El 11 de febrero de 2013 anunció su renuncia al pontificado, que se hizo efectiva el jueves 28 del mismo mes. La renuncia era algo insólito y sorprendente que no se había dado en la Iglesia. Más insólito era el mantener el título de Papa, o la creación de la categoría de "Papa emérito" para referirse a él.
Hoy el Papa Emérito Benedicto XVI vive en el monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano, donde se dedica a la lectura y la oración. Una de sus últimas y más recordadas apariciones fue al lado del Papa Francisco durante la canonización de San Juan Pablo II y San Juan XXIII, considerado por la prensa como “el día de los cuatro Papas”.
Cuando renunció al cargo, en su última audiencia general en 2013, declaró: «Les suplico que se acuerden de mí en su oración y que sigan pidiendo por los señores cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro».
«No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etc. No abandono la cruz, sino que permanezco de forma nueva a los pies del Señor Crucificado» destacó el Papa Ratzinger, reiterando que «amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre por delante el bien de la Iglesia y no de sí mismos», añadió.
Ese día, dijo en español: «Doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga».
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire