan los asuntos y problemas económicos graves, con todas las causas que los han originado, exteriores e interiores, y con todas las consecuencias humanas, sociales, familiares, tan lacerantes que afligen nuestra nación en estos momentos; preocupa la secularización y el laicismo creciente y radical de nuestro pueblo español que está siendo sometido a una presión difícilmente soportable para olvidar y abandonar lo que le es más propio, su sentido y sus razones, de fe cristiana, para vivir, con las gravísimas consecuencias que esto tiene para su futuro; preocupa el conjunto de asuntos importantes en los que nuestro país parece encaminado hacia la confusión y el desorden. Necesitamos rehacer nuestro camino, reemprenderlo con la esperanza de un proyecto y de un hacer común: la esperanza que ha hecho posible una gran empresa común de todos, la que ha constituido una aportación innegable al mundo, la que ha hecho de nuestra Nación una pieza básica en la cultura y realidad determinante de Europa y del Occidente, la que ha ofrecido y llevado al mundo una proyección civilizadora, sin la que este mundo sería sin duda muy distinto y no mejor. España puede y debe asumir, unida, esta responsabilidad común e insoslayable para todos, en las actuales circunstancias que son las que son, y para los que no hemos de buscar culpables, que nos exoneren de culpa y responsabilidad; no podemos quedarnos en lamentos y en condenas de los otros. Es hora de unidad y responsabilidad de todos.


España es una realidad histórica y un proyecto común. «Los españoles compartimos una vasta historia común que, como todas, y no menos que otras, se encuentra llena de momentos brillantes y logros extraordinarios. Y como todas, y no menos que otras, tiene también zonas de sombra que no se pueden ocultar y de las que hay que saber aprender». España ha pasado situaciones muy difíciles en momentos de su historia, incluso con fracasos muy notables, y ha vivido etapas y momentos de gloria. Pero en todo caso, ha sabido afrontar, juntos, con generosidad y gran sentido de responsabilidad por parte de todos, los diferentes momen tos de su vida. La respuesta individualista, de «cada uno a la suya y sálvese quien pueda», no es humana, ni solidaria, y menos aún cristiana, carece de futuro, aboca al fracaso, al caos y a la disgregación, a la hemorragia que acaba en el fracaso total. La respuesta de culparse unos a otros y buscar chivos expiatorios es estéril y, en todo caso, retarda la solución y la mejoría; no deberían caber, en absoluto, pescadores de ganancias en río revuelto. Sólo la respuesta de todos en unidad, cada uno, y cada institución –gobierno, oposición, partidos políticos, fuerzas sociales y económicas, empresariales y sindicales, instituciones universitarias y de cultura, iglesia,...– todos tenemos en estos momentos una responsabilidad común: salvar, fortalecer, hacer avanzar en todos los órdenes a España; renovar nuestra sociedad, imprimirle nuevo vigor y esperanza de futuro, avivar y vigorizar sus raíces y su identidad, sus capacidades que son grandes; llevar a cabo ese proyecto común, que es el de nuestra historia, proyecto que queda esperanzadora y claramente refl ejado en la Constitución del 78, que sanó una nación, la nuestra. La tarea es de todos, todos juntos, cada uno con su responsabilidad: la Iglesia, evangelizada y evangelizadora, aportando el Evangelio de la caridad y de la esperanza, el testimonio de Dios, que es Amor; el Gobierno, las fuerzas políticas y sociales, la Universidad, la escuela, ..., aportando cada una su papel y responsabilidad propia e insustituible. Las Universidades Católicas han de estar en primera línea aportando su servicio y abriendo caminos de futuro y esperanza, pero no sólo ellas: todos. No hay tiempo que perder; no podemos entretenernos en estériles discusiones, ni en búsqueda de culpables, ni pararnos a pensar a qué competencias corresponde. Hay que apagar el fuego devastador que parece amenazar a España, y nada más, entre todos, todos juntos con un verdadero y esperanzador proyecto que nos aúne. No podemos escatimar esfuerzos comunes y en pro del bien común, en pro de nuestra España que se quema y desangra, pero que tiene un gran futuro de esperanza. Es posible, es real esta esperanza.


