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dimanche 15 février 2015

Estado Islámico degüella a 21 cristianos egipcios como «mensaje de sangre para la nación de la cruz»

El yihadista Estado Islámico (EI) amplió hoy su guerra contra “los infieles” a Egipto tras decapitar a una veintena de coptos egipcios en Trípoli, lo que ha encendido las alarmas en El Cairo, donde no cesan los llamamientos a una intervención militar en Libia.

Durante más de cinco minutos de vídeo, con la habitual calidad de imagen y sonido con la que ese grupo graba sus crímenes, una veintena de extremistas enmascarados y con ropa negra, desfilan con cada uno de los civiles egipcios, vestidos con el uniforme naranja de próximos decapitados por los yihadistas.


Las imágenes están filmadas supuestamente en la costa del mar Mediterráneo, en el norte de la ciudad libia de Tripolí, lugar que los yihadistas han elegido para que sea testigo de su última masacre, según precisa el grupo terrorista en el vídeo.


Contra los "cruzados"

La grabación, emitida por una de las productoras del EI, Al Hayat, fue difundida en foros yihadistas bajo el titulo Un mensaje firmado con sangre para la nación de la cruz, en referencia a los cristianos.


Las víctimas, cuya identidad fue confirmada por la iglesia ortodoxa desde El Cairo, llevaban las manos atadas en la espalda y no mostraban signos de resistencia, aunque varios de ellos aparecen rezando antes de su decapitación por sus verdugos.


Uno de los yihadistas, que habla en un perfecto inglés y que señalaba constantemente a la cámara con una navaja, explicó los motivos que les llevaron a cometer este asesinato.


En primer lugar, advirtió de que se trata de un acto en reacción “a una guerra cruzada” contra el grupo radical.


El pretexto

Asimismo, en el vídeo aparece escrito que este acto es “una venganza por Camelia” Shehata, una mujer copta que supuestamente se convirtió al islam en 2005 y cuyo caso fue muy polémico durante los últimos años de Gobierno del expresidente Hosni Mubarak (1981-2011).


Shehata se refugió o fue retenida en un monasterio, según distintas versiones, lo que desató las protestas de la mayoría musulmana de Egipto, que reclamaba que fuera liberada por la Iglesia.


En noviembre de 2010, Al Qaeda en Irak dio un ultimátum a la Iglesia copta para la liberación de esta mujer, en un mensaje difundido tras atribuirse el asalto de un mes antes a una iglesia sirio-católica en Bagdad, donde hubo 58 muertos.


El yihadista advirtió de que la “sangre sucia derramada es solo un poco de lo que está esperando (a los cristianos) en venganza a Camelia y a sus hermanas”.


Murieron rezando

Además, señalando al Mediterráneo que aparece a sus espaldas, el extremista amenazó con “manchar las aguas de ese mar con la sangre cristiana”, puesto que es el lugar donde han elegido “hacer desaparecer” el cuerpo de Osama Bin Laden”, anterior líder de Al Qaeda, muerto por fuerzas estadounidenses en Pakistán en 2011.


Por otro lado, los yihadistas también precisaron en el vídeo que las víctimas “murieron infieles” porque rezaban “a su Dios” antes de morir, y los han calificado de “pueblo de la cruz, seguidores de la iglesia egipcia hostil”.


Después de degollar a los coptos, el radical advirtió de que el EI “va a invadir Roma”, en referencia a todo el continente europeo, lo que ellos consideran “la promesa que un día le hicieron al profeta” Mahoma.


Esta vez, y utilizando técnicas cinematográficas, el EI ha elegido que el vídeo finalice con las olas del mar manchadas de color rojo de la sangre derramada y un barrido de todos los asesinados, cuyas cabezas fueron colocadas encima de sus cuerpos.


La reacción egipcia

En declaraciones a Efe, el exvicedirector de los servicios secretos de Egipto y experto en seguridad, Fuad Alam, llamó a una intervención militar egipcia en Libia, apoyada por los países árabes, después de la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.


“A la región le esperan años negros si no hay una intervención que elimine a los grupos terroristas de Libia”, advirtió Alam, quien defiende una operación militar en el país vecino incluso sin el visto bueno del Consejo de Seguridad.


Por su parte, el exdirector del centro de Estudios Estratégicos de las Fuerzas Armadas egipcias, Hosam Suelem, explicó a Efe que es posible que Egipto dirija bombardeos aéreos “vengativos y firmes” contra posiciones yihadistas en Libia, mientras se establezca “una estrategia completa” contra el terrorismo en ese país.


Asimismo, explicó que existen varias opciones en este sentido como la formación de una coalición militar formada por los países del norte de África e Italia para intervenir en Libia, o el apoyo militar a las facciones libias que luchan contra los yihadistas.


Mientras tanto, el Consejo de la Defensa Nacional egipcio, máximo órgano de decisión en asuntos de seguridad de Egipto, se reúne de urgencia “de forma permanente” para establecer los próximos pasos como respuesta a estas ejecuciones, según informó el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi en un discurso televisado.


Advirtió de que Egipto “se reserva el derecho a responder de la manera y en el tiempo que considere adecuados” al asesinato y aseguró que el ministro de Exteriores, Sameh Shukri, se dirige de “inmediato” a Nueva York para mantener las reuniones necesarias en la ONU y en su Consejo de Seguridad para exigir una reacción internacional.



Las iglesias ortodoxas, en el ojo del huracán

La Iglesia ortodoxa griega y la del este de Ucrania, junto con sus feligresías, lo tienen que estar pasando mal, aunque no nos llegan noticias de ninguna clase sobre lo que repercuten en ellas los conflictos surgidos en esas zonas de su influencia.

Resulta extraño tanto mutismo de los medios informativos. ¿Es que la guerra de Ucrania, sobre todo, no va con ellos? La jerarquía ortodoxa de la zona que sufre los efectos mortales y devastadores de esta guerra -porque guerra es- ¿no tiene nada que decir ni exigir a las partes enfrentadas? El Papa lo ha hecho, y con energía. En cambio, ¿qué han dicho, si han dicho algo, el Patriarcado de Moscú, o los ortodoxos del este de Ucrania, donde son mayoría?


Igual se han manifestado en contra, o no, de esta agresión instigada por Putin, dada la tradicional implicación de las iglesias orientales con el entramado del poder; pero si lo han hecho, no ha trascendido fuera de la verja doméstica. O a los corresponsales extranjeros presentes en el área conflictiva, o en Kiev o en Moscú, les importa un pito lo que puedan decir los clérigos de una u otra parte. No sé. Personalmente estoy desconcertado.


Y en cuanto a Grecia, donde el partido Syriza, que se alzó con el santo y la limosna en las recientes elecciones generales griegas, la situación no es menos confusa. Parece que Syriza es un partido de extrema izquierda, distante por ello de la Iglesia ortodoxa local, ampliamente hegemónica en ese país. Sin embargo, en cuanto se conocieron los primeros resultados electorales, Alexis Tsipras, cabeza de fila de la formación extremosa y triunfadora, se apresuró a decir que bajo su mandato, Grecia continuaría siendo confesional, algo que ni los más acreditados meapilas occidentales se atrevería a afirmar, ni falta que hace. Para el abrazo del oso, en España nos basta y sobra con los peperos, que prometen y luego no cumplen.


En fin, que unos por su aparente mutismo, y otros por desdén a cualquier tipo manifestación religiosa, no sabemos de la misa la media de lo que allí hacen o dicen los hermanos de la Iglesias orientales.



La vida íntima del teólogo


¿A qué nos referimos con la vida íntima del teólogo?


A aquello que es la fuente de su vida y la dirección que marca su vocación teológica.



La fuente de la vida del teólogo es el Logos, que lo ha aprehendido, y el teólogo se ha dejado llevar, contemplando, razonando, amando, dejándose interpelar... Este Logos, la Razón, el Verbo, la Palabra, se ha hecho carne en Jesucristo. El teólogo se pone a la escucha y ejercita la fe que busca entender. Superando un mero racionalismo, descubre el Logos y las posibilidades de la razón puestas en el orden de la fe y al servicio de la fe.


"No es que yo crea que con sus libros los teólogos hayan sido los operarios más serviciales en la Iglesia; no, pero también estoy convencido de que sin ellos ciertas misiones sagradas suyas no se pueden cumplir. Sin el logos del teólogo, la fe puede convertirse en magia o en ideología, sucumbir al poder o desconocer sus orígenes en una historia particular, olvidar que ella se nutre de memoria, experiencia y esperanza, que, por tanto, siendo la vida presente sagrada, ella reclama y abre a la vida eterna, aquella que sólo Dios nos puede otorgar. La teología, hoy como siempre, es un carisma al servicio de Dios y de los hombres en la Iglesia.


Quienes nos dedicamos a ella no la hemos elegido, sino que nos hemos encontrado elegidos para esa misión por una especial invitación de Dios o por obediencia a quienes con la autoridad apostólica nos encargaron su cultivo. Ella es un servicio a la fe, la esperanza y la caridad" (O. González de Cardedal, La teología en España (1959-2009), Madrid 2010, p. 444).


Este ejercicio no comienza de la nada, como si cada teólogo tuviese que ser un original creador que haciendo tabla rasa de todo lo anterior fabricase algo nuevo y novedoso, sin raíces.


El ejercicio de la teología comienza con la Revelación, con la Escritura y con la Tradición. El teólogo las recibe, se inserta en ellas y se deja moldear por ellas para dar pasos inteligibles, razonables (en el seno de la Iglesia, claro, aunque no es el punto fundamental hoy en esta catequesis).


"Nadie surge en soledad de entorno: tampoco la teología. Donde no hay creación literaria, filosófica, social y artística no se pueden esperar tampoco creaciones teológicas de largo alcance.


En estos entretiempos hay que recurrir a la mejor tradición teológica, conocer las fuentes, actualizar las grandes figuras creadoras, editar de forma accesible y rigurosa las obras maestras del pensamiento teológico, para que no se interrumpa el flujo nutricio y no se agoten las venas del agua fecunda, y desde ahí en el silencio madurador puedan surgir inicios creadores y nuevos genios.


Hay que conocer biográfica y sistemáticamente los grandes teólogos y espirituales, exegetas e historiadores de la Iglesia, místicos y misioneros. Quien es bajo o enano tiene que subirse sobre los hombros de los gigantes si quiere ver en la distancia y algo más allá de su pobreza o destemplanza porque, si sólo contempla éstas, tendrá razón para el pesimismo y el desaliento" (O. González de Cardedal, La teología en España (1959-2009), Madrid 2010, p. 486).



Para el cardenal Ricardo Blázquez es prioritario «hacer más sólida la iniciación cristiana»

El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, aseveró que la Iglesia debe "colaborar con la Justicia de manera decidida" en la lucha contra los casos de abusos a menores y pederastia y defendió que en España "no se ha producido una epidemia pero si alguno casos" que se han afrontado con decisión.

Ante un hecho de este tipo, dijo, "lo primero es pedir perdón, pero eso no basta y hay que poner remedio", señaló para a continuación abogar por colaborar con la Justicia de forma decidida y retirar temporalmente del servicio pastoral a aquellas personas sobre las que pese la sospecha.


Durante una rueda de prensa celebrada en el Colegio Español de Roma tras la ceremonia de creación de cardenales, Blázquez insistió en que es necesario que "los padres tengan la seguridad de que sus hijos sean bien tratados por la Iglesia" e indicó que se trata de uno de los temas de mayor preocupación de la Iglesia "que debemos tomarnos a pecho".


En este sentido, tras mostrar el respaldo de la Conferencia Episcopal a las decisiones adoptadas por el Papa , adelantó que en cuanto se reciban las orientaciones concretas se designará una persona de contacto para representar en el Vaticano a la Iglesia española en este asunto.


"Con los pobres y pecadores"

En su intervención, Blázquez se refirió a la defensa de la Justicia que hizo el papa Francisco en su intervención y señaló que "la lógica de la Iglesia es estar con los pobres y pecadores, que ocupan su corazón" y remarcó que no se trata de un mandamiento general sino que debe materializarse en "estar al lado de personas concretas con su dolor y su sufrimiento". La Iglesia debe defender a los pobres y estar al lado de los postergados. La Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde", concluyó.


Ricardo Blázquez explicó también las líneas maestras de la actuación de la Conferencia Episcopal en los próximos año que se definirán en unas orientaciones para todas las diócesis que se están ultimando sobre la actualidad y los desafíos de la Iglesia en España. En este sentido, abogó por "hacer más sólida la iniciación cristiana, desde la libertad y con el conocimiento de los Evangelios" un reto que en el pasado se hacía en el entorno familiar y continuamente y en la actualidad ha quedado postergada.


El nuevo cardenal reiteró su agradecimiento al Papa por este nuevo "encargo", que calificó de "gesto de confianza" y, en respuesta, mostró su "disponibilidad para servirle" en las tareas que crea convenientes, si bien adelantó que aún no conoce si se le encargarán cometidos concretos o si trabajará en algún dicasterio o alguna otra institución de la Curia.


Preguntado por si se siente papable tras su nombramiento, Ricardo Blázquez tiró de ironía para negarlo: "Yo sólo puedo ser elector, y elegido como cualquier cristiano del mundo", si bien hizo votos para que "el Señor conserve al Papa Francisco mucho tiempo".


Asimismo, Ricardo quiso destacar la vinculación de la iglesia romana de la que será titular -Santa María de Vallicella- con Valladolid ya que en el templo se custodian los restos de San Felipe Neri, que tiene en Valladolid tanto una iglesia como una congregación. Asimismo, recordó que el santo italiano fue elevado a los altares en la misma ceremonia que Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Isidro y San Francisco Javier.



Lo que recibimos y lo que decidimos



Hemos publicado recientemente en la editorial que estoy promoviendo un libro del profesor Nicolás Jouve, catedrático de Genética en la Universidad de Alcalá, sobre "Nuestros Genes", que supone una revisión muy completa, a la vez que accesible para cualquier persona razonablemente formada, sobre el intrincado mundo de la genética humana. Con el enorme avance que se ha dado en las últimas décadas en el conocimiento de nuestra Biología, esto es, si se me permite hablar así, de los componentes de los que estamos hechos, parece que se resucita el viejo mito del determinismo. Algunos pensadores de la Grecia clásica pensaban que casi todo en el hombre estaba determinado por el medio: las personas que habitaban en un país montañoso tendrían una percepción limitada de su vida, mientras los que vivían junto al mar un horizonte vital mucho más amplio; los habitantes de un clima frío serían más hogareños, más dados a la introspección, mientras los de climas cálidos serían más sociables. Ahora parece que casi todo en nuestro carácter es achacable a nuestra genética: así habría genes especiales para los delincuentes, los perezosos, los obesos, los generosos o las personas con mayor afinidad religiosa. El prof. Jouvé discute en su libro los tópicos y realidades que se esconden detrás de estas asignaciones, mostrando que cualquier científico en la materia distingue muy bien entre la importancia de genética para explicar diversas disfunciones de nuestro organismo y el determinismo genético. Una cosa es que haya algunas enfermedades que se expliquen por anomalías genéticas y otra, muy distinta, que nuestro carácter, gustos, aficiones, experiencias vitales estén condicionadas por el material genético del que estamos hechos. Lo distinguen muy bien los científicos cuando diferencian entre el genotipo -nuestra Biología- y el fenotipo: el ambiente en el que hemos vivido, lo que hemos comido, las relaciones y amistades que hemos tenido, nuestra educación, etc...

En pocas palabras, somos lo que somos como consecuencia de una biología que hemos heredado y una cultura, una libertad en definitiva, que hemos ejercido. Esto me lleva a una última reflexión que me ha surgido al hilo de la lectura de este libro: nuestro carácter está marcado por nuestra genética (nuestra tradición familiar), pero también, y de modo mucho más relevante, por nuestras decisiones (en qué invertimos nuestra libertad). Somos como somos, pero podemos ser mejores -no distintos-, con esfuerzo personal, con una educación vital que supere nuestras debilidades y nos enriquezca como personas, nos lleve a ser más. Vivimos en una sociedad que se obsesiona con tener más, pero tener más no aporta felicidad -o es muy pasajera-, mientras ser más nos engrandece, nos ensancha, nos hace permanentemente felices porque nos hace mejores. Nuestra herencia está ahí, pero no es insuperable.

Acabo con una anecdota que me contaron hace algunos años de S. Juan Pablo II. Recibía a unos obispos en visita ad limina. Uno de ellos parece que era especialmente hablador, y a veces cortaba la conversación de otros. Al darse cuenta de ese defecto, se disculpaba ante el Papa diciendo: "Perdone santo Padre, es que soy así...". A la segunda o tercera vez que lo dijo, le contestó el Papa con una sonrisa : "Pues cambie usted, cambie".