© La Razón



mardi 18 novembre 2014

Sentado en una iglesia vacía


Cada domingo por la mañana me arrodillo ante el sagrario de una enorme iglesia vacía en una gran ciudad. La iglesia es mi iglesia, Estrella de los Mares de San Francisco. Mi oración se distrae pensando en todo el trabajo que hay que hacer para mantener viva esta parroquia. En Nueva York, el arzobispo Dolan va a cerrar 31 parroquias y fundir otras 81. Una de ellas es la iglesia en la que fui bautizado, Estrella de los Mares, en el Bronx. Cuando el arzobispo de San Francisco me pidió hacerme cargo de Estrella de los Mares aquí, le dije con toda confianza que sin duda podría traer más vida a la parroquia. Pero al arrodillarme en esta enorme iglesia vacía, mi confianza disminuye. Mi confianza en mí mismo, quiero decir.

Durante los últimos veinte años de labor parroquial en Central Valley, trabajé duro y esperaba que la gente respondiese. Y la gente respondió: la asistencia a misa, los apostolados laicos y los ingresos se duplicaron en pocos años. Eso me hizo sentirme bien, y naturalmente me condujo al orgullo habitual en los pastores de éxito. Ahora, sin embargo, al arrodillarme en esta enorme iglesia vacía, tengo la sensación de que ha llegado la hora de la humildad. Empiezo a ver que nada que yo pueda hacer doblará el número de católicos que vienen a esta parroquia. Hay demasiada competencia para su tiempo y su dinero en esta ciudad. El secularismo ha devastado la vida familiar en San Francisco. No puedo conseguir aquí el éxito que logré en Modesto.


Tengo 53 años y es hora de rendirse ante Dios. En mis primeros 25 años de sacerdocio trabajé a un ritmo frenético, dependiendo demasiado de mí mismo. A medida que envejezco, Dios me está dando el regalo de la debilidad, de manera que sea Él el fuerte. Como mi anciano padre decía recientemente, "me estoy haciendo demasiado viejo como para seguir negando la realidad". La realidad es que es Dios quien hace crecer las cosas. Y aunque le gusta aceptar nuestra ayuda, ciertamente no depende de ella.


Así que sigo aquí, en esta enorme iglesia vacía, y es a Dios a quien encuentro en ella, no a mí mismo. Él ha hecho desaparecer mis poderes, así como la seguridad que invade a un sacerdote cuando su iglesia está a rebosar de gente. Pero he encontrado en mayor medida la única belleza y el único amor que nunca se desvanecen, los únicos que crecen cada día más brillantes. Dios me ha traído hasta esta enorme iglesia vacía para encontrarle a Él, en quien mi corazon se complace.




El 20% de los estadounidenses comparten su fe en las redes sociales




¿Cuántas personas comparten contenidos relacionados con su fe en los medios electrónicos? A esta pregunta da respuesta el estudio «Religion and Electronic Media» elaborado por el Pew Research Center´s de Estados Unidos y publicado el 6 de noviembre de 2014. En el lapso de una semana ordinaria uno de cada cinco estadounidenses (un 20% de la población total de Estados Unidos) comparte su fe en redes sociales como Twitter o Facebook. Se trata de un porcentaje más o menos análogo al que ve programas televisivos de cariz religioso (23%), escucha radio confesional (20%) o escucha música cristiana (19%). En ese mismo lapso de tiempo casi la mitad de los americanos (46% del total de la población americana) ha visto el contenido religioso que otra persona compartió en la web en una semana común.


Yendo a algunos detalles más del estudio se puede constatar también que la web no es un espacio donde la gente hace lo que no haría off line: de hecho, el 40% de los encuestados afirman que comparten algo acerca de su fe fuera de la web, en un entorno real (según otro estudio del Pew Research un 35% de americanos asiste a servicios religiosos al menos una vez a la semana). La práctica del compartir la fe on line se muestra entonces como una actividad complementaria y no sustitutiva de la participación presencial real en la vida de las propias confesiones religiosas. De hecho, según la investigación «Religion and Electronic Media», quienes participan con más frecuencia en actividades religiosas son más propensos a publicar contenidos de fe en la red: entre los adultos que afirman asistir a servicios religiosos al menos una vez a la semana, el 31% dice que comparte su fe en la red; esto sucede sólo en el 8% de los que rara vez o nunca asisten a servicios religiosos.






El estudio cita el caso de dos grupos donde esta constatación es especialmente alta: los evangélicos blancos y los protestantes negros están por encima de la media americana en torno a prácticas como el consumo de música cristiana, programas de tv y radio confesionales y a compartir su fe on line.


El factor edad fue también considerado en el estudio. De acuerdo a los datos, los adultos jóvenes (rango de edad de 18 a 29 años) son doblemente más propensos a ver a otros compartir su fe en la web si se les compara con los mayores de 50 años. Además del factor generacional este dato pondría de manifiesto que los hábitos de consumo son diferentes pues, por ejemplo, ver televisión confesional es más frecuente en los adultos mayores de 30 años que en los menores.


Otro dato interesante del estudio es el que muestra que el 50% de los adultos no afiliados religiosamente vieron que otros compartían contenidos de fe en las redes sociales. Cuantitativamente hablando, un 47% de evangélicos blancos comparten contenidos religiosos mientras que sólo el 39% de los católicos los hacen en una semana ordinaria.


Con información publicada en el blog Evangelidigitalización.



Encontrado muerto en una fosa común



La noticia extraída de varias agencias dice lo siguiente:


"Hallan en México en una fosa cadáver de sacerdote de Uganda, John Ssenyondo


El cadáver del P. John Ssenyondo, oriundo de Uganda y miembro de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, fue hallado en una fosa junto a otros cuerpos, asesinados presuntamente por el crimen organizado, informaron el sábado las autoridades de México.


El misionero había llegado al estado de Guerrero (México) en 2010 y en junio de este año recibiría la incardinación por parte de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, sin embargo desapareció el 30 de abril.


Según testigos, el sacerdote fue llevado por hombres armados luego de celebrar una Misa en la comunidad indígena mixteca de Santa Cruz.


Luego de seis meses de búsqueda, el 29 de octubre los pobladores hallaron dos fosas con trece cadáveres, uno de ellos de piel oscura.


Los médicos forenses pudieron identificar el cuerpo del P. Ssenyondo gracias a las muestras dentales que había guardado la doctora que lo atendía.


El estado de Guerrero sigue siendo golpeado por los casos de desapariciones. Junto a este hecho está la desaparición de los 43 estudiantes el pasado 26 de septiembre."




Francisco, en Santa Marta, señala 3 llamadas de Jesús: a tibios, a comodones y a los que aparentan

El Santo Padre en la homilía de Santa Marta de este martes por la mañana ha pedido precaución para no convertirnos en cristianos tibios, cómodos o de apariencia.

De este modo, ha recordado que los cristianos deben responder siempre a la llamada de Jesús, a la conversión. De lo contrario, dejarían de ser meros pecadores que a veces caen para ser corruptos.


Haciendo referencia a la liturgia del día -un pasaje del apocalipsis de Juan y el encuentro entre Jesús y Zaqueo- el Papa ha hablado del tema de las conversiones.


"Convertirse es una gracia, es una visita de Dios", ha afirmado.


Al hablar de la primera lectura, Francisco ha explicado que el Señor pide a los cristianos de Laodicea convertirse porque han caído en la "tibieza". Viven en la "espiritualidad de la comodidad".


Y piensan, dice el Papa: "hago las cosas como puedo, pero estoy en paz que nadie venga a molestarme con cosas raras". El Santo Padre ha señalado que quien vive así piensa que no "falta nada: voy a misa los domingos, rezo algunas veces, me siento bien, estoy en gracia de Dios, soy rico" y "no necesito nada, estoy bien". Al respecto, el Papa ha advertido que este estado del alma es un estado de pecado: "la comodidad espiritual es un estado de pecado".


Tal y como ha recordado el Francisco en su homilía, a estos el Señor les dice: "Porque eres tibio te vomitaré de mi boca" y les aconseja "vestirse", porque "los cristianos cómodos están desnudos".


A continuación, ha explicado que "hay una segunda llamada" a "los que viven de las apariencias, los cristianos de las apariencias". Estos -ha advertido el Papa- se creen vivos pero están muertos, y el Señor les pide estar vigilantes. "Las apariencias son el sudario de estos cristianos: están muertos" y el Señor "les llama a la conversión", ha indicado.


De este modo, Francisco ha invitado a la reflexión: "¿Yo soy de estos cristianos de las apariencias? ¿Tengo vida dentro, tengo una vida espiritual? ¿Siento al Espíritu Santo, escucho al Espíritu Santo, voy adelante, o...? Pero, si todo aparece bien, no tengo nada que reprocharme: tengo una buena familia, la gente no habla mal de mí, tengo todo lo necesario, estoy casado por la Iglesia... estoy ´en gracia de Dios´, estoy tranquilo". Por eso, el Papa ha recordado que los cristianos de apariencia "¡están muertos!" Pero, "buscar algo vivo dentro y con la memoria y el estado de alerta, vigorizar esto para que se pueda ir hacia adelante. Conversión: desde las apariencias a la realidad. De la tibieza al fervor".


La tercera llamada a la conversión es con Zaqueo, "jefe de los publicanos y rico". Un corrupto que trabajaba para los extranjeros, para los romanos, traicionaba a su patria, ha recordado el Papa.


De esto modo, Francisco ha afirmado: "Era uno como tantos dirigentes que conocemos: corruptos. En vez de servir a su pueblo, explotan al pueblo para servirse a sí mismo. En el mundo hay algunos... Y la gente no lo quería. Esto, sí, no era tibio; no estaba muerto. Estaba en estado de putrefacción. Corrupto. Pero sintió algo dentro: ¡Pero, este sanador, este profeta que dicen que habla tan bien, yo quisiera verlo, por curiosidad´. El Espíritu Santo es astuto ¡eh! Y plantó la semilla de la curiosidad, y ese hombre para verlo también hace un poco el ridículo. Pensad a un dirigente que sea importante, y también que sea un corrupto, un jefe de los dirigentes --este era jefe-- pero, subir a un árbol para mirar una procesión: pero pensad esto. ¡Qué ridículo!"


A propósito el Pontífice ha explicado que Zaqueo no tuvo vergüenza, quería verlo y "dentro trabajaba el Espíritu Santo". Y después, "la Palabra de Dios entró en ese corazón y con la Palabra, la alegría". Y a Zaqueo le cambia el corazón, se convierte, y promete devolver cuatro veces lo robado.


"Cuando la conversión llega a los bolsillos, es segura. ¿Cristianos de corazón? Sí, todos. Cristianos de alma? Todos. Pero, cristianos de bolsillos, pocos ¡eh! Pocos. Pero la conversión... y aquí, ha llegado en seguida: la palabra auténtica. Se ha convertido. Pero delante de esta palabra, la otra palabra, de los que no querían la conversión, que no querían convertirse: Viendo eso, murmuraban: ´¡Ha entrado en casa de un pecador!: se ha manchado, ha perdido la pureza. Debe purificarse porque ha entrado en casa del pecador´", ha explicado.


El Obispo de Roma ha indicado que son "tres llamadas a la conversión", que el mismo Jesús hace "a los tibios, a los de la comodidad, a los de la apariencia, a los que se creen ricos pero son pobres, no tienen nada, están muertos". Asimismo, ha indicado que la Palabra de Dios, "es capaz de cambiar todo", pero "no siempre tenemos la valentía de creer en la Palabra de Dios, de recibir esa Palabra que sana dentro".


Finalmente, al concluir la homilía, Francisco ha recordado que la Iglesia quiere en estas últimas semanas del Año litúrgico que "pensemos mucho, muy seriamente en nuestra conversión, para que podamos ir adelante en el camino de nuestra vida cristiana". Y nos pide "recordar la Palabra de Dios, hace llamamiento a la memoria, de cuidarla, vigilar y también obedecer a la Palabra de Dios, para que comencemos una vida nueva, convertida".